Los artículos de bebé de segunda mano, nueva tendencia en Vigo

Begoña Rodríguez Sotelino
B. R. SOTELINO VIGO / LA VOZ

VIGO

<span lang= es-es >«Veía venir que me iba a quedar en el paro»</span>. Carolina y Sonia fueron las primeras en apostar por el negocio.
«Veía venir que me iba a quedar en el paro». Carolina y Sonia fueron las primeras en apostar por el negocio. xoán carlos gil< / span>

Personas ajenas al sector han abierto tres tiendas en el último trimestre

16 may 2013 . Actualizado a las 14:47 h.

Saben los padres que la etapa en la que los hijos son bebés es tan deliciosa como terrorífica. Para moderar el segundo de los adjetivos, la buena noticia es que aunque parece un suplicio infinito, al final dura un suspiro. El resultado es que el niño, de repente, crece veloz hacia la etapa de borde adolescente y la casa acaba llena de mantillas, carritos, tronas, cunas, andadores, esterilizadores, cambiadores, orinales, tetinas y un etcétera tan largo de artículos que la sociedad moderna ha inventado para el confort de los churumbeles, que una página no sería suficiente para reproducirlos todos.

Y al calor de la recesión que agudiza el ingenio, por fin alguien se ha dado cuenta de que todo ese desguace de la parafernalia infantil tiene un gran futuro reciclable en tiendas de segunda mano. Son los hijos de la crisis. En Vigo se han dado cuenta varios emprendedores a la vez. En enero no había ninguna tienda y ahora ya hay tres.

Bebé Market abrió en febrero en la calle Carral. Triki Trake se inauguró en marzo en la avenida de Madrid y Mi Mami es Lista, en la calle Fragoso en abril. Sendos proyectos son muy parecidos y todos empiezan con muy buenas perspectivas, ya que parece haber nicho de mercado para todos y coinciden en el entusiasmo y las buenas perspectivas. También son similares las circunstancias que les llevaron a iniciar una aventura empresarial en tiempos difíciles. Pero ha sido precisamente eso, la escasez de trabajo, lo que les ha llevado hasta ahí.

Carolina Asenjo, licenciada en Ciencias del Mar, trabajó en el sector de la acuicultura y estaba contratada en el Museo do Mar cuando se alió con su amiga Sonia Vivas, que ya tenía experiencia comercial (con la tienda de ropa infantil Almita) para abrir Bebé Market. «Veía venir que me iba a quedar en el paro, y antes de que sucediera, me decidí», cuenta.

Cambio social

Lo mismo le pasó a Javier Irisarri. Por tradición familiar, este vigués de 33 años empezó a estudiar derecho en Santiago pero lo dejó para estudiar Filosofía en la Universidad del País Vasco. Allí fue doctorando hasta que se acabó la beca de investigador y las posibilidades de ganarse el pan por la vía académica. Como los demás, vio que las tiendas de artículos de bebé de segunda mano funcionaban muy bien en Madrid y Barcelona. Y con la ayuda de su mujer, que trabaja en una gestoría de seguros, abrieron Mi Mamá es Lista. Como buen filósofo, Javier observa que la sociedad española ha cambiado. «Mientras en Alemania o Inglaterra el mercado de segunda mano es lo más normal, en España comprar cosas de segunda mano era algo que no estaba bien visto. Ahora ya no», reflexiona. Y añade que «a diferencia de los otros, nosotros tenemos, además, ropa de outlet de marca al 50 % y es de lo que más salida está teniendo», asegura el nuevo empresario. En su negocio se ocupa, además, de acudir a las casas a recoger el material que el cliente quiere vender.

¿Qué hacemos con la sillita?

Lo mismo hacen en Triki Trake si es necesario. Silvina y Esteban también se estrenan con su negocio. Ella tiene más de 30 años de experiencia en sector del comercio y él, 41 en el de la construcción. Pero el paro les llegó a la vez y desde octubre pasado empezaron a darle vueltas a la idea. «En realidad fue idea de mi marido -reconoce ella- se le ocurrió cuando compramos una sillita para un nieto y luego no le servía».

A la pareja, que además de ser abuelos son padres de un niño de 7 años, no les amilana el panorama. «Somos valientes para todo. Aunque muchos, con nuestros años, ya están jubilados, la vida no nos para, hay que seguir, que estamos en una edad que ni para adelante, ni para atrás», explica ella con humor.

«Aunque es mucho trabajo, porque hay mucho que hacer detrás del escaparate, desde reparaciones a planchado de ropa), estamos contentos e ilusionados», manifiesta Silvina.