Óscar Cano elogiaba la «predisposición absoluta» del delantero a participar en el partido, pero también advertía de que «quien no esté al cien por cien no jugará»
13 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Lucas Pérez no saltó ayer al campo. Concluida la sesión de vídeo, permaneció en el gimnasio, mientras la mayoría de sus compañeros se ejercitaba sobre el césped de Abegondo. El entrenamiento fue ligero, apenas unos rondos, y Óscar Cano entendió que no hacía falta arriesgar al de Monelos. No se apreciaba ningún paso atrás después de verlo trabajar junto al grupo el jueves. «Es una gran noticia», manifestaba el técnico en sala de prensa, durante el análisis sobre el duelo de Linares. Cita para la que no quiso descartar al 7: «Su predisposición a ayudar, a estar, es absoluta. A no parar. Sabe de la trascendencia de estos partidos y de la que él tiene dentro del equipo. Está con ganas y vamos a ver cómo pasa las próximas horas. Decidiremos entre todos qué es lo mejor para él y para el Deportivo. Esas horas que faltan hasta el encuentro nos darán la información de si puede viajar, de si puede jugar y de cuánto puede jugar. Que entrene es una buena señal, pero hay un proceso inflamatorio, una operación reciente, una adaptación a la máscara... Una serie de variables que decidirán si está o no está».
La reflexión confirma interés, pero la recuperación depende de factores que van más allá de la buena intención. El propio cirujano que operó el lunes al delantero refería unos plazos notablemente más largos para el regreso. «Por lo que he hablado con ellos, los dos son gente con muchas ganas y muy motivada, pero también son jóvenes con mucha vida aún por delante, y no pueden correr el riesgo de sufrir una lesión facial para siempre», apuntaba el doctor Álvaro García-Rozado, incluyendo a Alberto Quiles en sus apreciaciones. En declaraciones a La Voz, aventuraba un proceso de «una semana y media o dos» para la adaptación del coruñés a su máscara.
«Por muchas ganas que tenga, Lucas no la conoce, y hay que ver cómo se adapta y cómo le permite jugar y entrenar», indicaba el médico. Y esta valoración coincide con la formulada ayer por Cano: «La máscara es un elemento extra, antinatural, y acaba siendo molesto. No solo hay una adaptación a lo relacionado con la visión, sino también con la presión que ejerce». Dificultades que exigirían un pequeño milagro para que el punta se integre en la expedición, pese a lo trascendental de la cita.
A falta de una sesión para salir hacia Linarejos, otra de las apreciaciones del míster aclaraba su posición en cuanto a forzar futbolistas tocados para afrontar el duelo de mañana: «No hay que pensar más allá del partido de Linares. No voy a guardar a nadie pensando en un hipotético play off, pero otra cosa es que alguien no pueda estar al cien por cien. Quien no lo esté, no jugará». El cien por cien le queda aún lejos a Lucas. Sería el primer encuentro de esta campaña sin ninguno de los referentes ofensivos del conjunto blanquiazul. «No es normal tener a los dos máximos goleadores con una lesión, y además una lesión tan rara. El propio doctor Carlos Lariño comentó que no le había pasado nunca algo así», lamentaba el míster.
Las bajas podrían alcanzar también al lateral derecho. Aunque el técnico era más optimista en cuanto a esa posición: «Un paso atrás en el caso de Quiles y Lucas sería más importante. Antoñito recupera muy rápido y no ha sufrido rotura».
Las lesiones afectan a los especialistas en lanzamientos desde los once metros. «Hay dos jugadores con facilidad a la hora de convertir penaltis, pero Kuki o Rubén también son certeros, y se puede probar con la fuerza de Max», apuntaba Cano, desvelando que «el orden lo solemos establecer antes de los partidos. Algunos pueden tener demasiada carga de responsabilidad si se lo dices con mucha antelación».
«En Abegondo creen en mí, y yo creo en ellos»
«Está muy difícil». Óscar Cano admitía ante los medios lo que los números permiten concluir: «Quedan nueve puntos y tenemos cuatro de desventaja. El sábado nos desilusionamos porque era el momento de ganar y pudimos hacerlo, pero el fútbol está lleno de sorpresas».
Una distancia que exige un pequeño milagro para alcanzar el ascenso directo, pero tampoco permite levantar el pie. Porque hay otras maneras de subir y la plaza final en fase regular será clave en la disputa de la promoción. «Hay que considerar que no es lo mismo ser segundo que cuarto. Este equipo está siendo muy poderoso en casa y nos convendría jugar el segundo partido en Riazor», señalaba el técnico.
Un entrenador que esta semana ha vuelto a escuchar el respaldo público del presidente del Deportivo. «Esto es así, para lo bueno y para lo malo, Lo que tengo que hacer es trabajar e intentar que el equipo gane en Linares. Que tenga la máxima puntuación posible y ascienda por la vía rápida, o la menos rápida. Respeto la opinión de todo el mundo, siempre que se dé de manera respetuosa, y me encuentro con un grupo de personas en Abegondo que creen en mí, y yo creo en ellos», compartió el míster.
Antonio Couceiro exteriorizó su apoyo antes de otra cita a domicilio para el conjunto blanquiazul. Esta, además, ante un adversario a buen nivel. «El Linares tiene mucha facilitad para hacer gol, muy complementario, con un fútbol muy bien construido y muy vertical. Además, cuenta con un entrenador que ha vuelto a demostrar que es capaz de hacer grandes equipos con poco dinero. Aunque también encaja mucho al ir tan arriba», manifestaba Cano, esperanzado con que quienes menos han contado den ahora un paso al frente de cara a puerta: «Si no juegan, no se les pueden pedir goles. Solo faltaba que le exigiera a un jugador que entra diez o quince minutos que me aporte un par de golitos».