La gallega Carla Pinto, de «GH 5», reaparece en «La Revuelta» y revela cómo se vengó de Aída Nízar
TELEVISIÓN

La viguesa, víctima de la primera agresión física de la historia de «Gran Hermano», ha destacado que volvieron a enfrentarse en la cafetería de Telecinco: «La que acabó con el agua de una botella encima fue ella»
25 mar 2025 . Actualizado a las 20:40 h.La viguesa Carla Pinto, concursante de la quinta edición de Gran Hermano, ha reaparecido por sorpresa en el último programa de La revuelta, donde ha revivido su paso por el reality y su enemistad con la siempre polémica Aída Nízar.
La exconcursante de GH no estaba en La revuelta en calidad de invitada, sino que era una más del público que consiguió el privilegio de ver el programa desde la bañera de bolas y peluches en primera fila del Teatro Príncipe Gran Vía. «Nunca me imaginé estar en Televisión Española», confesó emocionada y divertida. La elección de los agraciados con ese sitio privilegiado depende de los propios asistentes al patio de butacas. «No la hemos puesto aquí por Gran hermano, es que ha caído bien», ha especificado Sergio Bezos.
Pinto, nacida en Lisboa pero vecina de Vigo desde que era un bebé —su familia se mudó cuando tenía tres meses—, ha tenido mucho de pionera en el concurso. Fue «la primera persona negra que participó en Gran Hermano», como se ha encargado de mencionar Sergio Bezos y, además, la primera en ser víctima de una agresión física. «Hoy en día eso no habría pasado», le comentó a David Broncano sobre el incidente con Aída Nízar —«La maldita Aída», susurró Carla al ver la fotografía de su archienemiga—. «Me agredió, me insultó y me echó un vaso de agua y no fue expulsada por el programa», ha recordado.
El enfrentamiento entre ambas fue desagradable. Y reconoce Pinto que ella tampoco reaccionó de la mejor forma. «Dije malas palabras, muy malas palabras», se lamenta, «que le reventaría la cabeza contra el suelo». Algo que, por supuesto, no hizo.
Lo que no se sabía, y reveló en La revuelta, es que la viguesa se cobró su venganza tiempo después, ya fuera de los platós. «Fue en el comedor de Telecinco», ha contado. Aída, nada sorprendente sabiendo cómo es ella, seguía en sus trece. «Se puso a vacilarme», explica, «y yo le dije: "Te estás equivocando, ya no estás dentro"». Y ya sin cámaras grabando se la devolvió de la misma forma. «La que acabó con el agua de una botella encima fue ella», ha revelado.

La vida de Carla Pinto continuó en Vigo partiendo del punto en el que estaba antes de entrar en el reality. Continuó como auxiliar de enfermería en la sanidad pública gallega, y además completó su educación con otro trabajo de servicio público. «También soy trabajadora social», ha revelado para sorpresa de Broncano.
Nada que ver con la imagen con la que acudió a La revuelta, con jersey azul marino sobre una camisa blanca y una cinta de este mismo color en el pelo, lo que llevó a muchos a pensar que era una religiosa. «Es eclesiástica», la vaciló Bezos, confesando que había sacado la conclusión de que era una monja.
Pinto lo negó con pruebas. «Tengo dos hijas y le doy bien a todo», confesó primero, para luego esclarecerlo con su gracia natural: «Que virgen no soy, vaya».