Operaciones y consultas suspendidas por la huelga de médicos en Vigo: «No iría en autobús si el conductor lleva 17 horas conduciendo»
VIGO
Una amplia concentración ha simbolizado en el Cunqueiro el paro laboral, con jefes de servicio y residentes
12 abr 2023 . Actualizado a las 02:03 h.En torno a 200 médicos se han concentrado esta mañana ante el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo en una protesta que pretendía simbolizar el inicio de la huelga indefinida de médicos convocada por el sindicato CESM en toda Galicia con una larga lista de reivindicaciones. El seguimiento, según sus promotores, está siendo amplio. El Sergas asegura que el seguimiento ha sido del 23,7 % en el turno de mañana en el área de Vigo y un 2 % en el de tarde. La delegada sindical María Montes lo estima en el 70 % en el hospital y en el 40 % en primaria. Las diferencias están en que el Sergas no descuenta del total al personal en servicios mínimos (que no pueden hacer huelga); los sindicatos sí.
En todo caso, el área de Vigo es la que ha registrado mayor seguimiento. Según los datos oficiales, se han cancelado 39 operaciones programadas (la media es de 125 al día), así como 1.163 consultas externas y 101 pruebas diagnósticas. Vigo es claramente el área de Galicia con más repercusión. En cirugía el dato puede ser más volátil, porque con que varios anestesistas secunden el paro (y lo han hecho muchos), ya se paraliza la actividad. Pero el dato de las consultas refleja un seguimiento amplio y, sobre todo, mucho mayor que en áreas con población de similar tamaño, como A Coruña (59 consultas suspendidas) o Santiago (613). Una de cada tres citas canceladas en Galicia eran de Vigo.
Entre quienes se concentraron esta mañana estaban algunos profesionales que ostentan jefaturas de servicio o de sección. Y, sobre todo, muchos doctores jóvenes. «Tenemos las consultas saturadas, con agendas de hasta 64 pacientes», dice Ismael Bernárdez, que el mes que viene terminará su residencia como médico de familia en el centro de salud de Matamá. «Quiero seguir en atención primaria, pero con condiciones dignas, no con 50 pacientes», avisa. «La consulta va creciendo a lo largo del día, puedes tener 15 urgencias y también vamos a domicilios», completa Pedro Rodeiro, que termina el tercer año de residencia en el centro de salud de Redondela. En primaria, la huelga pide, entre otras cosas, que se limite a 30 el número máximo de consultas diarias.
El anestesista Enrique Fernández-Carrera, delegado de CESM, se ha dirigido a los médicos jóvenes: «Los más beneficiados [por la huelga] seréis los que estáis comenzando ahora».
Entre ellos están Pablo Rodríguez y Alicia Fernández, residentes de cirugía vascular de segundo y primer año, respectivamente. «Muchas veces haces una guardia de 24 horas y te quedas hasta 36, la mañana siguiente, porque no hay gente», explica él. «Intentas dar la mejor atención, pero no es como si descansases. En el servicio hacemos guardias localizadas. Si te llaman por la noche y vienes al hospital no te la pagan como una presencial, entras en quirofano y te pagan como si estuvieses en tu casa», explica la joven médica.
CESM pide que se regulen las guardias y que se paguen igual que en otras autonomías. «No me gustaría estar en un autobús en el que el conductor lleve 17 horas conduciendo», dice Enrique Fernández. Se queja de que la huelga lleve convocada 40 días y la primera reunión se celebrase 30 días después de la convocatoria. «La última reunión fue el miércoles y fueron todo vaguedades», dice.
Una de las reivindicaciones es que se generalice el pago del complemento específico, que solo perciben los médicos que no trabajan en la privada. Son 890 euros al mes. También piden, entre otros, que se establezca la jornada semanal de 35 horas (ahora son 37 y media) o que se devuelvan los días de libre disposición que se suprimieron a raíz de la crisis financiera del 2008. «Ocultan que hay mucho síndrome de burnout», dice el sindicalista.
«Tenemos agendas de 50 o 60 pacientes, es imposible dar una atención de calidad», dice Carmen Gómez, residente de primero en el centro de salud de Matamá. «Hay que regular la libranza de las guardias al día siguiente», pide Iago Blanco, de medicina interna. Ana Cousillas y Carlos García, del centro de salud Val Miñor, se quejan de que los adjuntos «no tienen tiempo para la docencia». No están seguros de qué seguimiento tendrá el paro en los próximos días entre los residentes, porque secundarlo significa no cobrar. A ellos no les ha dado tiempo de desarrollar el síndrome del trabajador quemado, pero entienden que tienen que protestar para mejorar sus condiciones laborales futuras.
Y la cuestión económica es importante, porque muchas de las medidas que pide CESM van en esa dirección. «Hay que hablar de dinero», reivindica María Montes.