Jorge Carrión: «`The Wire?es tan buena como el cine de Scorsese»

beatriz pallas REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

Un libro analiza la adicción que crean los personajes televisivos

26 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Si Shakespeare viviera hoy, sería guionista de teleserie. Su habilidad para retratar a los hombres y mujeres de su tiempo es comparado con el rol de las series norteamericanas en el mundo actual en el libro Teleshakespeare, de Jorge Carrión (Ed. Errata Naturae). «Las obras de Shakespeare eran muy populares, pero por entonces no eran consideradas alta literatura -explica el autor-. Del mismo modo, hoy en día teleseries como The Wire son tan buenas como una novela de Claudio Magris, una obra de Barceló o el cine de Scorsese».

El escritor y crítico cultural catalán, que en su anterior novela, Los muertos, ya reflexionaba sobre la relación entre la memoria histórica y el lenguaje de las ficciones televisivas, aborda ahora estas producciones desde el ensayo.

Junto a la mencionada The Wire, el libro disecciona desde el punto de vista literario producciones de calidad como Carnivàle, Los Soprano, Mad Men, A dos metros bajo tierra, Perdidos o Breaking Bad, entre otras. La selección excluye a las comedias. «La mayor parte de las teleseries de culto actuales son dramas realistas, aunque más bien podría hablarse de un metagénero». Sus puntos en común son «un guión de alto nivel narrativo, con tramas y subtramas; la ambigüedad moral de los personajes, que hacen que nos sintamos atraídos por el protagonista; un alto nivel de medios, y que logran secuestrarnos e implicarnos mucho emocionalmente».

Teleshakespeare, que se publicó el pasado lunes, hace un especial hincapié en la importancia de las relaciones personales que se establecen entre espectadores y personajes. «Cada año que pasa se bate el récord de la teleadicción. El nuevo estupefaciente se llama personaje», explica el libro. «Hacemos incluso duelo o pérdida cuando una teleserie termina y eso es algo que no se puede comparar con las novelas», añade el autor. Aunque esta situación podía darse también en las tradicionales telenovelas, estas generan «una segregación del público, mientras que las teleseries norteamericanas las puede ver todo el mundo».

Ver y compartir

Los nuevos hábitos de consumo también han definido a estas producciones, que hoy en día se pueden poseer en colecciones completas de deuvedés que permiten al espectador seguirlas a su ritmo y repetirlas cuando quiera.

«Hay gente que prefiere descargárselas para seguir el estreno en EE.?UU. -explica Jorge Carrión-. Las series crean adicción, pero también lo hace el poder comentarlas casi en tiempo real a través de Internet con otros seguidores». El autor asegura que el fenómeno social que surgió con Perdidos tuvo tanto que ver con la estética y la calidad como con ese movimiento que se generó de compartir impresiones casi al mismo tiempo que se emite el capítulo. «Hay quien tiene simultáneamente varios círculos cómplices para comentar las distintas series», asegura.