Una inmobiliaria del andorrano Andbank se suma a la lista de gestores de capital que han comprado empresas y activos de la ciudad
08 feb 2021 . Actualizado a las 23:54 h.Los vigueses son cada vez menos dueños de su tejido empresarial. A lo largo de los últimos años se han ido multiplicando el número de firmas punteras y estratégicas de la ciudad que sucumben a los fondos de inversión y su poder financiero. «Estamos nunha etapa do capitalismo na que a lóxica dos fondos e a capitalización bursátil son moito máis frecuentes que hai dez anos», explica Xavier Martínez Cobas, profesor de Economía Financiera de la Universidad de Vigo, para analizar la creciente presencia del capital extranjero en la mayor urbe gallega. Es uno de los principales síntomas de lo que se denomina economía avanzada.
El sector pesquero, la automoción, el metalúrgico, el sociosanitario, el inmobiliario, los centros comerciales... No hay nicho del mercado vigués en el que no se haya introducido el capital de estos inversores financieros. El origen de los fondos de inversión que han desembarcado en la ciudad está, principalmente, en Estados Unidos y Reino Unido, pero también fluctúa dinero llegado desde Israel, Canadá, China o Andorra.
La internacionalización de las relaciones comerciales se ha fortalecido con la llegada de fondos mutuos, que encuentran una estructura empresarial industrial potente. ¿Es bueno o es malo? Según los expertos, gallegos o no, depende. Por su propia naturaleza, los fondos de inversión tienen una capacidad financiera muy superior. Su capitalización podría incentivar el crecimiento de las empresas de Galicia, que en su mayoría son de pequeño tamaño, atendiendo a la lógica europea. «Os fondos ofrecen un potencial de compra, contratación, facturación e investimento en I+D que, agás grandes excepcións, a maioría de empresas da comunidade non se poderían permitir», considera Martínez Cobas.
El aspecto negativo de este tipo de inversiones reside en su efimeridad. Por lo general, los fondos mutuos se proponen crear valor y beneficio económico a corto plazo, de cinco a siete años, pero no vislumbran permanecer con la empresa intervenida a largo plazo. «Non teñen vocación de permanencia», señala el profesor de la UVigo.
En el mes de mayo del 2019, el fondo de inversión estadounidense Platinum Equity se hizo con el grupo Iberconsa por 550 millones de euros. Fue la mayor inversión de un fondo en Galicia hasta ese momento. La firma de capital riesgo norteamericana logró el 100 % de las acciones de la empresa líder en captura y producción de langostino austral y merluza congelada, uno de los gigantes españoles del sector. Lo curioso es que le compró la firma a otro fondo, Portobello, que a su vez la había adquirido cuatro años antes.
Automoción
De un sector clave, a otro. GKN Driveline se vendió en el 2018 al fondo británico Melrose por más de 9.000 millones de euros. La filial de la firma en Vigo es la segunda empresa gallega más potente en el sector de la automoción.
En 2005, TRW Automotive Holding Corp., controlada por fondos de inversión que cotizan en la Bolsa de Nueva York, alcanzó un acuerdo para adquirir el 68,4 % de Dalphimetal por 33 millones de euros, además de asumir una deuda superior a 80 millones. Por concentrar la mitad de su volumen de producción la planta de TRW en Vigo se ha convertido en la sede en Europa del grupo.
Vanguard Group (Pensilvania) y Blackrock Inc. (Nueva York) son los principales accionistas del proveedor mundial de la industria automotriz Borgwarner, también norteamericana. Entre las dos atesoran cerca de 40.000 acciones de la multinacional. En Vigo, el gigante tiene más de 400 trabajadores en su planta de la carretera de Zamáns, donde ha ido reduciendo plantilla mientras la aumentaba en la de Portugal.
Con un porcentaje incluso superior, Blackrock (9,21 %) y Vanguard Group (8,76 %) son los accionistas principales de Lear Corporation, fabricante de asientos y sistemas eléctricos para automóviles. En abril de 2017, los inversores estadounidenses compraron la unidad de asientos de Grupo Antolín. Actualmente, Lear planea la sospecha de una creciente deslocalización en favor de su planta lusa en Valença do Minho, que acaba de ampliar.
Ladrillo
El último movimiento de fondos en Vigo corresponde a Seagull Real Estate, un fondo de inversión inmobiliario lanzado por la filial española del banco andorrano Andbank. Compró un edificio histórico del arquitecto Jenaro de la Fuente en el número 11 de la calle Uruguay para rehabilitarlo y levantó otro en Rosalía de Castro 61-63. Aseguran que, en su caso, cuentan con inversores gallegos detrás. Ya está preparando nuevas promociones inmobiliarias en la ciudad.
