Juan Zunzunegui: «No necesito ir a un equipo de arriba para sentirme bien, al contrario»

VIGO

XOAN CARLOS GIL

El olímpico dejó la ACT para dirigir a Chapela en Liga A y así volver a casa

23 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Juan Zunzunegui (Vigo, 1976) no vivía de manera continuada en su ciudad desde que tenía 18 años. Pero nunca se planteó hacer vida en otro sitio. Por eso ante el paso de los años y con la oferta de Chapela encima de la mesa, decidió hacer las maletas y volver. Iba a ser un cambio de dos categorías, de la máxima, la ACT con Zierbena —donde estuvo ocho años—, a Liga Galega B, pero las renuncias permitieron al equipo redondelano competir en Liga A.

—¿Cómo fue la decisión de volver a casa?

—Se dieron las circunstancias idóneas. Siempre había pensando en volver y por edad, ya tocaba. Si no era este año, iba a ser en uno o dos, porque el tiempo pasa muy rápido. Llegó la oferta de Chapela y me decidí.

—¿Qué le convenció del proyecto?

—Todo. Hace unos años ya habíamos hablado, pero yo acababa de llegar a Zierbena y aquello no llegó a nada. Quieren trabajar con gente de casa y poco a poco, no hacer un proyecto espectacular una temporada y luego a ver qué pasa. Pretenden que la gente de abajo vaya subiendo y vea que puede llegar al máximo nivel estando en el club, o que los que están fuera vean que hay un proyecto serio por el que apostar.

—¿El factor de la categoría no tenía incidencia para usted?

—Me decían que si no echaría de menos la ACT, competir a ese nivel, pero no. Cuando fui a Astillero, lo acababan de echar de ACT y estaba en la segunda categoría autonómica. No necesito ir a un equipo que esté arriba para sentirme bien, al contrario. Siempre fui a proyectos que no estaban en sus mejores momentos y que fueron a más. Igual tenía posibilidad de ir a equipos que estuvieran peleando por ligas o Conchas, pero preferí esta opción y no me echó para tras en absoluto que fuera en Liga B de inicio. Yo intentaré dar el mismo nivel que si estuviera en ACT; si quieres llegar al máximo, tienes que trabajar de la misma manera.

—Su trayectoria impondría a los remeros. ¿Cómo le recibieron?

—No sé exactamente qué podían pensar. Les chocaba algún tipo de entreno o alguna cosa que hacemos algunos días, pero se adaptaron bien. Ven que están mejorando, que los botes van más rápido, y eso les hace motivarse más. Tienen que adaptarse a la exigencia, porque el proyecto era para Liga B, donde muchos aún no habían competido. Ahora se ven en la A, en una guerra con recién descendidos o con equipos que aspiran a la ACT.

—El objetivo será la permanencia.

—Sí. Iba a ser el ascenso, pero empezamos con los deberes hechos y lo que no podemos es perder lo que ya tenemos. Trabajaremos lo máximo para estar lo más arriba posible. Todo lo que consigamos va a ser mejorar.

—Comenzaron con un noveno puesto. ¿Cuánto margen de mejora ve?

—No fue una buena regata, no nos quedamos contentos con lo que hicimos y creo que fue por inmadurez tanto por mi parte como por la de todos. Les dije a los chicos que vale, que no nos gustó el resultado, pero fue el mejor de más de media trainera, ya que nunca antes habían quedado novenos en Liga A. Es bueno que estuvieran enfadados habiendo tenido el mejor resultado de sus vidas, es porque saben que tienen para más.

—¿Y usted tiene idea de seguir remando?

—Sí, lo que pasa es que hace un mes me tuvieron que operar y estoy recuperándome. Pero la idea es seguir mientras aguante el cuerpo.

—En tantos años, ¿nunca se planteó dejarlo y centrarse en la faceta de entrenador?

—No. Hay momentos en los que lo pasas mal, pero es mi forma de vida, el remo lo es prácticamente todo para mí. Pude hacerlo mi profesión y seguí remando mientras estudiaba y hacía otras cosas, siempre fui encontrando la fórmula. La gente a veces necesita años sabáticos y yo lo planteo al revés: pienso que cada año que pasa es un año menos que me queda e intento aprovecharlo al máximo. En vez de perder la ilusión, tengo más porque sé que me queda menos.