¿Por qué el Superdépor fue una de las grandes gestas de la historia del fútbol?

TORRE DE MARATHÓN

MANOLO LOPEZ

Entre 1992 y 1995, un grupo humilde de jugadores se ganó el corazón del fútbol español y por ello serán recordados hasta el fin de los días

12 jun 2019 . Actualizado a las 18:51 h.

El 28 de marzo de 1994, el Real Club Deportivo de La Coruña venía de golear al Athletic Club de Bilbao en Riazor (4-1), con tantos de Bebeto (2), Pedro Riesco y Donato, con lo que aventajaba en 2 puntos al Barcelona,a falta de 8 partidos, al frente de la Primera División. Eran los tiempos más felices de un equipo de leyenda, el llamado Superdépor.

Se cumplen las bodas de plata de aquella escuadra que marcó una época y que será recordada para siempre. Un plantel cuyo once fundacional todavía se recita de carrerilla por las calles de A Coruña (Liaño; López Rekarte, Albistegui, Djukic, Ribera, Nando; Aldana, Mauro Silva, Fran; Claudio y Bebeto), a los que hay que sumar a Yosu, Mariano, José Ramón, Antonio, Mújika, Marcos Vales, Joaquín Villa, Sabin Bilbao, Kiriakov, Serna y Juanito (temporada 92/93); y que desde el 93 se sumaron Elduayen, Canales, Voro, Donato, Alfredo, Manjarín, Pedro Riesco y Paco Jémez; y en la 94/95 Julio Salinas, Villarroya y Kostadinov. Tres años en los que aquel equipo logró un tercer puesto (1993), un segundo que mereció ser un primero (1994), amén de otro subcampeonato y un título de Copa del Rey (1995). Pero, ¿por qué el Superdépor es y será siempre considerado como una de las grandes gestas de la historia del fútbol?

1. Porque era un club desconocido en la élite

Aunque el Real Club Deportivo de La Coruña ya había brillado en la élite del fútbol español en la década de los cincuenta con los Corcuera, Oswaldo, Franco, Moll, Tino y compañía, los miembros que formaron la legendaria Orquesta Canaro (subcampeones de Liga en 1950), lo cierto es que para los futboleros de los noventa, el equipo todavía no despegaba. Los blanquiazules venían de una condena de casi veinte años entre los infiernos Segunda y Tercera División, y de una campaña 91-92 en la que se salvaron en una agónica promoción de descenso contra el Betis. Era el equipo del "¡Cuánto sufrimos, Martín!". Aquella frase que Arsenio resumió en abrazo con Lasarte.

Por tanto, que un equipo sufridor se convirtiera de la noche a la mañana en alternativa de los grandes, es cuanto menos llamativo.

2. Porque A Coruña es una ciudad pequeña

A Coruña no llega a 250.000 habitantes y está en una esquina del país, con deficientes infraestructuras y conexiones con el exterior. Por tanto, es seguramente el lugar menos propicio para que un club discuta la hegemonía futbolística a ciudades que multiplican por diez su capacidad poblacional. Menos abonados, por tanto; menos capacidad de esponsoriazción (el Superdépor de Feiraco, una cooperativa lechera de Negreira); y en definitiva menos posibilidades para contratar grandes jugadores.

3. Porque hizo frente al Barça y Madrid

Desde la Liga del Athletic Club de Bilbao en 1984, nadie había discutido la hegemonía del Barcelona y del Real Madrid en la Liga de fútbol de Primera División. Una década marcada por dos equipos también recordados por su grandeza: el Madrid de la Quinta del Buitre y el Barça de Cruyff. El Superdépor fue el equipo que se atrevió a ensombrecerlos, con un plantel mucho menos glamuroso.

4. Porque era un grupo de jugadores humildes

El Superdépor era un grupo compuesto por gente humilde, con el cual era muy fácil conectar emocionalmente. Las estrellas eran dos jugadores brasileños, no muy conocidos para el aficionado medio en España y que se hicieron grandes con aquel equipo (Mauro Silva y Bebeto). A ellos había que sumar un chaval de la tierra como Fran (la tocaba con la izquierda como pocos en la historia del fútbol); el entrañable Donato (icono bíblico del Fuerza para Vivir,); y descartes de equipos con mayores metas como Aldana (Real Madrid), López Rekarte (Barcelona), Alfredo (Atlético) o Nando y Voro (Valencia). También había jugadores que venían de Segunda División como Liaño (Sestao), Ribera (Burgos, aunque el anterior ya había estado en Primera), Claudio (Elche) o incluso Djukic, serbio que ascendió con el propio Deportivo en 1991.

