El Deportivo, en caída libre y lejos del ascenso directo

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

23 mar 2019 . Actualizado a las 13:11 h.

El Dépor había hecho una limpieza en el vestuario necesaria. Fichaba bien. Crecía desde la portería con un tipo que habría evitado hasta el descenso a Segunda. Tenía dos centrales nacidos para volar más alto. No había un lateral izquierdo fijo porque daba igual quien jugase de inicio. Bergantiños era el líder que el equipo necesitaba. El balón sonreía cuando pasaba por las botas de Vicente Gómez. Krohn-Dehli sería algún día el que fue. Cartabia tenía algunos minutos de inspiración algunos días y servía para desatascar partidos. ¿Dónde había estado hasta ahora Carlos Fernández? Quique González metía las que tenía. Edu Expósito se manejaba con tanta inteligencia como precisión. Los suplentes callaban y trabajaban a la espera de una oportunidad. El entrenador sabía a lo que jugaba. Y la afición sonreía tanto con aquellos partidos en los que Riazor se levantaba como un fortín sobre la playa que todo parecía, en realidad, más bonito de lo que era. La ilusión, la euforia, los resultados que lo tapan todo... En algún momento los otros equipos se enteraron de a quién vigilar y cómo esperar. Afloraron las dudas, Vicente ya no acertaba los pases, Quique las remataba al muñeco, a Bergantiños le costaba elaborar, los centrales también pifiaban, Krohn era un recuerdo lejano, Cartabia espaciaba todavía más sus regates productivos, Carlos Fernández iba de camilla en camilla, los fichajes de enero decepcionaron hasta al más optimista y Natxo no encontró la tecla ni para ganar en casa. Contra el Almería faltó encima Expósito y todo lo que antes aparentaba solvencia remite ahora a un equipo vulgar, en caída libre, sin modelo, sin fútbol y con la sufrida afición como principal activo. Esta vez pareció faltar hasta convicción en ese plan de jugar en largo, de saltarse el centro del campo. La única certeza del equipo es ahora la inspiración de Dani Giménez. Mal asunto.

Entre aquella fortaleza inicial y el penoso aspecto del Dépor en las últimas semanas, probablemente su potencial se acerque más al del otoño. Pero el proyecto de Tino Fernández parece ahora encaminado hacia el primer revés de la temporada, perder el tren del ascenso directo, el camino más corto hacia Primera. Otra desilusión más. Y ya van tantas que apenas sorprende.