El experto financiero vigués Antonino Comesaña invierte en parcelas virtuales
11 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Antonino Comesaña (Vigo, 1974) es ceo de Bit4block y presidente de la Asociación Galega de Blockchain e IoT (Agalbit). En mayo, se convertirá en el primer criptocoach (entrenador personal de inversores en criptomonedas y fintech) de Galicia y «tercero o cuarto de España». Sigue de cerca las compras de hexágonos virtuales de OVR en Vigo y él mismo ha invertido en las de Madrid.
-¿Quién compró los hexágonos de OVR en el centro de Vigo?
-Varios inversores, pero prefieren seguir en el anonimato. Alguno no quiere comentar nada porque estaban en negociaciones con terceros. La mayoría compró token de OVR entre 0,05 y 0,20 euros y ahora ya está a 2. Han hecho negocio con la inversión en el token que es un retorno más a corto plazo. Los terrenos son una inversión a más largo plazo que solo tendrá sus frutos si OVR se consolida como líder. El proyecto lo conozco muy bien e invierto en él. Yo compré, pero no en Vigo sino en el centro de Madrid.
-¿Por qué en Madrid y no Vigo?
-En la web de OVR se puede ver lo vendido en el centro de Madrid. Está lleno de puntos azules, que significan parcelas compradas. Cualquiera entenderá por qué compré ahí, será más rentable con millones de visitantes. Puedo alquilar publicidad o montar un centro comercial virtual. La gente apuesta por zonas con gran tráfico de gente y turismo.
-¿Hubo subastas?
-Al principio, no. Me costaron entre 50 y 60 euros cada una. Yo suelo entrar en los proyectos cuando nadie los conoce, es donde es mejor la relación entre riesgo y recompensa. Ahora ya no compro porque el dinero lo tengo diversificado en proyectos y no quiero concentrar mucho en uno. A lo mejor OVR no es el proyecto ganador. Con los juegos y los NFTs hay gente que se está ganando la vida jugando.
-¿Se puede decir que usted es el dueño virtual de la Gran Vía o la calle Serrano de Madrid?
-En la aplicación OVR, sí.
-¿Dónde está el negocio de comprar parcelas virtuales?
-Eso ya te lo digo yo (risas). Si el proyecto escala esos terrenos estratégicos pueden valer muchísimo. Basta con pensar al principio de la era de Internet el que compró dominios como la red.com o coches.com y los revendió. Y si no quiere vender las parcelas puede ganar ingresos pasivos para el que lo quiera utilizar, haciendo publicidad o montando una tienda virtual.
-¿Cómó funciona el negocio?
-Supongamos que quiero invertir 500 euros en este proyecto de las parcelas. Pongo 300 euros en el token OVR y 200 en los terrenos. Con los 300 euros compré 3.600 tokens de OVR y con los 200, cuatro terrenos. Cuando el token llega a 2 euros vendo la mitad y obtengo 3.600 euros. Mi beneficio es de 3.000 euros y dejo el resto de la inversión a largo plazo por si el proyecto triunfa. Esa es mi fórmula. Recuperas lo invertido con algo de ganancia y dejas una reserva por si se dispara. No concentro mucha inversión en un proyecto, pongo semillas en muchos. Duermes tranquilo. Si se dispara, genial; si no, ya le has ganado dinero.
-Pero es arriesgado, mañana otra criptomoneda puede hacer sus propios hexágonos.
-Ese es el riesgo de estos proyectos. El esquema de negocio de OVR es el futuro, pero no quita que otro proyecto lo adelante. De todas formas, si alcanza una masa crítica importante el competidor que salga tiene que hacer comunidad. Bitcoin tiene un poder de hash rate [potencia de cálculo] y comunidad que saca tú otra criptomoneda que le iguale.
-¿Alguién llamó para recomprarle las parcelas de Madrid?
-Por ahora no. Cuando compras haces la verificación de identidad (KYC) con lo cual OVR sabe quién compra y si alguien está interesado le manda un email.
-¿Invirtió en terrenos de otras plataformas como aircoin o XYO?
- No, por ahora solo en OVR, es la que me gusta más. Si en vez de ser OVR un proyecto privado lo hiciera el Estado, un comprador podría tener la certificación oficial del gobierno o del ayuntamiento y sería lo máximo. Podrían cobrar por su venta, una línea nueva para cobrar impuestos.
-A algunos esto les recuerda a la venta de parcelas en el Sol.
-Y a otra donde le ponían tu nombre a estrellas.
