Pablo Samartín, actor, profesor de biología y experto en bailes de salón, dirige una compañía teatral especializada en espectáculos de terror interactivos
05 oct 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Pablo Samartín, nacido en Vilanova de Arousa pero afincado en Vigo hace ya quince años, es un biólogo peculiar al que se le ve satisfecho con las numerosas facetas que abarca. Además de apasionarle su trabajo como profesor, retomó en el 2004 su dedicación al teatro montando una compañía especializada en espectáculos de terror interactivos que empezaron a desarrollar en una casa rural en Moaña y ahora tiene sede en una de Cuntis. Ese mismo espectáculo, El roce de las alas , ha sido adaptado este verano para ser representado en el Museo de Castrelos en forma de visita guiada nocturna y llena de sobresaltos. La iniciativa, novedosa y un tanto arriesgada, resultó ser un completo éxito. Las entradas para las cuatro representaciones previstas se agotaron a los 45 minutos de ponerse a la venta. A Samartín, el terror de ficción le produce oleadas de felicidad, aunque sean términos aparentemente contradictorios. «Creo que soy coleccionista en todas las vertientes de mi vida: Que si relojes, que si lamparitas, que si fuentes con luz y agua, juguetes antiguos y sobre todo, artículos relacionados con el género de terror, desde películas y literatura, a reproducciones de personajes de cine y todo tipo de objetos».
Subidón de adrenalina
El actor se remite a su infancia a la hora de buscar el origen de su apego por el horror. «Me acuerdo que mi hermana me contó un cuento que me hizo meterme debajo de la cama del miedo que pasé. Pero ese subidón de adrenalina me debió de gustar porque a partir de ahí no paré de buscar esa sensación». En aquellos tiempos en los que todavía había dos rombos en la tele para avisar de contenidos «inapropiados», Pablo se tragó todos los clásicos que pudo y fue construyéndose un espantoso mundo paralelo. Entre sus tesoros están los monstruos de castillo de Airgam, aunque recuerda que empezó con muñecos de guiñol. «A los diez años ya hacía marionetas, unos muñecos que siempre incluyen la bruja, el demonio, la muerte... un amigo y yo hacíamos una representación en la calle, cobrábamos a los niños y nos sacábamos un dinerillo añadiendo teatro, trucos de magia y películas del Cinexin. Tengo más de doscientos modelos, hasta Los Chiripitifláuticos en formato títeres. Pero a los 13 años vi El exorcista (que me tuve que colar en la sala para poder entrar), y me quedé flipado. Empecé a recopilar todo lo relacionado con la peli, el libro, la banda sonora, camisetas, los pósters, los carteles, todo. Fotos de la protagonista, Linda Blair, debo tener diez mil, lo que pasa es que con Internet ya es horrible, porque hay demasiado», cuenta.
En Santiago, además de estudiar la carrera, desarrolló paralelamente su vocación de actor en varias compañías, entre ellas, Uvegá Teatro y el Centro Dramático Galego, con el que participó en los montajes de Yerma (1990) y Así é se vos parece (1991), además de actuar, dirigir y escribir los guiones de un montón de cortos, y colaborar en programas y series de televisión como A reoca o Os outros feirantes .
Pareja de baile de Teté Delgado
Aunque quizás lo más pintoresco de todo este período de polivalencia es su faceta como bailarín. De estudiante, Pablo Samartín se apuntó con su amiga Teté Delgado a una academia para aprender bailes de salón, y un año más tarde, cuando creció la moda y la demanda, acabaron siendo profesores de la misma escuela. Luego, sus caminos se separaron aunque siguen siendo grandes camaradas y el baile se cruza en el camino de ambos de vez en cuando. La actriz ferrolana es en este momento jurado en el programa Mira quien baila , y él, invitado por la directora del instituto de Cangas en el que imparte Ciencias Naturales a chicos de 2º de bachillerato y 4º de la ESO, les da unas nociones en el recreo que les hacen olvidarse del Mp3 y la Nintendo. Ahora, Samartín es profesor con plaza en el Instituto María Soliño, algo que él, después de diez años rotando por diferentes centros educativos, interpreta como una feliz y rara casualidad, ya que le apasiona la leyenda sobre esta mujer que fue acusada de brujería en tiempos de la Inquisición.
Pero cuando Pablo acabó la carrera tardó en encontrar trabajo, así que se le ocurrió seguir adoctrinando en el arte de la danza para tener un sueldo a fin de mes y así siguió durante quince años, alternando períodos en colegios con la biología y la geología, compaginándola a veces al mismo tiempo con la enseñanza del Fox-Trot, la Polka o el Cha-cha-chá.
Pablo es feliz con la docencia, una labor que considera muy gratificante, pero le faltaba algo. Un día se dio cuenta de que con todo el repertorio de terror que tenía podía montar un espectáculo y eso hace, con gran demanda de instituciones, empresas y particulares. El miedo se reserva en la página web: www.elrocedelasalas.com