David Mella bautiza Espiñedo (0-3)

Xurxo Fernánez CARBALLIÑO / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Alejandro Camba

El extremo del Deportivo brilla frente a un correoso Arenteiro que se desfondó al final del duelo

19 ago 2023 . Actualizado a las 23:09 h.

El verano es una época estupenda para conocer destinos y gente nueva. En la misma tarde de agosto, el Deportivo conoció Espiñedo, campo a estrenar en Primera Federación, y la buena gente de Carballiño, que acudió en masa a animar al Arenteiro, conoció a David Mella, futbolista eléctrico. El canterano es un bien escaso en una plantilla como la blanquiazul: no encoge a domicilio.

Tampoco habría mucho de donde restar centímetros, pero es precisamente esa talla escasa y ese tren inferior privilegiado lo que lo convierte en letal en cuanto encuentra espacios. No sobraron en el escenario del último amistoso de pretemporada; y sin embargo, él fue capaz de exprimirlos para quebranto del conjunto local y su hinchada, que acabó rendida al chico, despedido entre aplausos. Misma ovación que saludó a su relevo: Diego Gómez jugaba en casa.

Los pitos los acaparó el trencilla, empeñado en espabilar al hincha amodorrado por el bochorno estival y un juego sin sustancia ni ocasiones durante todo el primer tiempo. Cinco tarjetas mostró antes del descanso, desmintiendo la calma absoluta que reinó en el duelo.

Cita que los visitantes cerraron con goleada, aprovechando los obsequios del anfitrión, y abrieron con una novedad llamativa en el once. El casting de Imanol Idiakez para ocupar los laterales alcanzó esta vez a Dani Barcia, desplazado al carril izquierdo mientras Ximo ocupaba el derecho. El ex del Fabril apenas se aproximó al área rival, como si quisiera evitar que alguien echase en falta a Balenziaga.

Para dar profundidad al costado se bastó Mella. Enseguida puso un buen centro que Barbero remató fuera por poco. No anotó el punta, pero se mantuvo al buen nivel de anteriores citas, sin dar tregua al adversario. Su empeño llevó a Javi Moreno a pifiar en el inicio de jugada. Mella, al quite, recogió el cuero y se lo dio a Davo para colocar a los coruñeses en ventaja al cuarto de hora.

Los 30 minutos restantes, hasta el intermedio, apenas sirvieron para que el colegiado hiciera amigos entre el público.

En la segunda parte apareció Barba y el Dépor instaló un trivote, del que luego llegaría a formar parte Jaime, celoso de la versatilidad de Diego Villares. El dibujo fue lo de menos, porque por una esquina seguía moviéndose un chaval en moto. Al poco de la reanudación aceleró a fondo, se asoció con Kuki y alcanzó el área del Arenteiro, donde Ger lo agarró burdamente. El penalti lo chutó Lucas y lo detuvo Diego García cerca del palo.

El lateral de los ourensanos se resarció de su pifia segundos más tarde, frenando en el último instante otro carrerón de Mella, iniciado en campo propio.

El doble acierto de la retaguardia se contagió al frente de ataque local, que empezó a hilar oportunidades para el empate: Pibe obligó a intervenir a Parreño en un libre directo y Miku se le apareció por fin a sus ex para cabecear fuera un remate sin estorbo, a centro de Iván Ramos.

Idiakez frenó el arreón a golpe de cambios y los nuevos respondieron. Balenziaga le regaló medio gol a Lucas, que se encontró con la fenomenal parada de Brea.

La ovación al meta prestado por el Deportivo duró poco; un par de acciones más tarde, pifió el despeje y puso el cuero a pies del de Monelos, que anotó el 0-2 a puerta vacía. Para el 0-3 fue necesaria otra pérdida absurda (en la medular) y un buen disparo de Diego Gómez, que sumó el reconocimiento de sus paisanos al merecido tributo a Mella.