Las funciones del ya exdirector deportivo, que hizo 89 operaciones en la primera plantilla en 16 meses, las asume en gran medida Richard Barral
17 ene 2020 . Actualizado a las 19:52 h.El fiasco de los fichajes del pasado verano, los malos resultados del equipo y la falta de confianza del actual consejo de administración del club terminaron este viernes con la etapa de Carmelo del Pozo al frente de la parcela deportiva del Deportivo. Así lo anunció la entidad, una rescisión de contrato cantada después de que primero hubiese sido relegado de parte de sus funciones y luego directamente enviado de vacaciones por Toño Armenteros durante su presidencia provisional. «El cambio de administradores y de política deportiva hacen que se haya tomado la determinación de este cese», reza el comunicado oficial.
Del Pozo llegó en el verano del 2018, tras el vacío de poder generado por la marcha de Richard Barral, su antecesor como director deportivo el 2 de enero, en pleno mercado invernal, por las diferencias de criterio con el entonces presidente, Tino Fernández. Este puso en marcha un proceso de selección del que salió contratado Del Pozo, hasta aquel momento segundo responsable de la parcela deportiva del Levante.
Del Pozo se ocupó de la transformación de la plantilla acometida tras el descenso. Con el tercer tope salarial de la categoría, consiguió un equipo competitivo, pero que no ascendió después de consumir sus dos primeras elecciones para el banquillo, con Natxo González y José Luis Martí.
Ya en el mercado de enero del 2019 Del Pozo falló en la recomposición del equipo, con fichajes muy cuestionados como los de Íñigo, López, Vítor Silva y Nahuel Leiva.
En el verano del 2019 apostó por Anquela, ya bajo la presidencia de Paco Zas. Del Pozo estiró hasta las 89 operaciones el número de movimientos realizados en la primera plantilla del Deportivo. Un continuo trajín, en parte obligado al ajuste económico de pasar de un techo salarial de 40,7 millones en el 2017 a otro de 18,51 en el 2018 y a uno de 11,35 en el 2019. Operaciones, en todo caso, de las que el equipo blanquiazul salió muy debilitado, por entonces ya con el sexto tope salarial de la categoría.
Los continuos errores en las contrataciones se plasmaron en la crisis del equipo de Anquela, destituido el 7 de octubre y relevado por Luis César, que debutó ya como colista. Una situación impensable al principio de temporada y que desencadenó en una crisis institucional que se terminó llevando por delante también al presidente, Paco Zas.
Del Pozo había ido adquiriendo crecientes cuotas de poder dentro del club, una situación que sorprendió especialmente cuando se conoció su presencia en el vestuario. Fue entonces cuando se detuvo su sobreexposición mediática. Durante meses, compareció con frecuencia y envió mensajes de cara a negociaciones y rescisiones de contratos. Peo los malos resultados le pasaron factura por tanto protagonismo.
La crisis del primer equipo desde que comenzó la actual temporada derivó en el hartazgo de la grada hacia el director deportivo, expresado con los gritos en su contra en varios partidos en Riazor.
Desde hace días, Barral asumió parte de las funciones del director deportivo, desde su condición de asesor externo del club y persona de máxima confianza del presidente, Fernando Vidal.