Luis Moro despide un año en blanco por lesión con un nuevo récord gallego en pértiga

X.R. Castro

VIGO

25 ene 2010 . Actualizado a las 12:14 h.

Luis Moro batió el récord gallego de salto con pértiga. Saltó 5,35 en una reunión en Madrid. Una buena noticia para el atletismo gallego, necesitado de jóvenes referencias en las pruebas técnicas. Pero excelente si se tiene en cuenta que ese registro -el duodécimo del ránking español bajo techo de todos los tiempos que tiene su culmen en los 5,80 metros saltados en 1999 por José Manuel Arcos en Zaragoza- llega después de un año en blanco por mor de la rotura de un ligamento cruzado interno en la rodilla que estuvo a punto de negarle el futuro que desde juvenil se viene labrando este saltador nacido en O Barco de Valdeorras y que ya afronta su sexto año becado en la Residencia Blume.

Moro saltó al primer plano en el 2007 cuando colocón el listón de la pértiga gallega en 5,30 metros. Todavía estaba en edad promesa y apuntaba alto. Pero llegó la lesión, y la rodilla lo tuvo parado más de un año. Incluso tuvo que someterse a una segunda intervención quirúrgica el verano pasado porque los dolores no cesaban. «Digamos que hubo una complicación. Cuando entraba en la fase de carrera me seguía doliendo y no podía saltar», comenta el valdeorrés, que asegura que ni en los peores momentos llegó a valorar la posibilidad de abandonar.

Sabía que podía recuperar su mejor nivel y que solo necesitaba una segunda oportunidad. En cuatro meses superó la segunda intervención y en diciembre pasado volvió a la pista. Lo hizo en un critérium en Valladolid -«que utilizamos como test»- en donde consiguió la clasificación para el campeonato de España absoluto. Una noticia esperanzadora. En gran parte porque solo podía hacer 12 pasos para saltar por mor de la recuperación.

La gran reválida

Pero su gran reválida. La prueba real para confirmar que la recuperación era un hecho, llegaba durante el fin de semana en Madrid. Y todo salió a la perfección. «Comencé saltando en 5,10 y lo pasé a la primera», recuerda. Confiado, decidió atacar el récord gallego (unificado tanto al aire libre como en pista cubierta) que él mismo tenía. Buscó el 5,35 y lo superó a la segunda. «Me sentí cómodo y lo pasé bastante bien». Otro subidón y otro reto. Acto seguido pidió diez centímetros más, pero todavía es muy temprano para abordar los 5,45. Todos los intentos con 14 pasos, dos más. Cada vez más cerca de su técnica habitual.

Los 5,45 solo serán una altura que solo será estación de paso de cara a su gran reto, saltar 5,50 metros antes del mes de julio y clasificarse para el Europeo absoluto que el próximo verano se vivirá en Barcelona. «Ya soy un atleta de categoría absoluta y tengo que ir a por todas. Sé que puedo saltar los 5,50 y voy a intentarlo siempre que puede». Para entonces podrá ayudarse de sus 16 pasos preceptivos.

Pero a sus 22 años si al final no consigue el pasaporte para la cita continental en el año de su regreso, tiene retos de sobra para culminar un curso triunfal. Luchar por el campeonato de España al aire libre y plantarse en los Iberoamericanos.

A lo largo del año oscuro, Luis Moro ha recibido el apoyo de todos los estamentos. El primero de la propia Federación Española de Atletismo, que en ningún momento se planteó la opción de retirarle la beca. «Se portaron muy bien y ahora me toca corresponderle». Pero también desde Galicia le llegaron muestras de cariño, especialmente por parte de su club de toda la vida, el ADAS Valdeorras en el que sigue militando. «Sigo ahí y muy a gusto, de momento no pienso en cambiar porque durante la lesión siempre han estado ahí, pero en un futuro ya veremos lo que puede pasar».

Otra persona fundamental para su crecimiento y para superar la crisis ha sido su técnico, Javier Navas, el hombre que le convenció del viaje a Madrid para dedicarse en cuerpo y alma a la pértiga. Navas fue el entrenador de Montxu Miranda, el actual plusmarquista español y la referencia absoluta de la disciplina en España y quizás el hombre que algún día perderá la plusmarca de manos del valdeorrés.

Pero ese día queda todavía muy lejos. Lo único claro es que Luis Moro ha vuelto y lo ha hecho con fuerza. «Estoy bien y dispuesto a todo».

Para comenzar quiere participar en cuanta competición se requiera la pértiga esta temporada. Su primer reto será la pista cubierta, una cita impensable si continuase entrenando en precario en O Barco. Por eso se mudó a la Residencia Blume. Para ser un campeón desafiando incluso a las peores circunstancias.