Para un gallego nunca es fácil abandonar su tierra. Yo tomé la decisión de salir para volver hace ya cuatro años, vestir la camiseta del Salamanca y jugar en un club cargado de críticas e inestabilidad. Sin lugar a dudas el estadio Helmántico me ha regalado mis mejores momentos como jugador. En cambio, hoy toca hablar del vecino, Unionistas de Salamanca y en concreto de la relación, cada día más afianzada, que existente entre la afición de nuestro Deportivo y la suya.
No quiero interpretar, sino opinar sobre este vínculo que ya viene desde el primer año que el Deportivo de La Coruña tocó la categoría de bronce. Sin duda alguna, Unionistas ha sido un ejemplo de gestión y transparencia; su afición, radical, en cuanto al discurso, ha acompañado siempre a su equipo allá donde ha jugado y, por supuesto, los socios, encargados de mantener a un club condenado a un descenso debido a las instalaciones municipales del campo Reina Sofía. En esta parte es donde comparten una misma dirección y un mismo sentido.
Ambos clubes y entidades son conocedoras de que su mayor activo actual son sus abonados, gente que ha decidido apoyar al club en las duras y en las maduras con el único objetivo, y más importante, de la supervivencia del club. Unionistas, porque saben lo que es perder un equipo, y el Dépor porque tocamos con los dedos perderlo.
La empatía de querer algo y conservarlo es lo que a mi parecer une tanto a estas dos aficiones, «unión solo hubo una», frente a «nos van a ver volver».
En cuanto al verde, Hugo Rama volvió a ser el mejor, la defensa brilla por su solidez y solo un despiste en cuatro partidos se convierte en el único gol en contra de la temporada, que puede mostrar un rayo de esperanza para un Mackay ansioso por jugar y dejar atrás el bucle tan peligroso de críticas. Echamos de menos a Lucas Pérez como cabía esperar, con su mera presencia en el campo la imagen del equipo gana enteros.
También echamos de menos escuchar la voz de Pepe Domingo Castaño, y es que hoy nos dejó uno de los embajadores del deportivismo, un maestro de lo suyo, y fuente de inspiración para muchos otros, las tardes de domingo no serán las mismas sin el. ¿Mi homenaje? Ir a Mera y brindar con una Estrella a su salud. Descansa en paz.