Las intenciones del Deportivo han cambiado y también sus acciones. La reflexión que me deja el partido es si este equipo es capaz de seguir jugando así de bien, si es simplemente una cuestión de capacidad. Delante de un adversario fantástico en cuanto a jugadores no solo supo minimizarlo, sino que fue dueño del juego. Es cierto que el Almería concede habitualmente el balón, pero el Deportivo, salvo en dos errores puntuales e idénticos a los del encuentro del pasado jueves, pero con mucha más fortuna, apenas sufrió. Me quedo con las intenciones claras que tenía cada jugador en el campo y que el Deportivo por fin se ha manifestado como colectivo. A partir de ahí, que su crecimiento siga en próximas jornadas depende de otros factores. Para mí, solo queda afinar la fortuna en el remate y examinar la calidad de estos jugadores. ¿Son como nos habían enseñado hasta ahora? ¿O como los que vimos esta vez en Riazor? Solo de ellos depende.
Hasta ahora el Deportivo no había sido capaz de reaccionar a goles en contra con rivales inferiores. Esta vez ha tenido la valentía y la capacidad suficiente de acosar en inferioridad a este Almería hasta el final. Es muy difícil de valorar la mejoría en apenas un día y medio de entrenamientos después de la derrota de Montilivi, pero este partido del domingo es una realidad a la que hay que agarrarse en las próximas jornadas.
Es cierto que este es un principio demasiado tardío, que ha pasado mucha película para ver las mejores escenas, pero bienvenidas sean y que vengan para quedarse. Queda insistir en el juego y en este cambio para que lleguen los resultados. Pero, ojo con caer en conformismos y errores del pasado. Seguir en esta línea marcada debe conducir de forma imprescindible a los resultados.