La discoteca de los sonidos contemporáneos en Vigo

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

La electrónica predomina hoy en la sala Mondo, creada hace tres lustros por el productor Pablo Iglesias con la idea de ofrecer música en directo, que ahora quiere crecer acogiendo eventos culturales

03 jun 2022 . Actualizado a las 18:19 h.

Pocos locales tienen tanta prehistoria sonora como el Mondo Club. A los 15 años que acaba de cumplir el local que pusieron en marcha en el 2008 el productor musical Pablo Iglesias y su socio Miguel Forneiro, se le suman décadas de encuentros entre las barras y las pistas, conciertos y sesiones de baile que se pierden en la noche de los tiempos bajo otros nombres. Seguro que dejándose alguno en el tintero, Iglesias acierta a recordar algunos. Discotecas míticas entre los años 70, 80 y los 90 como Radio K.O., Dalia, 007 y otras no tan míticas, pero su desnortado público aún a veces sigue llegando a la puerta del Mondo («autobuses de despedidas de solteros») preguntando por el Goldfinger, que así se llamaba en la época en que se convirtió en un club de alterne con bailarinas de pole dance en barra vertical.

Sobre aquellas catacumbas, Mondo construyó un proyecto que hoy tiene claro su estilo, pero que vivió épocas muy diferentes y casi ninguna fácil. «Desde el minuto uno fue muy duro, nos vino la crisis del 2008 con un crédito encima que no nos dieron, en el 2012 de nuevo otra crisis brutal y luego la pandemia, pero no me arrepiento», afirma el empresario, que empieza a notar que roza el podio que quería alcanzar. «Estoy contento de que hoy en día estemos donde siempre quisimos estar, con mucha programación, más establecidos y a punto de estar satisfechos al cien por cien», asegura.

Anuncia que, de cara al futuro, su idea es hacer muchas más cosas todos los días. «El espacio está preparado tras la reforma que hicimos antes de la pandemia para hacer más eventos, proyecciones, exposiciones, abrir más días y respecto a los conciertos, más y mejor», señala.

Mondo no fue la primera experiencia en hostelería de Iglesias, que, como explica, le viene de familia. «Mi padre siempre tuvo discotecas y desde pequeño empecé a currar en ellas, a pinchar y ayudar en otras tareas, y con 19 años cogí un local que tuve hasta los 23, La Guagua, en A Guarda», cuenta. La localidad fronteriza de O Baixo Miño fue donde nació hace 52 años, aunque a los 12 su familia se trasladó a Vigo. Tras aquella incursión en el sector se marchó a Estados Unidos para estudiar ingeniería de sonido y producción en Orlando y trabajar más tarde en Miami, donde se quedó unos años hasta que puso en marcha un estudio en Madrid que decidió cerrar tras miles de idas y venidas de la capital a Vigo, donde sigue su labor como productor e ingeniero de sonido, ahora en la sala Radar. Precisamente esa faceta suya es la que llevó a abrir Mondo. Como confiesa, «sentía que había una parte que no estaba bien cubierta, los conciertos. Había más locales, pero no del tamaño del nuestro, que tiene mucha más capacidad, y otros que se ocupaban de otro tipo de música», relata.

Cuando Iglesias y Forneiro encontraron el bajo de la calle Joaquín Loriga libre, cerrado y con licencia de sala de conciertos y discoteca, vieron el cielo abierto para su proyecto, «un poco distinto de lo que había». En Mondo caben varios mundos. La planta de abajo, dedicada por completo a la música electrónica, y la de arriba, que se enfocó en sus primeros años al indie, viven ahora una transformación. Electrónica, sí, pero también enfocada a los sonidos urbanos, «fruto de la suma de la pandemia y un cambio generacional enorme», que, apunta, han roto con todo lo que gustaba antes. Se trata de ese público de 18 a 30 años que ha cambiado desde la forma de pagar a la forma de salir hasta adelantando las horas de hacerlo. «Antes, hasta las tres y media o cuatro de la mañana no había manera. Ahora, a partir de las dos ya estamos a tope», explica.

A eso añade en su nueva clientela «unos gustos eclécticos sin prejuicios que no se cierran a nada. Acostumbrados a Spotify, todo les va, todo lo aceptan bien o al menos, no rechazan propuestas de primeras porque sí», asegura Iglesias. Mondo Club abandera los sonidos de club contemporáneos que trascienden géneros y etiquetas rastreando el talento emergente y planteamientos arriesgados y menos acomodados del cada vez más cambiante panorama de la música de lo que el común de los mortales llama discotecas de toda la vida.

Sus hijos Nico y Héctor, que hacen música bajo el nombre de Yugen Cala y actúan en dos semanas en el Sónar, siguen la senda sonora del progenitor, que por la semana se entrega a su tarea como productor. En sus manos han estados los últimos álbumes de grupos como Soul Jacket, Killer Barbies o Pablo Lesuit, entre otros. El fin de semana lleva la programación de Mondo con ayuda del Dj Víktor Flores y sus hijos se ocupan de la banda sonora de los viernes.

Desde el 2007

Dónde está

Calle de Joaquín Loriga número 3, en Vigo.