El consejo de administración del Deportivo perdió la confianza en Borja Jiménez. Pero duda sobre si destituirlo hasta tener un recambio cerrado en el que vea más garantías. ¿Es posible no disponer de una lista de cinco recambios en cualquier momento de la temporada, por cualquier contingencia, en un club con unos diez millones de euros de presupuesto?
En las conversaciones del bar, en la máquina de café del trabajo, en las comidas con el cuñado los domingos, pocos tienen conocimiento de la Primera RFEF. La tercera división no cala en el gran público hasta el punto de dominar el mercado de entrenadores.
En el mundillo, los entrenadores con inquietudes, los aficionados más pasionales, los aspirantes a dedicarse al fútbol, sí dominan los principales nombres que se mueven en ese escalón intermedio entre el fútbol aficionado y la élite.
El consejo de administración del Deportivo tiene una mayoría de perfiles vinculados a la política, la empresa, el cine y el márketing, pero no al fútbol. De ahí el desconocimiento del mercado, que se delega en los profesionales.
La estructura del club, que el propio consejo de administración sabe que necesita fortalecer con más profesionales en la parcela deportiva, es la que sin duda tiene el conocimiento del mercado de Primera RFEF para facilitar una decisión ágil y rigurosa que reilusione a la afición del Deportivo. Entrenadores de mayor o menor prestigio, pero sí capacitación profesional, a los que la grada, como pasó con Borja Jiménez, puede tener o no en el radar.
El deportivismo dio una lección. Pero encara su tercera temporada seguida en la tercera división. El riesgo de desafección, si se da por bueno el fracaso de la campaña pasada, aumenta. El invierno será largo. Y en tardes de lluvia contra el Calahorra y el Sanse, costará acudir a Riazor.
Si el consejo confiase plenamente en Borja Jiménez —por un fútbol arrollador o sus resultados incontestables— debería haberlo dicho cuanto antes. Y asumir la responsabilidad de la apuesta. Con todas las consecuencias. Pero la realidad es otra. Desconfía. Un proyecto nuevo y solvente parecen la mejor manera de corresponder a la demostración de deportivismo de las últimas semanas, de los últimos meses, de los últimos años. Fallarles por miedo a equivocarse sería un error.