La semana vertiginosa de Eneko

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

En 7 días rescindió su contrato con el Athletic, fichó por el Dépor, dio la cara tras el incidente de Çolak, debutó como central y vio cómo el equipo dejaba escapar 2 puntos

29 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Una semana de vértigo. Así podrían resumirse los últimos siete días vividos por Eneko Bóveda, desde que el sábado 20 se desvinculaba del Athletic y alcanzaba un acuerdo para jugar los siguientes dos años y medio en el Deportivo, hasta que anteayer disputaba su primer partido como blanquiazul.

Siete días de infarto en los que ha experimentado todo tipo de sensaciones como deportivista. Tras confirmarse su fichaje, Eneko hizo la maleta el domingo y viajó a A Coruña para pasar reconocimiento médico el lunes. Como no podía ser de otra manera, superó la prueba, y el martes afrontó su primera rueda de prensa en Abegondo.

No fue una intervención típica de un jugador recién llegado. Minutos antes de enfrentarse a los micrófonos, Eneko Bóveda fue testigo del enfrentamiento entre Emre Çolak y Cristóbal, que acabó con el turco camino del vestuario. Y, claro, el bilbaíno tuvo que ejercer de apagafuegos en su primera experiencia. Todo un compromiso para el recién llegado. Salió airoso de la situación el león blanquiazul y trató de pasar inadvertido durante la semana hasta que el viernes Cristóbal lo incluyó en la lista de convocados. Primera alegría para Eneko, que se encontraba preparado para enfundarse el número 4.

Salida inesperada

Veinticuatro horas después, se sentó en el banquillo con la esperanza de poder disfrutar de un partido apacible y una oportunidad en el segundo tiempo para demostrar sus condiciones en el lateral derecho. Pero, una vez más, la montaña rusa en la que se había montado Eneko Bóveda una semana antes presentaba un nueva inflexión. Con 1-0 en el marcador, Sidnei se lesionó, pidió el cambio y Cristóbal ordenó al vasco calentar para debutar en el eje zurdo de la zaga. «Cuando eres suplente tienes que estar siempre preparado para que cualquier circunstancia del partido te obligue a salir», reconoció al acabar el duelo.

Otra vez, un inesperado cambio en el plan diseñado en su casa de Bilbao antes de partir hacia A Coruña. Pero Eneko no se arruga, y cumple. Con alguna que otra dificultad por arriba (tiene la altura justa para ser central) no desentona en su estreno. A los dos minutos de saltar al campo, corta su primer balón ante Ivi y coge confianza.

El tiempo pasa y se siente cómodo y tranquilo -«antes del primer gol del Levante no sentí acoso del rival», subrayó minutos después-. Pero entonces apareció otra vez el extremo visitante para evitar un minuto de sosiego en la particular semana vertiginosa del 4 del Dépor. Dos goles, de esos que no se ven con excesiva frecuencia, y menos obra del mismo jugador y con solo cuatro minutos de diferencia, sirvieron para terminar de centrar a Bóveda en el equipo al que llega y la situación en la que se encuentra. Un conjunto capaz de regalar un empate tras ir ganando por 2-0 a menos de diez minutos del final frente a un rival directo y el día que todo el mundo tenía marcado como el del resurgir.

Con este bautismo y la polivalencia demostrada, el vizcaíno afronta su segunda semana con la expectativa de saber si Cristóbal cubre las presumibles bajas de Sidnei y Albentosa para Anoeta con One o apuesta por él. Si, finalmente, echa mano del fabrilista, a Eneko le quedaría la confianza de que el técnico otorgue descanso a un Juanfran tras varias temporadas prácticamente insustituible. En cualquier caso, Bóveda ha dado un paso al frente y demostrado que está listo para todo y ayudar.