Vicente Gómez explica a La Voz el peculiar primer día de reincorporación a los campos de Abegondo
11 may 2020 . Actualizado a las 23:20 h.Extraño, raro, surrealista... Pero a la vez ilusionante. Sensaciones entremezcladas en el primer día de vuelta a los entrenamientos del Deportivo tras la pandemia de coronavirus. Una sesión «extraña», con un proceder «predeterminado desde el día anterior» y que está enmarcado en un protocolo estricto establecido por la Liga, para que sus clubes regresen a la competición en el mes de junio.
Los futbolistas de campo asistieron a la ciudad deportiva en dos turnos, con entrada escalonada desde las nueve de la mañana y hasta el mediodía, mientras que los porteros se ejercitaron por la tarde. Los seis campos funcionaron a pleno rendimiento, con parcelas para cada jugador y cada ejercicio.
Vicente Gómez explica a La Voz cómo fue esta primera jornada, quizás la más inusual que haya vivido nunca. «Salí de casa ya vestido con la ropa de entrenamiento. Era como si hubiera quedado a jugar con los amigos, que te vas ya preparado y te cambias las zapatillas sentado en el maletero del coche, como hago en verano. Parecía más eso que un día de inicio de pretemporada. Y luego, una vez allí, en Abegondo, tampoco lo parecía, me recordaba más a cuando estás lesionado y vuelves, que estás solo y no tienes el apoyo de tus compañeros. Se me hizo todo un poco raro», reconoce.
El centrocampista canario destacó que en todo momento hubo una excelente organización de las tareas, lo que ayudó a que todo se desarrollara con soltura, sin pérdidas de tiempo. «El día anterior, por la tarde, Manu Pombo nos envió el trabajo que íbamos a hacer, así que teníamos claro lo que iba a pasar durante el entrenamiento. Al llegar a la ciudad deportiva, y entrar, él [Pombo] estaba allí igualmente coordinando todo, acompañado por Fran Molano. Pero teníamos todo pautado, desde la hora a la que teníamos que llegar, al calzado que teníamos que llevar y las zonas del campo parceladas en las que teníamos que estar. Primero empezamos con ejercicios de movilidad en el calentamiento, luego cambiamos de campo para hacer ejercicios con balón, después volvimos a cambiar de campo para hacer un circuito y terminamos dando vueltas a la ciudad deportiva. Pero todo estaba preestablecido ya en las pautas que nos dieron el día anterior», destaca.
Todo fue fluido, aunque los jugadores echaron en falta el roce. «Fue un poco extraño tener que comunicarte a gritos con los compañeros que veías allí cerca, pero todos tenemos interiorizado que vamos a estar un tiempo así porque hay que mantener las distancias. Es raro, porque en el equipo estamos acostumbrados a trabajar todos pegados, con bromas, empujones... El fútbol es un deporte de contacto y estar así separados es un poco extraño, pero es lo que toca ahora mismo. Pero bueno, aunque sea estar así, es reconfortante porque ves que todo se va acercando a la normalidad. Aunque no podamos hacer vida de vestuario, es ver un poco la luz al final de este camino que estamos recorriendo», aguarda Vicente.
El final de la sesión también fue peculiar. «Al acabar, otra vez directos al coche. Nos llevamos las botas y las deportivas que también usamos y cogimos la ropa para el día siguiente. La ducha la hicimos cada uno en su casa. Lo que decía, como cuando en verano te vas a jugar con los amigos», subraya y ríe por la peculiar vuelta a la actividad.