La fuerza centrípeta de la economía circular ha absorbido al sector pesquero. Sus restos o los que recoge tienen ahora una segunda vida. Y algunos vuelven con la marca de prestigiosos logos
29 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.La sostenibilidad ha impuesto un nuevo concepto de economía. Esa que, como la pescadilla, se muerde la cola. Es la economía circular, que trata de mantener el máximo tiempo posible dentro del ciclo económico los materiales, productos y recursos para reducir la huella ambiental y reducir al mínimo los residuos. Salvando las distancias es algo parecido a lo que antaño las gentes de Galicia hacían con los somieres y los cierres de fincas, pero sin alentar el feísmo. Al contrario, los residuos de la pesca o los que rescata en sus aparejos cuando trabaja, que van desde redes y botellas de plástico hasta neumáticos y puede que incluso neveras, vuelven a una segunda vida, en ocasiones convertidas en cotizados artículos de artesanía, bisutería, diseños de moda textil o enseres de distintas marcas, algunas cotizadas como lujo. Así es que una red abandonada puede acabar en el pie de un ciudadano que haya pagado zapatillas con una cifra de tres dígitos por el último modelo de una prestigiosa marca deportiva o un plástico repescado por un arrastrero en las manos de alguien que se haya comprado un móvil de ultimísima generación. Incluso el agua con que se ha cocido una pieza de atún forma parte de ese elenco de alimentos funcionales para llevar una vida saludable.
Textil
Abrigos, chalecos, anoraks... No hay planeta B, y por tanto, hay que cuidar el que existe. Con ese lema, la marca de moda sostenible Ecoalf pasó de fabricar chanclas flip-flop elaboradas con neumáticos reciclados para después dar el salto al reciclaje de otros materiales. En el 2015 puso en marcha el programa Upcycling de Oceans, que recoge la basura marina de más de 60 puertos de España, Italia y Grecia. De ella extrae nylon reciclado, de reutilizar las redes que vienen entre esos desechos, y con los que elabora prendas como abrigos, anoraks, chalecos o plumas y obtiene el que ha dado en denominar hilo del mar, resultado de transformar el plástico recogido del fondo del mar. Ecoalf creó una línea de calle exclusiva para los jugadores del Dépor y los aficionados blanquiazules que presentó en su día, cómo no, en la Lonja de A Coruña, una de las que en Galicia se han sumado al proyecto Upcycling the Ocean, y dar con el hilo del mar en el fondo del océano. En el 2015 puso en marcha el proyecto Upciclyng de Oceans.
Inditex
Tejidos de «proximidad». La senda abierta por Ecoalf también ha sido recorrida por Inditex. Se embarcó en el proyecto ML-Style —que iniciaron los puertos de Vigo y Marín y al que enseguida se incorporaron varias cofradías de la provincia de Pontevedra y Portos de Galicia— para evaluar la idoneidad de los materiales recuperados en la actividad pesquera para su reciclaje y utilización como materia prima (granzas derivadas del plástico e hilos) para la industria textil. El paso siguiente sería diseñar y fabricar elementos de utilidad para la multinacional textil y realizar un estudio de coste y calidad con artículos similares fabricados por Inditex con granza sin reciclar. El proyecto está en marcha, pero en líneas de algunas de sus marcas, como Oysho o Zara, han elaborado colecciones (como Care for fiber, por ejemplo) con desechos de redes de pesca, moquetas y botellas usadas.
En el campo de visión
Gafas con plástico reciclado. Sea2see es la prueba de ese dicho de que nadie es profeta en su tierra. La marca de gafas elaboradas con plástico rescatado del fondo del mar nació en España. El material lo pescaban los profesionales catalanes y este acababa convertido en Italia en elegantes monturas de gafas que popularizaron conocidas caras como Javier Bardem o Penélope Cruz y Antonio Banderas. Pero ni con esa percha consiguieron implantarse con fuerza en España. Al menos no con el éxito que han tenido en otros países, como Italia. O Portugal, donde se recicla el plástico que antes recogían los catalanes, después otros puertos de España y ahora incluso otros de África, como contó el consejero delegado de Sea2See, François van den Abeele a una publicación especializada para ópticos.
De Cholita a Loewe
Redes para pescar y para complementar. A las rederas de Corme, de Malpica, de A Guarda... jamás se les habría ocurrido que lo que hacían con las redes pudiera llegar a ser artesanía por más que su trabajo fuese artesanal. Pero cuando Artesanía de Galicia y la Xunta les propusieron formarse para diversificar su actividad, muchas no se lo pensaron dos veces. De coser redes pasaron a elaborar bolsos, llaveros, collares, pulseras... Elementos que emprendedoras particulares como Gema Neira, que le puso marca a esas creaciones —Cholita Corme— se encargaron de hacer llegar al público y que captaron incluso la atención de Loewe.
Redes vivas
Del fondo del mar al fondo de la portería. Los de márketing, diseño y artesanía no fueron los únicos cursos que permitieron a las rederas diversificar su actividad e ir más allá de la simple reparación de aparejos. Abanca también las embarcó en el proyecto Redes Vivas, mediante el que formó a estas profesionales para reciclar las redes recuperadas del mar o abandonadas en los puertos para elaborar redes de portería. Aprendieron. Y las confeccionaron. Ahora encajan goles en competiciones de deporte base de varias entidades gallegas.
