Los ingresos en planta superan el pico de la segunda ola; el hospital pone más recursos
19 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Ocurrió en la primera ola porque la pandemia llegó sin que nadie la esperase; ocurrió en la segunda ola porque nadie previó que se fuera a recrudecer tras el verano; y ocurre de nuevo en la tercera ola, cuando todos los expertos advertían que las Navidades harían crecer los contagios. De nuevo, se han vuelto a aplazar operaciones. Es una medida que indica que el sistema sanitario tiembla. Porque las operaciones no se suspenden porque no haya capacidad para realizarlas, sino porque un paciente operado puede necesitar cuidados críticos, que se dispensan en las unidades de reanimación. Y como las unidades de cuidados intensivos no tienen suficientes camas y respiradores para atender a todos sus enfermos habituales y también a los de coronavirus, los pacientes que no caben se atienden en las unidades de reanimación. Por eso, ahora que la epidemia crece sin control en el área de Vigo, hace falta que haya camas de críticos libres.
El Servizo Galego de Saúde anunció este lunes que al menos durante toda esta semana se mantendrán cerrados un mínimo de diez quirófanos en el Álvaro Cunqueiro, que son dos al día -suelen usarse una treintena entre el Cunqueiro y el Meixoeiro-. Las cirugías que se reprograman son complejas, pero no se considera de máxima prioridad. La cirugía urgente, la oncológica, la ambulatoria y, en general, la que está regulada por la ley de garantías -que establece un tiempo máximo de espera para algunos procesos- sigue en marcha. Las operaciones reprogramadas se cambian por otras menos complejas y ambulatorias, en el Meixoeiro. Pero eso no quita que haya decenas de personas que iban a ser operadas y tendrán que esperar.
La medida es producto, sobre todo, del incremento de ingresos que se vive desde que comenzó el año, y que fue más intenso en los últimos días de la semana pasada. Ayer por la tarde ya había 72 personas hospitalizadas en planta con covid confirmado en el Cunqueiro y otros 15 en críticos. El lunes de la semana pasada eran 28. Los casos han crecido como la espuma en la última semana en el área sanitaria de Vigo y eso provoca que haya más personas que acaban ocupando una cama de hospital.
El brote que se produjo en la planta de geriatría del Meixoeiro ha sido la gota que ha colmado el vaso. Doce ancianos tienen confirmada la infección por el coronavirus y ya ocupan una cama en alguna de las unidades covid del Cunqueiro. Otros diez estaban ayer pendientes de nuevos resultados, también en el Cunqueiro, en la unidad de sospechosos. Pero el brote de la planta de geriatría solo se suma a una tendencia que ya existía, y es que los ingresos están creciendo.
Por eso, después de no haber tomado ninguna medida excepcional la semana pasada, el Cunqueiro habilitó ayer una nueva unidad para covid, con 44 camas. Para ello, tuvo que trasladar a una decena de pacientes de traumatología al Meixoeiro y repartir a otra media docena en habitaciones del propio Cunqueiro. Estas 44 camas se suman a las 90 que ya había. Por lo tanto, hay 134 camas para casos confirmados, si bien esto es una capacidad máxima que tiene el hospital, ingresando a todos los pacientes en habitaciones dobles, algo que se suele evitar. Además, hay 24 estancias para quienes tienen síntomas compatibles con la enfermedad (estas sí son individuales, para que no haya contagios).
En el pico de la segunda ola
Los 72 pacientes que había ayer en el Álvaro Cunqueiro llevan a Vigo a igualar ya el pico de ingresados de la segunda ola, con 107 personas, igual que el 16 de noviembre.
Pero hay tres diferencias fundamentales con aquel momento. Una es que entonces había más pacientes en las ucis (25 entonces, 20 ahora). Otra es que ahora el Cunqueiro está claramente peor que los otros hospitales: Povisa tiene 14 en planta y 5 en uci, y no ha sufrido grandes crecimientos en la última semana; mientras que Fátima tiene un solo paciente hospitalizado y la uci vacía. Tanto es así, que el Cunqueiro tiene ahora el récord de hospitalizados desde principios de abril, cuando tres semanas de estricto confinamiento domiciliario empezaron a dar resultado y el día 7 de aquel mes había 75 ingresados en planta del hospital de Beade.
Pero la diferencia más importante es que si se compara esta situación con el pico de noviembre hay que tener en cuenta que aquello fue, efectivamente, el pico. Y actualmente la situación en Vigo está todavía lejos del pico. Está en plena fase de expansión. Pronto se superará el pico de la segunda ola y habrá que ver hasta dónde llega la tercera.
Porque los datos están claros. La incidencia en el área sanitaria de Vigo es de 418 casos por cada cien mil habitantes en las últimas dos semanas. La ciudad no tiene esas cifras tan elevadas, pero está ya en 317 y siete días antes eran 210. El baremo que se está considerando como de riesgo extremo o muy alto es 250 contagios en catorce días por cada cien mil habitantes. Lo sobrepasan todos salvo Cangas y Fornelos, todos los concellos superan los 250.
En total, hay 2.452 contagiados en fase activa de la enfermedad. Ayer se notificaron cuatro fallecimientos en el área de Vigo.
Más contagios entre las enfermeras de geriatría
El Sergas comunicó el domingo un brote en la planta de geriatría del Meixoeiro. Un paciente que había sido dado de alta el viernes se encontró mal y volvió al hospital. Al hacerle la PCR dio positivo, aunque las pruebas hechas al ingreso eran negativas. El sábado se hicieron pruebas a toda la planta y, sumando el inicial, se detectaron 12 casos. El jueves, una enfermera también había dado positivo en coronavirus. Ya se han hecho pruebas a todos los trabajadores de la planta y hay al menos tres casos confirmados en personal de enfermería -el Sergas no precisa cuántos-. El servicio de medicina preventiva están estudiando el brote. No está claro cómo comenzó el brote. Pudo ser una visita o pudo ser el personal. Los pacientes no salen de las habitaciones.
Fuentes sanitarias explican que en geriatría son habituales las nebulizaciones, una técnica de oxigenación que genera muchos aerosoles, que son una vía de transmisión evidente del SARS-CoV-2.