Luis Quintero, cedido en el Amorebieta, encabeza la lista de opciones que facilitarían el salto de Iano al primer equipo o la llegada de otro carrilero
23 ene 2024 . Actualizado a las 10:23 h.Luis Quintero es un extremo internacional en categorías inferiores por Colombia que ahora milita en el Amorebieta, cedido por el Villarreal. Difícilmente seguirá en el conjunto vasco cuando se cierre la ventana del mercado: ni con Mujika ni con Jandro ha conseguido asentarse como titular. La propuesta del colista de Segunda no casa con las virtudes del atacante, que explotó como juvenil en las filas castellonenses (integrante destacado de aquel equipo que el Dépor apeó en un duelo épico de la Copa del Rey). Esta situación ha abierto la opción para el cambio de aires, y los que más seducen al joven jugador son los de Riazor. No solo porque la vocación ofensiva blanquiazul es propicia para su fútbol eléctrico, sino porque podría desarrollarlo prácticamente en casa. Parte de su familia está afincada en A Coruña y esa es una baza clave en la puja por quien mejor encaja en el último plan para reformar el plantel.
El Deportivo precisa un extremo derecho y originalmente se pensó en reclutar un veterano especialista en la posición: Cris Montes (renovado por el Eldense) y Sergio Bermejo (probablemente saldrá al Elche) figuran entre los tanteados. Sin embargo, la situación ha variado por varios motivos. Uno de ellos, la fenomenal adaptación de David Mella a una banda que en principio no era la suya, como demostró el de Teo frente a la Ponferradina. Otro, las dificultades para incorporar a un lateral izquierdo que sirva de alternativa a Mikel Balenziaga y ocupe la plaza sub-23 que dejará libre Alberto Retuerta. El madrileño percibirá el resto del salario fijado en su contrato, que acaba en junio de este año, pero dejará de integrar el plantel, más allá de la posibilidad de completar la recuperación de su trombosis venosa bajo la tutela de los servicios médicos de la entidad.
Las principales alternativas dentro del límite de edad están ya en la órbita de conjuntos de Primera División, tanto españoles como extranjeros. Inasequibles para un Dépor que tiene en casa la solución. El fabrilista Iano Simao, afinado por Óscar Gilsanz, cuenta con el beneplácito de Imanol Idiakez y de Fernando Soriano, como ambos han manifestado públicamente, pero sus 24 años le han impedido hasta ahora el salto al primer equipo. Una barrera que desaparecerá si fructifica alguna de las operaciones destinadas a nutrir la zona completamente opuesta a la que ocupa el de Guinea Bissau.
El abanico de jóvenes extremos es sensiblemente mayor al de carrileros, aunque pocos estén al alcance en propiedad. Así, la idea que cobra más fuerza es la de una cesión con opción de compra que no ate a los coruñeses a un jugador sin rendimiento demostrado en la categoría pero les permita hacerse con él si su desempeño en el segundo tramo del campeonato es satisfactorio.
Si el propietario de la ficha del futbolista no aceptara incluir la posibilidad de adquirir al menos una parte de su pase la idea es rechazar el préstamo para no tapar sin beneficios la evolución de los canteranos. De hecho, la fractura de peroné de Diego Gómez —integrante del filial que ya había debutado a las órdenes de Idiakez— es otro factor de peso en el giro del plan de refuerzos.
Cerrando la llegada del jugador de banda pretendido para el ataque y promocionando a Iano —o reclutando a otro sénior par el lateral; opción tampoco descartable—, quedaría otro puesto libre, sin límite de edad. Este será seguro para un ariete.
Faltaría, quizá, el hueco para el merecido ascenso de Mella. La solución podría ofrecerla Pablo Muñoz. El mediapunta incorporado desde el Rayo Vallecano apenas ha tenido minutos y cuenta con propuestas para salir. La fórmula de Idiakez no deja demasiado espacio para un enganche y la consolidación de Lucas Pérez como segunda punta lo reducirá todavía más. Cuestión que no solo afecta al futuro inmediato de Muñoz, sino que se une a las elevadas pretensiones del Arenteiro para poner en duda la operación Chacón. Nueve días de mercado y mucho que trillar.