Un pequeño paso para el vino y un gran paso para las bodegas gallegas. Si un mes atrás en O Rosal se estrenaba la primera levadura gallega de albariño, ahora una firma de Arbo avanza un poco más y planea desarrollar tres variedades a nivel industrial. Es decir, en lugar de investigar y usarlo para sus propios caldos, estas levaduras de albariño autóctono saldrán al mercado para que cualquier viticultor pueda utilizarlas.
De este modo sustituirían las que emplean en la actualidad, procedentes de otros vinos, por una propiamente gallega y con origen en las cepas de albariño previamente seleccionadas. En total se eligieron 22, entre las cuales había algunas con décadas de antigüedad, de las que se tenía ya material biológico no contaminado.
En el estudio participaron el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria, la Estación de Viticultura y Enoloxía de Galicia, la Universidad de Vigo y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. De sus resultados se seleccionaron cuatro cepas y finalmente se trabajó con tres de ellas a nivel industrial.
Se trata de que este material, que se usa en la fase de fermentación, mantenga en la medida de lo posible los aromas y características de los vinos intentando aminorar los efectos climatológicos. Su uso es el responsable de reforzar los olores y características que luego degustará el consumidor. «No es que con las otras levaduras se les estuviera cambiando el sabor o no fueran buenas, sino que con estas se perfeccionará aún más el matiz del albariño gallego. Aunque también estará disponible para las empresas de cualquier parte del mundo», apuntan en la bodega.
Investigación
La parte principal de colaboración de As Laxas comenzó cuando tocó poner en práctica los resultados obtenidos de las tres cepas. «Somos una de las pocas bodegas con un departamento de investigación con producción suficiente como para realizar estudios, por lo que es el sitio idóneo para desarrollar un proyecto de este tipo», recordaron sus responsables desde Arbo. Aunque la investigación todavía no ha acabado, se espera que a corto plazo el producto pueda salir al mercado. «En Galicia es un tema que se ha investigado poco y esperamos que haya una buena acogida por parte de los viticultores de la comunidad», aseguran en As Laxas.
Puede que la receta incluso cruce el continente, puesto que la presencia de los caldos de Arbo en otras partes del mundo no es extraña. En la actualidad sus diferentes marcas se pueden encontrar en cerca de cien tiendas de las principales ciudades de Rusia y en buena parte del territorio de Estados Unidos, donde tiene una excelente acogida. De hecho, sus buenos resultados al otro lado del continente fueron los responsables de que en la actualidad los usuarios de primera clase de los vuelos de la compañía American Airlines pueden degustar caldos gallegos sobrevolando el Atlántico.