La televisión volverá a ser el medio de Belén Rueda. La que fue la mejor presentadora que se amoldó a Emilio Aragón como pareja televisiva, popular artista con el que volvió a coincidir en el que fue su primer papel como actriz en Médico de familia, estudia las ofertas de varias productoras. Pero en estos momentos lo único seguro es que regresará a la pequeña pantalla, aunque todavía no ha decidido con qué proyecto.
-Parece que le ha cogido gusto al doblaje.
-Me hace ilusión por mis hijas. Las dos entregas de Madagascar han sido regalitos. En la primera película vi ciertas carencias, pensé que lo podía haber hecho mejor y ahora he podido resarcirme. Ha sido muy interesante porque solo tienes la voz para comunicar, no tienes las manos, los ojos ni la mirada para expresarte. Me gustaría repetir la experiencia.
-Desde su triunfal desembarco en el cine con «Mar adentro», que le valió el Goya revelación, no para y la tientan los tres medios. Muchos de sus colegas de televisión sueñan con seguir sus pasos.
-¡Menuda responsabilidad! No soy la única que trabaja en televisión, teatro y cine, entre los que ya no hay tantas barreras. Sí hay técnicas distintas a las que te tienes que adaptar. He tenido mucha suerte porque en películas, series y la obra de teatro [Closer] he trabajado con profesionales que han potenciado lo positivo para el medio y han rebajado lo que no era conveniente. He tenido muy buenos directores y compañeros.
-Siempre dice que lo importante son los proyectos.
-Por supuesto. Después de El orfanato me han llegado proposiciones muy interesantes de la tele que estoy estudiando. Lo que pasa es que si la serie funciona tienes que organizarte porque es un trabajo a largo plazo; puedes estar años.