María Tallón, oncóloga pediátrica: «Tratar una leucemia infantil cuesta más de 300.000 euros, seguro»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

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María Tallón, médica oncóloga pediátrica del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo
María Tallón, médica oncóloga pediátrica del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo Oscar Vázquez

La especialista recuerda que la supervivencia mejora año tras año

05 mar 2023 . Actualizado a las 08:31 h.

Un equipo de tres pediatras atiende a los niños con cáncer en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo. María Tallón (A Estrada, 1980) lleva quince años haciendo oncología pediátrica, una subespecialidad que no existe y en la que las médicas se forman estudiando y haciendo estancias en otros hospitales.

—¿Cómo están las cosas en el cáncer infantil?

—La primera palabra que me viene a la cabeza es bien. La evolución ha sido muy grande. En los años 60, hace nada, se morían prácticamente el 100 % de los niños con tumores malignos; hoy sobreviven el 82 %. Claro, si miramos el 18 % estamos fatal. Pero creo que hay una conjunción de fuerzas de todo el mundo para que ese porcentaje de supervivencia a cinco años suba cada año: el año pasado era del 81 %, este del 82 %. Hay cambios.

—En el Cunqueiro atienden unos 25 casos nuevos cada año. ¿De qué tipos son?

—Lo más frecuente es la leucemia aguda linfoblástica, que son el 50 o 60 %, unos quince nuevos cada año. Después están los tumores cerebrales, con cinco o seis casos. Después los linfomas.

—¿Por qué un niño tiene cáncer y otro no?

—En la mayoría de los casos no se sabe. A veces si estudias la familia y ves que hay antecedentes, puedes encontrar una predisposición genética. Pero en más del 90 % no es así, son niños sanos con un debut brusco. En una leucemia pueden aparecer hematomas, o un proceso infeccioso severo, o una clínica de cansancio, o de dolor óseo. Muchas veces, de un día para otro. Pasan de estar en el parque un día a estar en la uci al siguiente.

—La pediatría atiende a los niños hasta los 14 años. ¿En oncología también?

—Estamos tratando cada vez más pacientes de 15 y 16 años. Es lo que nos dice la práctica y la sensatez: que un niño de 16 años, porque es un niño, está mejor rodeado de personas de una edad similar y con personal que se dedique exclusivamente a ese grupo de edad, que con mayores.

—¿Hacen el seguimiento en oncología pediátrica aunque vayan cumpliendo años?

—Sí.

—¿El cáncer infantil y el cáncer de adultos son distintos?

—Sí, no tiene nada que ver. Los comportamientos de las enfermedades son diferentes y los tratamientos también. Un niño de 4 o 5 años con una leucemia es un cuerpo sano, con un corazón sano, un riñón sano. Los tratamientos que podemos aplicar son diferentes en intensidad.

—¿Pero el mecanismo de la enfermedad también es distinto?

—Sí. Las células enfermas tienen una genética característica y las alteraciones que presentan los niños son diferentes de los adultos. La supervivencia de una leucemia en España en un niño es de más del 90 % y en un adulto no.

—¿Salen muchos fármacos nuevos?

—Muchos no. No es igual de fácil investigar y hacer ensayos clínicos en adultos que en niños, por el volumen de pacientes y por la legislación, que es más restrictiva. Es más lento.

—¿Entonces por qué es mayor la supervivencia?

—Porque sí hay fármacos nuevos, porque se investiga, porque se han creado unidades de oncología pediátrica y la gente se ha formado. También porque cuando un paciente acude a urgencias con una clínica de sospecha, ingresa y en tres o cuatro días está diagnosticado y con las pruebas hechas. Si es una leucemia, en 24 horas más está con tratamiento. Tenemos pocos pacientes y eso nos permite trabajar así.

—Aunque también es común que los niños vayan por algún síntoma y en urgencias al principio les digan que no es nada grave.

—Claro, porque no todos los niños que vienen con cojera tienen leucemia, lo más probable es una sinovitis [inflamación]. Otra cosa importante es que se mejorado el manejo del paciente crítico cuando hay una complicación, y esto también influye en la supervivencia, a veces con tratamientos que ya existían hace diez o quince años. En la leucemia hay una supervivencia superior al 90 % y en un grupo de pacientes, cercana al 100 %.

—¿Cuáles?

—Las que llamamos de riesgo estándar. Nosotros dividimos las leucemias en riesgo estándar, intermedio y alto, y cada grupo lleva un tratamiento más o menos intensificado. El alto riesgo es aquel paciente que por la manera en la que responde a la enfermedad, o por las características genéticas de esta, necesita más tratamiento.

—¿Cuánto cuesta un tratamiento?

—Seguramente más de 300.000 euros.

—¿Más de 300.000?

—Seguro. Con dos años de tratamiento, los fármacos y las estancias hospitalarias, si sumas, seguro que es más.

—¿Por qué no se dice esto?

—Hace poco tuvimos que poner un fármaco de una sola dosis que costaba 120.000 euros. Pero yo no le puedo decir esto a una familia con su hijo supergrave.

—¿Se derivan muchos pacientes a la radioterapia con protones?

—Dos al año, pero cada vez más, en tumores cerebrales.

—Los oncólogos pediátricos gallegos trabajan en red. ¿Cómo funciona?

—Todos los pacientes se valoran y se comentan dentro de la red, una vez por semana. Entre los tres centros [Vigo, Santiago y A Coruña] tenemos unos 70 casos al año.

La importancia de contar las cosas

A María Tallón le interesa mucho el aspecto emocional y comunicativo de la enfermedad.

Al hablar con los chicos, impresiona su mirada sobre la enfermedad tan...

—Positiva.

—¿Es habitual?

—Sí. Es producto de no haberles ocultado nada. Lo ideal es que haya buena sintonía entre ellos, nosotras y los padres.

—¿Cuánto se les explica a las familias y a los niños?

—Depende de cuánto quieran saber. Hay que adaptar el mensaje a la información que tengan y también al momento. Muchas veces hay que repetir la misma conversación, porque cuando te dan una mala noticia no mantienes la atención. Hay padres que solo piensan que su hijo no va a salir adelante y tenemos que desmontar esa idea.

—¿Pero cómo se sabe cuánto quiere saber un niño?

—A veces es tan sencillo como preguntárselo.