-Si Google triunfa con sus gafas y lanza una cripto, ¿se haría con el mercado virtual?
-Sí, porque tiene recursos para todo pero la experiencia me dice que lo más fácil es que se compre el proyecto ganador y lo integre con sus gafas. Lo de las gafas es tiempo porque acabarán sustituyendo a los móviles. Google siempre hace lo mismo, con la caja que tienen se compran a quien les pueda hacer sombra y crecen más rápido. Lo que es gracioso es que cuando esto medre y sea negocio los gobiernos buscarán alguna manera de cobrarte una tasa virtual o algo así.
«La gente que ha hecho mucho dinero con los NFTs compró en 2020 o 2021»
Antonino Comesaña se ha especializado en las inversiones en nuevas tecnologías basadas en blockchain, la misma que sustenta a la criptomoneda bitcoin. «En mayo dejo la gestión de mi empresa a mis socios y me voy a hacer criptocoach para acompañar a la gente en el proceso de inversión. Estaré aprendiendo sobre los proyectos nuevos que van saliendo; es una tarea que te lleva de 5 a 8 horas diarias». ¿Qué recomienda a un inversor? «Hay unas oportunidades enormes, pero te tienen que asesorar y conocer un mínimo de normas de seguridad. La curva de aprendizaje es compleja pero el premio es importante. Ahora en el mercado está entrando mucho dinero en proyectos pequeños. Cuando llegue el criptoinvierno no se podrá hacer porque todo cae», dice. A la pregunta de hacia dónde va ahora el dinero, responde: «Con los NTFs se puede ganar mucho si sabes qué comprar, pero con los juegos el futuro será poder jugar y que te paguen por ello, es el sueño de cualquiera. La gente que ha hecho mucho dinero con los NFT compró el año pasado o a primeros del 2021. Yo prefiero las criptos porque tienen más liquidez y con las DEFi les puede sacar un dinero extra».
Una firma dirigida por venecianos cuyo portavoz es un futurista de Silicon Valley
La plataforma OVR creó una malla digital sobre el mundo físico hecha de hexágonos de 300 metros cuadrados, que denomina OVR Land (tierra de OVR). Hay más de 1,6 billones de hexágonos que cubren el planeta. Cada uno tiene coordenadas específicas y un nombre único representado por un triplete de palabras en inglés, por ejemplo: blue, sky y dream.
OVR está regulada por la Unidad de Inteligencia Financiera de Estonia y tiene una licencia válida de servicios de moneda virtual, el OVR con el que se pagan las tierras. Over Holding SL tiene su sede en Udine, en Italia, y OVRGlobal OÜ en Tallín, en Estonia.
El CEO de la compañía es el ingeniero informático italiano Davide Cuttini, un emprendedor especializado en inteligencia artificial y en el espacio de blockchain. Se formó en la universidad italiana de Udine y tiene su sede en Friul-Venecia Julia. El cofundador es su paisano Diego Di Tommaso, un consultor sénior de PwC licenciado en Teoría de la Filosofía y especializado en financias en la Universidad de Los Ángeles (UCLA). El número 3 y portavoz es Mattia Crespi, un evangelista de las tecnologías y un futurista afincado en Palo Alto, en California. Pertenece al Institute For The Future (IFTF) de Silicon Valley. Esta entidad es un think tank que se remonta a 1968 y que explora nuevas ideas e inventos. Otro miembro de la cúpula de OVR es Sean Ness, californiano y director de negocios de IFTF.
La plantilla de OVR es internacional y agrupa a arquitectos de 3D y Realidad Aumentada, diseñadores web, influencers y artistas virtuales.
Según explica la web de OVR, la propiedad de cada parcela está representada por un token no fungible (NFT) escrito en Ethereum (una divisa digital que permite escribir contratos inteligentes). OVRLand es un dominio web espacial tokenizado. Mediante el GPS y la visión computerizada, la aplicación OVR ofrece experiencias de realidad aumentada contextualizadas a la posición geográfica del usuario.
La compañía asegura que los propietarios de OVR Land tendrán el poder de decidir qué contenido se mostrará en su ubicación geográfica. Tendrán la capacidad de contextualizar experiencias personalizadas relacionadas con ubicaciones geográficas específicas, desde contenido estático en 3D hasta juegos, eventos, avatares y «cualquier experiencia que se atreva a soñar en su tierra virtual». Podrá intercambiar libremente sus parcelas entre usuarios de forma descentralizada.