Ucrania ganó Eurovisión en el último segundo gracias al voto del público

TELEVISIÓN

Barei quedó en el puesto 22 tras una actuación en la que fue de menos a más

15 may 2016 . Actualizado a las 13:13 h.

Ucrania es la nueva ganadora del festival de  Eurovisión. En un final de infarto, el voto del público decidió la victoria a favor de la cantante Jamala, que segundos antes casi acariciaba la australiana Dami In -lo que habría sido un hito para ese país, en su segunda participación-. Los jurados nacionales votaron mayoritariamente por el estado de Oceanía, pero el televoto dio un vuelco a la situación.

Jamala imprimió gran dramatismo a su actuación, enfatizando una letra dedicada a la deportación masiva de tártaros de Crimea por el régimen de Stalin. Los fondos rojo sangre y fuego del escenario acentuaron el inquietante mensaje de la canción, titulada 1944.

La española Barei quedó en el puesto 22 con su tema Say Yay!, que obtuvo 77 puntos A España le votaron Azerbayán (1), Malta (2), Dinamarca (1), Francia(3), Moldavia (8), Armenia (3), Bulgaria (4), Israel (4), Noruega (7), Australia (5), Albania (6), Italia (12), Hungría (5) y Suecia (1). Con estas puntuaciones Barei quedaba situada un poco por detrás de la mitad de la tabla, pero el jarro de agua fría llegó con el voto del público, que solo aportó 10 puntos, con lo que quedó relegada a una posición peor. Última, igual que el año pasado, fue Alemania.

Barei empezó un poco insegura su actuación, tapándose demasiado la cara con el micrófono, pero fue de menos a más para acabar dominando el escenario y llevándose al público con ella. El polémico tema en inglés Say Yay! se integró perfectamente en el marco de un festival que ha apostado definitivamente por la lengua de Shakespeare. Solo Italia, Francia y Austria (en francés) cantaron en otros idiomas.

A Barei quizá le perjudicó actuar justo después del gran favorito, el ruso Serguey Lazarev, que arrasó con una puesta en escena que aprovechó las posibilidades de la tecnología digital, subiendo por un escenario que era como un Tetris que se derrumbaba a su paso. Sin embargo, el gran favorito tuvo que conformarse con la tercera posición.

 Una pasarela de moda

El festival de Eurovisión hizo bueno el apelativo de «mayor espectáculo musical televisivo del mundo», que le dedicó José María Íñigo. La gala, celebrada en el Globe Arena de Estocolmo ante 10.000 espectadores, se retransmitió en Estados Unidos, China y Australia.

Un apoteósico desfile de participantes al estilo de una pasarela de moda, con la música del DJ Avicii atronando de fondo, abrió el festival. Hubo espacio para plagios, como los acordes iniciales del tema funky de la belga Laura Tesoro, calcados del Another One Bite The Dust de Queen.

Douwe Bob, de Holanda, demostró que hay vida más allá de la canción discotequera en Eurovisión, con un himno de ligero aire country a mayor gloria del movimiento slow.

Algunos estilismos dejaron huella, como el de Alemania, cuya cantante era un híbrido entre Bjork y las muñecas k-pop orientales. Freddie, de Hungría, con una vozarrón quebrado de la estirpe de Sergio Dalma o Zucchero, se presentó con vaqueros rotos y el coro silbando.

La australiana Dami In actúo la mayor parte del tiempo sentada, luciendo un espectacular vestido forrado de pedrería. Con The Sound of Silence dejó boquiabiertos a los asistentes con su poderío vocal.

Georgia se desmarcó con un tema indie con mucha presencia de guitarras y samplers y en las antípodas de lo que suele estilarse en Eurovision, apoyado en una gran escenografía. Serbia presentó a una filóloga, líder de un conjunto punk, que se vistió de cuero para cantar un alegato contra el machismo.

Y Armenia puso el broche torrido al festival con Iveta, una copia eslava de Beyoncé que Íñigo definió como «esta preciosidad de mujer que además es una excelente cantante».