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«Estoy muy ubicada en Vigo, aquí encontré mi casa, mi vida»

VIGO

M. MORALEJO

Al Sur del Norte | María Regina Flor y Almeida La representante del Gobierno luso abandonará la ciudad probablemente en julio, ya que al transformarse el consulado en un viceconsulado deberá dejar su cargo

26 may 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

La lisboeta María Regina Flor y Almeida va a cumplir tres años y medio al frente del consulado de Portugal en Vigo, que en poco tiempo dejará de serlo para convertirse en un viceconsulado. De carrera diplomática, la cónsul tuvo su primer destino en Madrid, después fue cónsul general en Zúrich y antes de llegar a Vigo trabajó en el Ministerio de Asuntos Exteriores de su ciudad natal. El Día de Portugal (10 de junio), que tradicionalmente celebran las autoridades lusas con un acto oficial en la plaza local que lleva el nombre del país, volverá a organizarse allí tras la reforma de la zona, aunque será el día 12. - El dicho «como en casa en ninguna parte» no va con los diplomáticos, ¿no? -¡No!. Es una carrera apasionante porque ofrece la oportunidad de conocer otras culturas de una forma inesperada. Cada día hay cosas nuevas que aprender. - ¿Qué tal se ha adaptado a Vigo? -Mi adaptación ha sido inmediata y total porque es una ciudad muy fácil de vivir y además, al ser tan próxima a Portugal, ha sido más rápido que en cualquier otro lugar. - ¿Le acompaña su familia en este destino? -La mitad. Mis dos hijos mayores están en Lisboa y los dos pequeños están aquí, conmigo. - ¿Viaja mucho a su país, ya que lo tiene al lado? -Pues no tanto como se podría imaginar. Estoy muy ubicada en Vigo. Es casi una cuestión psicológica. Yo encontré aquí mi casa, mi vida. Estoy a gusto y no siento la necesidad de ir a Portugal. La verdad es que cuando llega el fin de semana me apetece descansar y aprovechar lo que Galicia tiene para darnos. Si voy a Lisboa es porque no me queda más remedio. A veces voy a Valença, como tantos vigueses, cuando quiero comprar algo especial, como un queso portugués, por ejemplo. - Entonces supondrá un disgusto para usted afrontar otro destino... -Claro, es muy difícil cortar las amarras cuando uno está bien en un lugar. Se crean lazos y es un choque emocional grande que seguramente voy a sentir cuando me vaya. - ¿Será pronto? -Sí. La transformación de consulado a viceconsulado implica que yo me vaya, porque al ser diplomática no puedo estar al frente de un viceconsulado, pero sí de un consulado general. Eso determina mi marcha, pero de todas formas, al llevar tres años y medio ya me quedaba poco. El cambio se da normalmente a los cuatro años. Será un poco antes de lo esperado. Me imagino que saldré de Vigo este verano. El cambio a viceconsulado depende de un decreto del gobierno portugués que todavía no ha salido y creo que no concretará hasta finales de este año. - ¿Conoce ya su nuevo destino? -No. Yo me imagino que hasta julio no lo sabré. - ¿Estos cambios tienen que ver directamente con la crisis? -Tiene que ver con una reestructuración que el Gobierno está haciendo para adaptar la red consular a las nuevas demandas de la sociedad global, instalando nuevas tecnologías que evitan la presencia consular tradicional, y también tiene que ver un poco con la crisis. En todo el mundo van a cambiar diecisiete consulados. Es una mudanza de gran calado. - ¿En qué modo afectará a los ciudadanos lusos? -No les afecta porque podrán continuar haciendo todos los trámites burocráticos que están haciendo ahora. Lo único es que no tiene el mismo rango. A nivel de interlocutores va a ser un poco, imagino yo. - ¿Qué trámites demandan más? -Visados de emigrantes, sobre todo de Brasil, que quieren ir a Portugal para regularizar su situación allí. - ¿El número de portugueses en Galicia sigue creciendo? -Ha aumentado exponencialmente en los dos últimos años, sobre todo en el 2006. En Vigo reside la comunidad más grande. Según los datos de los que dispongo, actualmente son más de 20.000 los residentes en Galicia, sin contar los que vienen a trabajar, que según los sindicatos son más de 40.000.