Javier Olivares: «Si me venden que una serie supondrá un antes y un después, ya no la veo»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

TELEVISIÓN

SANDRA ALONSO

Al escritor y guionista le da «un poco de vergüenza» que la gente sepa si le sale un orzuelo a David Chase, y no quién es Ibáñez Serrador

20 jun 2018 . Actualizado a las 07:12 h.

Quinientos profesionales de la ficción televisiva de veinte países diferentes se reúnen en Santiago para hablar de sus proyectos o buscar alianzas en la segunda edición del Conecta Fiction. Entre ellos, Javier Oliveros, creador de series como Víctor Ros, Isabel y la rompedora El ministerio del tiempo. Pese a su faceta de creador, se considera «más fan de ver series que de hacerlas».

-El orgullo de ver la televisión es lo que caracteriza la nueva ficción televisiva, dice, ¿antes se la menospreciaba frente al cine?

-Es una gran definición, el orgullo de ver televisión. Tenemos que seguir luchando para que se sepa que trabajamos en esto porque queremos, y no porque venimos rechazados de ningún sitio. Los que hacemos y vemos las series, porque yo me considero más fan de verlas que de hacerlas, debemos defender que estamos manejando la manera de narrar del siglo XXI.

-En su charla definió a Jaime de Armiñán y Ana Diosdado como «showrunners», los productores ejecutivos, ¿se puede vivir de la tele sin haberla bebido antes?

-No hay reglas fijas, hay gente que tiene talento y puede aparecer sin más, pero si tú respetas tu oficio tienes que conocerlo y conocer también su historia. Que todo el mundo sepa si le sale un orzuelo a David Chase [creador de Los Soprano], y que no sepa quién es Chicho Ibáñez Serrador, Diosdado o Armiñán me da un poco de vergüenza.

-Siempre se habla de la edad de oro de la ficción, ¿en qué edad se encuentra ahora?

-Cada país tiene su propia edad de oro. En una encuesta de la televisión inglesa del año 2000 se concluyó que para ellos la edad de oro son los 70, y en Estados Unidos los 90 o la década de los 2000, con series como Hill Street, Doctor en Alaska... Lo que hay ahora es una continuidad de muy buenos productos. Cuando alguien me vende en las promociones que una seria supondrá un antes y un después la pongo en la cola, no la veo, porque esa prepotencia del márketing me ofende como espectador.

-¿Para hacer una serie hay que pensar previamente si va a emitirse en una cadena generalista o en una plataforma?

-Cada vez menos porque de hecho muchas de las series generalistas acaban en las plataformas. Todo está cambiando muy rápido, pero cuando mi hermano [Pablo Olivares, guionista fallecido en 2014] me llamó para trabajar con él en Los Serrano y Los hombres de Paco, una época muy feliz para mí, siempre que escribía una escena no pensaba en qué cadena se iba a emitir. En cualquier serie no me fijo en dónde se va a emitir, lo que quiero es la relación escritor publico.

-Cuenta que esa es la verdadera relación, la de creador y público, y no creador cadena.

-Sí. Es cierto que hay un intermediario porque es el que invierte el dinero y hay que tener cuidado con eso, pero evidentemente tú escribes para que el público te vea y no para que el productor te diga que bien lo has hecho.

-¿Cómo se puede explicar el fenómeno de «El ministerio del tiempo», que hasta tiene legión de seguidores, los ministéricos?

-No lo sé, y si te vas a Argentina o a México y te dan el premio platino y tienes a todas las televisiones de todos los países latinoamericanos a tus pies aún lo explicas menos. Lo único que sé es que es una serie hecha con mucho cariño, con mucha verdad y mucho dolor. Mi hermano nos dejó en ese momento y aunque no hubiera ocurrido es una serie en la que teníamos muchas cosas que contar y queríamos que fuera como nosotros queríamos, no como nos obligaban.

-¿Cuál ha sido el capítulo con más impacto?

-Los seguidores dijeron que el primero, el de Lorca, el de Felipe II y el del Cid.

-Viene del teatro, ¿qué se ha traído de él?

-Del teatro me lo he traído todo, el teatro lo es todo, te obliga a contar historias en un espacio único, y eso te ayuda mucho en el tema de producción.