El Museo do Mar cuenta su historia

VIGO

El centro de Alcabre ofrecerá al visitante una guía en la que se explica la trayectoria del edificio y su exposición, y se contextualiza la relación marítima de Galicia

18 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

«A pretensión desta guía é contextualizar unha proposta museográfica que transcende aos muros do museo», afirmó Pablo Carrera para justificar la edición de la Guía do Museo do Mar de Galicia . Con este instrumento en la mano, los visitantes podrán contextualizar el marco físico que generó la rica historia socioeconómica de Galicia con el mar, así como la trayectoria del propio edificio y su exposición permanente.

La guía comienza describiendo la ciudad de Vigo y su ría. Los visitantes podrán conocer que la ría viguesa tiene una superficie de 176 kilómetros cuadrados, treinta y tres kilómetros de extensión y una anchura variable entre los diez kilómetros de la boca atlántica, entre cabo Home y monte Ferro, y los seiscientos metros del estrecho de Rande.

En una segunda parte, la guía realiza un recorrido histórico por la comarca viguesa, desde que hace cien mil años grupos de cazadores recolectores recorrían este territorio, hasta la reconversión industrial de comienzo de los años ochenta. «No castro da Punta do Muíño do Vento, visible no recinto do propio Museo do Mar de Galicia, atopouse un conxunto de machados de talón (séculos XI-VII a. C.). Estableceuse a teoría da súa utilización como lingote, pois en moitos casos estas pezas non mostran pegadas de uso», se puede leer en la guía, que inicialmente ha sido escrita en gallego, pero que también tendrá versiones en castellano y en otros idiomas.

«De cara ao futuro, incluimos un capítulo dedicado ás illas de San Simón e Santo Antonio porque son contenedores culturais dependentes da Consellería de Cultura e estou convencido de que co tempo estarán vinculados con museo», explicó Pablo Carrera la inclusión del tercer capítulo.

Y por fin llega el Museo do Mar de Galicia, un lugar ubicado en un cabo que sirvió para acoger a los pobladores castreños de la Edad del Hierro, cuyos restos se pueden ver dentro de las instalaciones del museo. En 1887, el industrial Marcelino Barreras construía en ese espacio una fábrica de conservas. Años después, el edificio acogió el matadero municipal, hasta que en 1992 se le encarga un anteproyecto al arquitecto italiano Aldo Rossi. A partir de ese momento, un cúmulo de contratiempos van retrasando el proyecto hasta comienzos del siglo XXI, cuando el arquitecto gallego César Portela concluye el museo.

La parte final de la guía está dedicada a la exposición, aunque no se propone un recorrido intensivo porque «sempre estará en renovación». La próxima publicación del museo será el catálogo de las piezas.