Castlelake (Minneapolis), uno de los fondos más potentes del sector inmobiliario del mundo, dotado con 15.000 millones de dólares, también aterrizó en Vigo. Lo hizo a través de la promotora de obra nueva Aedas, que está al cargo de la construcción de una promoción de 48 viviendas en nueve alturas al final de la calle Rosalía de Castro. La empresa de promociones prevé que la obra nueva esté finalizada en 2023 y el precio de las viviendas oscilará entre los 200.000 y los 450.000 euros. Solo ha puesto su primera pica en Galicia.
A través de la promotora inmobiliaria Gestilar, el fondo de capital riesgo norteamericano, Autonomy Global Opportunities asumirá el proyecto Barrio do Cura, que prevé la construcción de 391 viviendas de lujo en el centro de Vigo. Detrás de esta inversión se encuentra el exdirectivo de Lehman Holding Brothers, Robert Gibbins, que cuenta con activos inmobiliarios por valor de 5.000 millones de euros.
Cupa Stone, la mayor empresa mundial en venta de pizarra, con sede en Vigo, dejó de estar en manos gallegas en el año 2016 para pasar a depender de capital extranjero. El fondo de Washington Carlyle se hizo con el 95 % de la propiedad por unos 170 millones de euros, a lo que habría que sumar la deuda que asumió, otros 155 millones.
Censa, la mayor empresa gallega de calderería pesada, fue adquirida por 43 millones de euros por Citic Group, el primer holding chino que aterrizó en Galicia. Hasta 2020, el grupo asiático había invertido más de 60 millones para reactivar la firma que perteneció al presidente del Celta, Carlos Mouriño.
Sanidad
Hospitales y residencias se han convertido en una apuesta clara de los inversores que buscan valores a futuro seguros y rentables. El socio mayoritario de la firma que explota los servicios no sanitarios del Álvaro Cunqueiro es el fondo francés Meridiam, que en diciembre del año pasado pagó 484 millones de euros a Acciona por varias propiedades, entre ellas el centro hospitalario vigués. La firma francesa es accionista mayoritaria, pero no la única. El fondo británico RiverRock, con sede en Londres, tiene una división en Luxemburo que ha comprado una parte del accionariado de la concesionaria. Entre los dos fondos suman el 60 % de la propiedad de la sociedad que explota el hospital.
En el ámbito sociosanitario, las residencias de mayores DomusVi (antiguo Geriatros) son propiedad, desde hace dos años, de la firma británica Intermediate Capital Group.
Povisa y Barreras son dos ejemplos de participación indirecta de los fondos de inversión en operaciones de mucho calado en la ciudad.
Povisa, el hospital privado que mantiene un concierto con la Xunta, es propiedad del grupo valenciano Ribera Salud que a su vez pertence a la aseguradora estadounidense Centene Corporation. Esta empresa se dedica a la salud, pero cotiza en bolsa y entre sus accionistas hay fondos de inversión.
The Ritz Carlton se hizo con el 100 % de Barreras el pasado verano tras completar el pago de 35 millones a sus antiguos dueños. Pero la naviera no estuvo sola en las negociaciones, sino que fue de la mano de su socio inversor y accionista Oaktree, el fondo que hizo auditorías previas en la empresa viguesa y que no efectuó la compra directa del astillero.
Grandes superficies
Los dos centros comerciales más grandes de Vigo también son propiedad de capital extranjero. En el 2014, el fondo estadounidense Oaktree se hizo con el Gran Vía de Vigo a través de un contrato de 113 millones de euros, prácticamente la misma cantidad que había costado la construcción del edificio inaugurado ocho años antes. En julio del 2017, Oaktree se lo vendió a Lar España Real State por 145 millones.
En el año 2016, la gran superficie de la Travesía de Vigo pasó a estar controlado por un grupo de capital riesgo por 49 millones de euros. MDSR Investments, un fondo de Israel que se hizo con el complejo que anteriormente ya había pertenecido a otro fondo británico, el Pradera, que lo adquirió por 40 millones.
Hay otras dos empresas metalúrgicas que fueron compradas por fondos en su momento y luego estos las revendieron a empresas del sector. La americana Crown Holdings, líder en Europa en fabricación de latas de metal, compró Mivisa (la antigua Carnaud) en 2013 a los fondos Blackstone y Dinamia por 1.200 millones de euros.. Estos habían adquirido la fábrica de Coruxo en el 2011 por 900 millones. En el 2014, el grupo puso a la venta cinco de sus ocho plantas en España, incluida la de Vigo, que empleaba a 300 personas. El grupo venezolano Domínguez y Cía la compró entonces a Crown Holdings y se convirtió en Domiberia. Por su parte, Dalphi Metal fue adquirida en el 2005 por TRW Automotive Holding Corp., controlada por fondos de inversión que cotizan en la bolsa de Nueva York Se hizo con el 68,4 % de la firma viguesa y asumió una deuda superior a 80 millones. Posteriormemte, en septiembre del 2014, el gigante alemán de componentes compró TRW, incluidas las plantas del Caramuxo y O Porriño, con medio millar de empleados.