David Mella lleva la alegría a Riazor en el Deportivo-Castellón

Breogán Blanco

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

19 dic 2024 . Actualizado a las 23:13 h.

Dos viejos conocidos se enfrentaban en Riazor, dos conjuntos de récord en la temporada pasada y que, como es normal, no repiten trayectoria en esta categoría profesional. Tras ver bastante al Castellón durante los últimos meses he de valorar que se trata de un equipo con un plan de partido reconocible, valiente con balón (en exceso para mí gusto) y al que su fútbol alegre no acompañan sensaciones y resultados por igual. Hace algunas semanas hablaba de que el Depor de Óscar Gilsanz había perdido esa alegría con balón que sí tenía con Idiákez en detrimento de una mayor solidez y estructura defensiva.

En el deporte profesional lo que cuenta es el resultado por delante del proceso, aunque estén interconectados. El técnico de Betanzos no experimentó tras la baja de Lucas Pérez: 1-4-2-3-1 con Mario Soriano de mediapunta y los diferenciales en los perfiles. Ante la presión alta propuesta por el «Ajax de la Plana» el cuadro deportivista jugaba con seguridad sobre su referencia, Barbero, intentando ganar la segunda jugada para encontrar casi un 3 contra 3 con Yeremay y Mella. Sin embargo, el partido se ponía cuesta arriba tras un robo del Castellón en campo contrario y los coruñeses amplios, tocaba remar.

Cierto es que los herculinos generaban con el plan de partido, siendo el Castellón un equipo que no suele defender en bloque bajo siguiendo con su propuesta. Entonces apareció uno de los jugadores diferenciales para darle la vuelta al marcador: a la salida de una falta, Escudero buscó a un astuto David Mella en área contraria que maniobró como un 9. A los dos minutos fue Barbero quien, siguiendo el plan de partido, descargó sobre el de Teo, imparable en transición.

El Dépor siguió con su idea de jugar sobre una referencia, que volvió a generar para que Villares ampliase la diferencia. Y aquí he de romper una lanza a favor de Barbero, ya comentada en otras ocasiones: genera mucho con y sin balón, sobre todo en duelos (7 ganados en los primeros 45 minutos). Aparecieron más espacios y la sangría fue mayor, con Yeremay uniéndose a la fiesta. Decía Confucio que «el éxito depende de la preparación previa, sin ella llega el fracaso». Bien por Gilsanz y su plan.