El equipo vigués inicia la promoción de ascenso en Balaídos con la meta de recuperar su sitio en la élite
08 jun 2011 . Actualizado a las 21:14 h.Llegó la hora. Después de meses hablando de la promoción de ascenso, el Celta ya tiene ante sí la vía secundaria por la que acceder a la gloria. Después de que solo Betis y Rayo pudiesen pagar el caro peaje de la autopista del ascenso directo, a los célticos les queda tomar el camino con más curvas pero que también conduce a Primera.
Como unas semifinales de Champions, así es como han definido varios de los protagonistas a estos cruces de los play off. Como sucedió este año con el Madrid-Barcelona, el Celta-Granada tiene tintes de final. Aunque el primer puesto de este cuarteto de privilegio fue para el Elche en el campeonato regular, los dos equipos que durante casi toda la Liga parecieron poder aspirar al tercer peldaño hacia la élite han sido vigueses y granadinos. Por eso esta eliminatoria parece clave. Los dos entrenadores han jugado a dar como favorito al prójimo con la idea de que ese cartel no favorece para alcanzar el éxito.
Al cuadro vigués no le asisten los números. Su racha de las dieciséis últimas jornadas en las que solo ganó dos encuentros es la que le hace parecer el rival más débil. Eso fue lo que el Granada pensó cuando el pasado sábado decidió no hacer nada para ganar en Huelva y evitó el cruce con el Valladolid. Esta elección andaluza ha servido para espolear aún más a los celestes. El valor de un equipo que era líder en febrero ha sido puesto en duda, y da la sensación de que a esta plantilla le han tocado en su amor propio. Demostrarle a los granadinos que equivocaron su preferencia es por tanto el primer objetivo.
En toda eliminatoria se habla de partidos de 180 minutos, 210 si se llega a un prórroga. Al cuadro vigués le ha ido mucho peor en casa que fuera, por lo que le agrada y le descarga de presión que la primera parte de este duelo se juegue en Vigo. No encajar goles es la meta que se han marcado antes de viajar al Nuevo Los Cármenes. Al estilo Mourinho, en el bando celeste son conscientes de que cuando no reciben goles, tienen gran parte del trabajo hecho. Otro tema es el desgaste que pueda sufrir el que pase para encarar solo unos días después la gran final. Da la sensación de que nadie se va a guardar nada, aunque Paco Herrera hable siempre de cuatro partidos y no solo de dos, y de rotaciones, esas que casi nunca ha hecho.
El técnico celeste va a poner a su equipo de gala, a ese que la afición se ha aprendido de carrerilla. Mientras, Fabri suspirará por la ausencia de Álex Geijo. El Granada es menos fiero sin su máximo goleador, aunque de batallas ganadas sin el estandarte al frente está la historia repleta. O quizás no sean tantas.