La vuelta de Olabe y la baja de Isi Gómez propician que adelante su posición en el eje blanquiazul, donde brilló en el partido de la primera vuelta contra el Racing
12 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.La casilla de salida vuelve a situarse en el camino de Diego Villares, que el domingo (19.00 horas, TVG-2) contra el Racing en A Malata tendrá la oportunidad de reencontrarse con su mejor versión. Todo comenzó para él precisamente frente al equipo ferrolano en el partido de diciembre en la primera vuelta, cuando el centrocampista dio una clase magistral de sus mejores virtudes. Plantado en campo rival, casi como si de un mediapunta se tratase, no paró de obstaculizar la salida desde atrás de un rival que no sabía cómo esquivar su extraordinaria capacidad para robar el balón.
Elogiado por sus propios compañeros, que lo comparan con un pulpo de largos tentáculos, el lucense (Vilalba, 1996) volvía entonces a la titularidad después de una lesión y un par de suplencias posteriores, pero aquella noche su juego lo reivindicó como insustituible en una faceta que enriquece a todo el Dépor: la presión alta. Un gol, precisamente en una recuperación que lo dejó solo ante el meta racinguista Gazzaniga, y, en la siguiente jornada, otro más cortado por el mismo patrón contra el Ceuta acrecentaron la sensación de que el mejor centro del campo deportivista comenzaba por Diego Villares.
Pero la segunda vuelta ha ido ensombreciendo aquella luz. No hay una única razón. Los problemas de todo el equipo para rendir fuera de casa le llevaron a ser suplente en la visita al Sanse, y también lo devolvieron al banquillo con apenas una hora de juego cumplida frente al Linense. En casa acabó como lateral derecho contra el Castilla, posición en la que otra vez le tocó jugar hace quince días en Salamanca.
Esta polivalencia, erigida en una de las virtudes de su juego, le ha llevado a pasar por esa exigente posición del esquema de Óscar Cano en que se compaginan las labores de mediocentro defensivo con las de tercer central, como ocurrió el pasado sábado contra el Fuenlabrada. «Yo siempre estoy encantado de poder ayudar», repite el futbolista al respecto de su continua adaptación a las necesidades del equipo. Pero el caso es que, entre unas situaciones y otras, el Deportivo ha visto diluirse a uno de los pocos jugadores que habían destacado en la pobre primera vuelta blanquiazul.
En los planes para el domingo, el regreso de Olabe, cumplido el partido de sanción, y la quinta amarilla de Isi Gómez, por la que será baja en A Malata, invitan al técnico a devolver a Villares a esa posición adelantada del mediocampo donde su juego más ha brillado. Desde allí impulsa esa característica zancada que el lucense es capaz de protagonizar de área a área, al tiempo que su facilidad para recuperar la pelota invita a todo el Dépor a jugar varios metros por delante de donde habitualmente se sitúa. En cualquier caso, habrá que ver la decisión final del granadino, que al término del último partido anunció movimientos para mejorar la competitividad a domicilio de cara a la primera de las siete finales que esperan a los blanquiazules para seguir aspirando al ascenso directo.
Será la oportunidad de regresar a su sitio para Villares, que volverá a enfrentarse al Racing decidido a reencontrarse con su mejor versión.