La pesca da la hora
Relojes fabricados con plásticos y redes de pesca. También a la hora ha llegado el momento del reciclaje. Lo ha hecho de manos de marcas de nuevo cuño, nacidas al abrigo de la idea de emplear las redes de pesca recicladas para crear correas de relojes, y de otras enseñas ya conocidas e implantadas en el mercado que se han subido al carro de la sostenibilidad. El caso más llamativo es el de Breitling y su gama Outerknown Superocean Heritage '57, que lanzó con una colección sostenible de correas tejidas con hilo hecho con nailon reciclado extraídos del océano, incluidas las redes de pesca desechadas o perdidas. Correas no solo son recicladas y reciclables en un modelo que ha co-diseñado con el surfista Kelly Slater. Pero también hay otras marcas, como la neerlandesa Gyre SeaCleaner, que fabrica relojes con correas de material reciclado y cajas también elaboradas con plásticos retirados del mar.
Zapatillas deportivas
De cómo Adidas lavó su imagen ambiental en el fondo del mar. Puede que para lavar la imagen de depredadora medioambiental que le colgó una organización conservacionista de ámbito mundial, Adidas decidió sumarse al carro de la sostenibilidad. Y encontró la fórmula en el fondo del océano. Allí donde cada año quedan depositados cientos de miles de metros de red y toneladas de basura plástica. Y se lanzó a elaborar unas zapatillas deportivas hechas prácticamente al 100 % con esos desechos. Para obtener el material se alió con una asociación ecologista —otra distinta a la que la acusó de depredadora medioambiental— que le proporcionó las redes. La organización con la que contó fue Sea Shepherd, la misma que hostigó a los pesqueros piratas de capital gallego en el océano Antártico, y que entregó a Adidas kilos de redes que retiraron a estos pescadores ilegales.
Samsung
Y la coreana redujo su huella ambiental. También la tecnología móvil se ha tatuado la R de reciclaje, quizá en un intento de compensar o reducir su huella de carbono. La compañía coreana Samsung ha organizado incluso una fiesta para presentar sus nuevos Galaxy elaborados con material reciclado procedente de esas redes de pesca desechadas y, en muchos casos, abandonadas o perdidas en el mar. En ese evento, Galaxy unpucked, la empresa anunció que toda la gama de nuevos dispositivos Galaxy S22 incorporan plásticos reutilizados procedentes del océano en su fabricación y los del futuro incorporarán otros materiales ecológicos, como el material reciclado posconsumo.
Piel curtida
Vestirse y calzarse con pescado. Ya no se trata de reutilizar productos de la pesca para fabricar prendas sintéticas. Es que hay quien curte la piel del pescado, como el salmón, la lubina o la tilapia, por ejemplo, para sus propias creaciones. Sean vestidos de diseño, sea calzado. El uso de esta piel es marginal en comparación con la bovina, ovina o caprina, pero ha experimentado un enorme desarrollo, según los profesionales de la marroquinería. Y ya ha habido diseñadores, como el neoyorquino Isaac Mizrahi, que se han atrevido con la piel de pescado.
Más que conserva
Cerrar el círculo para dar con la proteína del futuro. Ate Las propiedades nutritivas y saludables del pescado van más allá del producto en sí. En las diferentes fases del proceso de transformación transmiten esas vitaminas, minerales y ácidos grasos que convierten a pescados y mariscos en alimento milagro o superalimento permanecen en las aguas de cocción, residuos y desechos. Hasta el punto de que se podría hablar de residuo cero. Hacia eso se encamina la industria conservera y la patronal tiene abiertas varias líneas de investigación al respecto. Verbigracia el proyecto Conserval, en la que las factorías gallegas van acompañadas de las portuguesas para plantear un modelo de economía circular para valorización de esos subproductos y aguas residuales que se generan en el proceso de enlatado. Tratan de dar con tecnología con la que transformar residuos sólidos y líquidos en productos de mayor valor añadido y con un alto potencial de negocio, como ácidos grasos volátiles específicos, aceites de pescado con elevado contenido en Omega 3 e hidrolizados proteicos con alto valor. Eso hila con el proyecto ahgaves, otro en el que Anfaco va de la mano de otras empresas alimentarias de sectores diferentes e instituciones sanitarias como Freshcut (Galifresh), Ecocelta Galicia y el Hospital Povisa para desarrollar alimentos funcionales y promover un envejecimiento saludable. El objetivo es desarrollar productos innovadores y saludables enfocados a cubrir las necesidades de un sector de la población que cada vez ocupa más en la pirámide gallega. Pero la patronal gallega es todavía más ambiciosa. Busca dentro de la economía circular la proteína del futuro, nacida de sistemas alimentarios resilientes para dar de comer a los 10.000 millones de bocas que habrá en el 2050. Un plato que saldría de los subproductos y descartes de productos marinos, pero al que hay que dar forma y sabor apetecible y sostenible. Es repescar para comer o Re-fish to food, como han bautizado el proyecto EnergyLab y la Universidad de Cantabria.