Bimba y Lola repite modelo, y espanta por segunda vez a unos compradores

VIGO

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Titubeos y exigencias de los dueños tumban la venta a Permira días antes de la firma

24 jul 2018 . Actualizado a las 19:29 h.

Bimba y Lola lo ha vuelto a hacer. Después de seis meses de negociaciones con el fondo británico Permira, el grupo de moda y complementos con sede en Vigo se ha echado atrás en el último momento. No habrá venta, al menos de momento, informó ayer la empresa más joven de la familia Domínguez, la emprendedora saga textil ourensana.

Permira fue más contundente al dar por roto el acuerdo que debería haberse firmado antes del 31 de julio, según las cláusulas de la oferta vinculante que llegó a la fase final del proceso abierto hace un año, cuando Morgan Stanley puso en circulación el cuaderno de venta.

Bimba y Lola nunca informó oficialmente de hasta dónde estaba dispuesta a abrir su capital a la entrada de inversores. Lo que ha trascendido del mercado es que sería una participación mayoritaria, de hasta el 70 %, por la que Permira habría puesto sobre la mesa una suma que rondaría los 400 millones de euros.

Había acuerdo económico, o eso es lo que pensó Permira, que puso la due dilligence y todo el operativo de la adquisición en marcha.

No es la primera vez que la empresa que dirigen las hermanas María y Uxía Domínguez les da portazo a compradores convocados por la propia firma. En el año 2013, Bimba y Lola inició la venta de una parte (en aquella ocasión, minoritaria) de sus acciones, y llegó a entablar negociaciones con L Capital (el fondo de inversión del grupo francés Louis Vuitton Moët Hennessy, LVMH), hoy L Catterton.

El fondo y las dueñas de Bimba y Lola no se pusieron de acuerdo en el precio de compra (se habló de una oferta de 150 millones de euros), especialmente porque la compañía dependía en ese momento de la evolución del mercado español, cuyo consumo se encontraba en pleno proceso de declive como consecuencia de la fuerte crisis económica que atravesaba el país.

Vender y seguir mandando

Tras los muchos titubeos, el inversor terminó adquiriendo una participación en El Ganso.

Ahora la historia se repite, en parte por los mismos motivos, las idas y venidas de los vendedores, pero las circunstancias del grupo son muy diferentes. En el año 2013, Bimba y Lola facturaba cerca de 90 millones de euros; al cierre del 2017 duplica esa suma y la supera: 181 millones de euros.

Fuentes próximas a la negociación aseguran que el motivo de la ruptura con Permira no ha sido económico, sino por las diferencias de interpretación de la letra pequeña del acuerdo en materia de gestión, dirección o control del grupo, al que la familia Domínguez no está dispuesta a renunciar. A esas diferencias se sumó la salida de la empresa del director general, Nicolás Corral, ya incorporado a Acciona.

Pese a que en un primer momento se interpretó esta marcha como una forma de facilitar la llegada de los nuevos inversores a la dirección del grupo, según ha trascendido, la baja de Corral, tras siete años en la empresa, resultó sorpresiva para las hermanas María y Uxía, e incluso podía haber afectado al proceso de negociación de la venta, en el que Corral ha colaborado.

Su cargo será ocupado a partir de septiembre por José Manuel Martínez Gutiérrez, hasta hace un mes consejero delegado del grupo alemán Esprit.

¿Tercer intento?

Expertos en adquisiciones corporativas no descartan que la compañía gallega retome su proceso de venta a partir de esa fecha, ya que durante todo el camino de los últimos meses se ha visto el interés de los inversores en la compañía, que ha llegado a tener media docena de ofertas de grandes corporaciones sobre la mesa.

Bimba y Lola está inmersa en un plan de desarrollo internacional, y la entrada de socios sigue siendo la mejor opción para abordar su crecimiento. Según dijo ayer la empresa, el grupo se dispone a iniciar otra etapa, con la aprobación de un nuevo plan estratégico (2018-2022). «Tras más de diez años consecutivos de crecimiento, el proyecto dirigido por María y Uxía Domínguez ha marcado las nuevas líneas estratégicas con el objetivo de construir una marca global de referencia dentro de su segmento», dijo el grupo.

Director marca Inditex y un consejo de administración

El primer pilar del plan de desarrollo anunciado ayer por Bimba y Lola es acelerar la internacionalización del grupo, hoy presente en 14 mercados. La nueva estrategia persigue reforzar la presencia en Europa, Latinoamérica y Asia. Y esa será una de las grandes misiones de José Manuel Martínez Gutiérrez, el nuevo primer ejecutivo de Bimba y Lola, que hace apenas un mes abandonó la dirección de Esprit.

Su perfil profesional destila amplia experiencia en el mundo de la moda.

Se incorporó a Esprit en el año 2012 para llevar a cabo una profunda transformación y devolver el gigante alemán a la senda del crecimiento. El directivo fichó por el grupo procedente de Inditex, en donde trabajaba desde el año 2003. En la compañía gallega, Martínez fue director de la filial de Zara en Escandinavia y, más tarde, responsable de las áreas de distribución y operaciones.

Esprit lo fichó con el desafío de reestructurar el que fue uno de los diez mayores grupos de distribución de moda del mundo. Su estrategia pasó por dejar atrás el esquema clásico para adaptar un modelo más similar al fast fashion implantado y extendido por Inditex.

Para emprender el proyecto alemán, Martínez se rodeó de un grupo de ejecutivos que, como él, procedían del gigante gallego: Elena Lazcanotegui, José Antonio Ramos, Juan Antonio Chaparro y Rafael Pastor.

Martínez fue relevado apenas un mes después de que la firma alemana cerrara el primer semestre del ejercicio con pérdidas de cien millones de euros.

Bimba y Lola reforzará sus órganos de gobierno con la creación de un consejo de administración, el máximo órgano de gobierno de la compañía, dando entrada a profesionales independientes que acompañarán a María y Uxía Domínguez.