5. Porque al frente de todo estaba el entrañable Arsenio Iglesias

Un equipo entrenado por un sesentón, canoso, con cara de buena persona, afable y retranqueiro como pocos, tiene que caer bien a la fuerza. Por eso, el vedadero Superdépor, el que se granjeó el cariño de toda España, es el de Arsenio Iglesias. Empezó con él, cogiendo al equipo en las últimas jornadas de la 91-92 para salvarlo, y terminó con él, porque después de su marcha tras la conquista de la Copa del Rey de 1995 ya nada fue igual.

6. Porque supo perder como nadie

A nignún macabro guionista de Hollywood se le hubiese ocurrido un final tan cruel como el desarrollado en la Liga de la campaña 1993-1994, en donde el equipo que toda España animaba, falló un penalti en el último minuto que le privaba de ganar la Liga que se merecía. ¿Quién puede olvidar al Superdépor, habiendo vivido aquel epílogo que posiblemente nunca más pueda repetirse con aquella saña? Los coruñeses se ganaron todavía más el corazón de los aficionados por haber soportado con entereza aquella crueldad infinita que quedará para siempre en la historia del fútbol. Equipos que ganen habrá muchos, pero que sepan perder como lo hizo aquel Superdépor, posiblemente no lo vuelva a haber. Sin incidentes. Solo lágrimas. Muchas lágrimas.

7. Porque ganó

Tras dos subcampeonatos de Liga, el Superdépor se merecía un final de fiesta a su glorioso ciclo. Y este llegó en junio de 1995, con otro desenlace de película, como le gustaba a ese equipo. Con una final de la Copa del Rey que le enfrentaba al conjunto que un año antes había frustrado su primera Liga, el Valencia, y suspendida a poco del final por un aguacero como pocos se recuerdan en la historia de Madrid. El partido tuvo que reanudarse a los tres días (muchos aficionados no pudieron volver a desplazarse) y se definió por un tanto de cabeza de Alfredo Santaelena de cabeza.

¿La Copa más celebrada de la historia del fútbol español? Salvo el valencianismo, por razones obvias, ¿quién no sintió como propio aquel título?

8. Por los valores que representó

El Superdépor representó el éxito del humilde. Un ejemplo para que todos los equipos, para que todas las personas, perdieran sus miedos a la hora de buscar grandes retos. Porque si el Superdépor fue capaz de retar a los poderosos, con sus limitaciones, ¿por qué uno no puede afrontar desafiante sus propios objetivos, por ambiciosos que parezcan?

9. Porque fue el germen de un equipo que se estableció entre los grandes

Se considera Superdépor al equipo humilde que brilló entre los años 1992 y 1995. El de Arsenio Iglesias. El genuino. Fue el germen del Deportivo que luego se hizo más grande aún, con otras fortalezas, de la mano de Irureta, y que acabaría conquistando la Liga del 2000 y la Copa del Rey del Centenariazo del 2002, amén de protagonziar grandes gestas europeas, con la Champions que se le escapó en el 2004, con aquellla semifinal ante el Oporto de Mourinho. Pero aquello, aunque se mantenían hombres como Fran y Mauro Silva, ya fue diferente. No generó el mismo contagio emocional en el fútbol español como consiguió el Superdépor. Además, sin ese primer superequipo, seguramente no hubiera venido todo lo demás.

10. Porque fue el equipo de todos

Por las nueve razones anteriores, el Superdépor se ganó el corazón del fútbol español. Los madridistas querían que ganara el Dépor. A los barcelonistas tampoco le shubiera importado perder aquella Liga del 93 ante aquel equipo tan entrañable. Y por supuesto, los modestos veían en aquel conjunto un modelo que copiar para alcanzar la gloria algún día. Nadie podía desearle mal a aquel grupo de jugadores liderados por Arsenio Iglesias. El Superdépor era el equipo de todos y por ello será recordado siempre como el protagonista de una de las mayores gestas de la historia del fútbol.