Las ocasiones del Dépor tuvieron como protagonistas a Pablo Marí y Domingos Duarte, algo que recordó a la primera parte de la Liga. El problema fue que todas las demás, algunas clarísimas, cayeron del lado de un Almería superior de principio a fin. Los andaluces completaron un buen partido, recuperaron la pelota donde quisieron y dominaron siempre desde el juego. Incluso cuando en la segunda parte se replegaron, también neutralizaron todos los ataques locales y hasta contraatacaron con muchos espacios. Lo único positivo del Deportivo llegó a partir de ese 90 % de sus acciones ataque que comenzaron desde los cambios de orientación de Marí a Cartabia, y a partir de ahí a ver si pasaba algo. Así, los dos centrales y Fede volvieron a revelarse como los mejores de su equipo.
Le está faltando juego a este Deportivo, pero es difícil localizar dónde está el origen del mal. Quizá se encuentre en la suma de problemas individuales que afectan el colectivo. Sin embargo, anoche el 60 % de los jugadores de campo eran diferentes respecto al último partido y hubo nada menos que quince días para preparar este partido. El mediocampo era completamente nuevo. Quizá era demasiado novedoso, con jugadores que nunca se habían visto juntos en competición, pese a que llevan juntos toda la temporada. El caso es que les faltó fluidez y acoplamiento entre ellos.
Pero también es posible que el planteamiento colectivo no sirva para resolver los problemas individuales del Dépor. Las formas en que llegó el balón arriba no fueron las ideales para rematar, así que sea el delantero que sea el equipo va a continuar con los mismos problemas en ataque. Hay que mirar a la zona de elaboración, que es donde al equipo le están faltando ideas individuales y colectivas.