Reportaje Blanca Portillo y Maribel Verdú son las protagonistas de «Siete mesas de billar francés», el quinto filme de la directora
29 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.El cine es así, pura ficción. Por eso, la Escuela de Peritos Industriales de Vigo será un tanatorio madrileño en la nueva película de Gracia Querejeta. El equipo de Siete mesas de billar francés lleva una semana de rodaje (fundamentalmente en el puerto), ya que aunque el grueso de la historia transcurre en Coslada (Madrid), en parte se desarrolla en Vigo. La película, con guión de la propia directora y de David Planell, desgrana una trama intimista con toques de humor, en la que las mujeres tienen peso específico. Aunque se ambienta en un entramado de clase trabajadora, la autora asegura que no se trata de cine social. Maribel Verdú es una joven cuyo marido acaba de desaparecer y su padre, que regentaba un negocio de mesas de billar, acaba de morir. En el filme, Blanca Portillo es la amante del padre. La actriz de moda (aparece en Volver y Alatriste ), bromeaba ayer en Vigo sobre sus posibilidades de salir airosa en la candidatura española al Oscar: «Muy mal se me tendría que dar». Al final, si Hollywood quiere, irá con Almodóvar, aunque ella, que es muy tímida para estas cosas, no quiere ni pensar en la alfombra roja. Al igual que Verdú, de madre gallega e infancia veraniega en A Coruña, Portillo, de abuela gallega, está encantada de trabajar en Vigo, y como tenía pocas horas de rodaje ha aprovechado para ponerse ciega de marisco, pasear, ir en barco a Moaña y hablar con la gente. El quinto filme de la realizadora, que eligió Vigo para su historia «porque me encanta Galicia, me inspira y me da un contraste de luz muy fuerte con la de los agostos madrileños», será el primero que produzca con su padre, Elías Querejeta.