La fiebre eurofán tomó las calles de Malmö

La Voz

TELEVISIÓN

19 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Un veraniego día recibía ayer en la ciudad sueca de Malmö a miles de personas llegadas de toda Europa para la final del festival de Eurovisión. Las plazas del centro de la ciudad y sus puntos turísticos estuvieron abarrotadas de gente con banderas, entre ellas muchas españolas, asturianas y alguna gallega, riendo y cantando. Había muchos disfraces, caras pintadas y todo tipo de vestuario en un ambiente festivo, con terrazas y parques llenos antes de la gran cita, en al que 11.000 personas abarrotaron un Malmö Arena para ver un espectáculo con guiños a la comunidad homosexual, y donde se mostró la cultura sueca a través del humor y de un original musical. A pesar de la fama de fríos de los suecos, son amables con el visitante y ayudan a cualquiera que parezca necesitar una mano. Lo destacan un trío de amigos ourensanos. Son algunos de los eurofáns gallegos que se podían ver por las calles de Malmö. Porque haberlos, haylos. «Y muchos más que no pudieron venir por dinero o por trabajo», aseguran. No son los únicos. Un grupo de coruñeses, paseando cerca del castillo de la ciudad, vuelven a cumplir «un sueño» tras haber estado hace dos años en Alemania viendo a Lucía Pérez. Destacan que «la ciudad está volcada con el festival» y que «Suecia es uno de los países donde más se vive» esta cita musical. Aunque también son críticos con la representación de España. «TVE tiene que creer en Eurovisión. Tenemos que aprender de los escandinavos y de los del Este», indica el eurofán Alfonso González. Justo antes del comienzo de las actuaciones, este grupo de coruñeses era ayer muy pesimista con el resultado de España. «No va a impactar», decían.

También veían las cosas negras para El Sueño de Morfeo los hermanos Bibiana y Damián Varela, de Laxe. Aunque para ellos «o importante non é o resultado, é que España faga unha boa actuación». Ella, veterana en estos menesteres, y luciendo su bandera gallega, lamenta que no haya tantas fiestas como en otras ediciones. «Esperaba máis de Suecia», indica, donde Eurovisión es casi una cuestión de Estado. De hecho, el primer ministro apareció en uno de los sketches de anoche.