Con el mismo ritmo machacón con el que se va metiendo en los oídos el Lore, Lore-Macu, Macu de las dos protagonistas de Aída, así se van introduciendo, quiera el espectador o no quiera, algunas de las series más significativas de las cadenas. Y sí, aunque en los tiempos que corren hay TDT, y la oferta es amplísima -los críticos dirán que en realidad es la misma tele, pero con mil caras-, al final el mando a distancia se queda atrapado en los grandes hits televisivos que duran y perduran en antena. Y del Lore, Lore-Macu, Macu, de la explotada Aída, el mando da con La casa de los líos, y aquel «chatina» mítico en boca de Arturo Fernández, que todavía un canal exprime al mediodía. Si José Luis Moreno acertó con aquella producción de Aquí no hay quien viva, algún espectador está más desequilibrado que los personajes del vecindario de tanta tortura en forma de repetición. En la TVG, pero quince años más jóvenes, aparecen en Pratos combinados los actores gallegos consagrados de hoy. Que, efectivamente, y por azar, el mando a distancia localizó esta semana varios días sin problema. Hospital Central no tiene fin, eso ya lo sabe la audiencia, y si a eso se le suma que Cuéntame alcanzará la eternidad, va a ser que sí. Que la parrilla está resesa de tanto exprimirse y que los críticos tienen razón.