Carmen Kruckenberg, el primer Laxeiro en femenino

VIGO

24 feb 2011 . Actualizado a las 13:32 h.

1A la octava fue la vencida. Carmen Kruckenberg es la primera mujer que se hace un hueco en una lista hasta ahora reservada al sexó masculino, la del Premio Laxeiro. Los miembros del patronato de la fundación que lleva el nombre del pintor parece que no lo tuvieron difícil en esta ocasión. Lo digo porque eligieron a la escritora por aclamación.

Carmen y el de Lalín no solo se conocieron, sino que mantuvieron una estrecha amistad (iniciada en Vigo, estrechada en Buenos Aires y definitivamente asentada otra vez en Vigo), así es que no ocultó su alegría cuando le notificaron la noticia. Fue 24 horas antes de la entrega del galardón -«me costó mucho guardar el secreto», reconoció-, que recibió ayer en el transcurso de la ya tradicional comida del 23-F en el Puesto Piloto, la que conmemora el nacimiento de Laxeiro (ayer hubiera cumplido 103 años) y que él mismo inició un par de lustros antes de fallecer en el mismo escenario y con el mismo menú: lacón con grelos.

Después de que Xesús López, el concejal de Cultura, entregó a Carmen Kruckenberg la escultura que lleva aparejada el premio, la homenajeada leyó un emotivo texto en el que hizo un recorrido por algunos de los momentos compartidos con su «entrañable» amigo Laxeiro, al que conoció en 1944 en las famosas tertulias del Derby. La Kruckenberg fue durante mucho tiempo la única mujer (siempre pionera) que participó en aquellos encuentros.

Los siete hombres que antes que Carmen recibieron el premio, instituido en el 2004, son Francisco Fernández del Riego, Julio Fernández Gayoso, Xaime Isla Couto, Isaac Díaz Pardo, Carlos Oroza, Antón Lamazares y Xosé Neira Vilas.

Los nombres que no puedo escribir (no cabrían) son los de las personas (hasta ochenta) que ayer no quisieron perderse este otro 23-F.

Tintimám, el regreso

2Definitivamente, vuelve. 25 años después de su adiós (ahora sabemos que fue hasta pronto), una de las publicaciones de culto de la Movida regresa a los kioscos, los centros culturales y las galerías de arte. Al timón del proyecto sigue Xavier Moreda. Muchas veces pensó en resucitar su obra más querida, tantas como tuvo que desistir. Hasta ahora.

Lo primero que sorprende de este primer número es el cambio de look. Me explica que lo de la horizontalidad del formato es completamente circunstancial (como el asunto central va de cine, ha querido que recuerde a una pantalla), lo que será permanente es el nuevo nombre, Tintimám, en el que se ha sustituido la ene final por una eme. Nada que ver con posibles problemas de copyright, «es para darle un toque luso». Quiere abrirse al mercado lusófono y es un guiño.

Aunque el reportaje estrella del número está dedicado al universo Krebinsky, salido de la imagiación de Enrique Otero y Miguel de Lira, lo que más impacta es leer en francés, inglés y, sobre todo, en vasco unos versos de Martín Codax dedicados a Vigo. La cosa promete.