CÉSAR WONENBURGER CRÍTICA DE CINE / ATANDO CABOS
31 mar 2002 . Actualizado a las 07:00 h.Lasse Hallstroem tiene fama de ser un artesano eficaz, capaz de sacar adelante cualquier encargo con rigor, competencia y, en su caso, un toque de calidad nórdica. Al principio de su carrera dio muestras de poder aspirar a algo más, sobre todo, a partir de Mi vida como un perro, que era un filme libre, bello y original; pero luego se ha conformado con su papel de ilustrador de lujo, y lo cierto es que le ha ido muy bien. El respeto de la industria se lo ganó fundamentalmente con Las normas de la casa de la sidra, pulquérrima adaptación de la novela homónima de John Irving, y con la más reciente Chocolat, que el año pasado aspiró a varios Oscar. En Atando cabos, el marido de la hermosísima Lena Olin vuelve a partir de un texto literario, esta vez, el relato All the shipping news, que obtuvo el premio Pulitzer en Estados Unidos. Y los resultados son los que podrían esperarse: actuaciones sobresalientes (con Kevin Spacey, Julianne Moore y Judi Dench sería difícil equivocarse) para dar vida a unos personajes que rezuman humanidad; ambientación lograda y buen pulso narrativo al servicio de una historia rica, pero de una riqueza que no llega a plasmarse del todo. Otra vez la palabra le gana la partida a la imagen. En el texto hay mucho más donde escarbar, pero el medio cinematográ fico se rige por sus propios códigos, de modo que en su reflejo en la pantalla resulte a veces demasiado esquemático, episódico, anecdótico. De ahí, por ejemplo, que la influencia que los hechos del pasado ejercen sobre los personajes actuales parezca en ocasiones demasiado forzada. En cualquier caso es cine adulto, de trazo firme y seguro, nada que ver con los balbuceos de hueca pirotecnia que suelen inundar la cartelera.