Su voz enamoró a Dulceida, bordó la primera versión que se hizo del himno de C. Tangana para el Celta y acaba de debutar en directo en Madrid. Tomás Martínez, Guzmen, protagoniza una escalada fulgurante al éxito
18 oct 2023 . Actualizado a las 07:43 h.Solo tiene 21 años, pero hay que darle vuelta a la cifra —a sus 12 años— para situar el tiempo que lleva el vigués Tomás Martínez Barciela, Guzmen de nombre artístico, haciéndose a sí mismo, cocinando lentamente un estilo propio que este año ha eclosionado en diferentes espacios del universo audiovisual. Atrás quedan los vídeos caseros grabados en la terraza con vistas al parque María Xosé Queizán en los que interpreta sus propios temas en acústico con una voz rasgada que deja que las palabras se deslicen rozando la laringe.
El fichaje por la discográfica Warner Music se ha llevado al vigués a Madrid para situarse en la escena e ir viendo paso a paso el desarrollo de una historia que comenzó cuando era un chaval. Un entorno familiar rodeado de música de estilos diversos, propició que agarrase pronto una guitarra comprada con sus ahorros. «Empecé a tocar y aprender solo, con la ayuda de internet. A los seis meses ya lo tenía bastante controlado, me compré un teclado, y a partir de ahí me volví un poco obseso con aprender a tocar», cuenta. Así anduvo hasta los 16, que fue cuando empezó a producir y mezclar sus propias canciones. «Es lo que hacemos ahora casi todos los artistas jóvenes y es muy duro porque llevas tú todos los papeles. Ahora que empiezo a trabajar a un nivel profesional veo que se puede ir soltando tanto peso», reconoce aliviado al tener a mano productores, ingenieros de sonido y expertos para el sinfín de tareas que conlleva el trabajo de músico.
«Desde que tengo memoria llevo la música a mi lado, era el espacio donde podía hacer lo que quisiese y me apeteciese», relata el vigués que comenzó a subir canciones a YouTube a los 16 y a plataformas digitales como Spotify o Apple Music a los 18. «El primer tema que compartí en redes fue una versión de Leiva, Lobos, y de los míos, Ella, una canción que escribí cuando falleció la abuela de un amigo que era casi como si fuera la mía», recuerda.
Guzmen cuenta que se arrancó a moverse en redes animado por sus amigos. De una tarde con uno de ellos, de charla y conversaciones absurdas de adolescentes, salió su nombre artístico. Lo eligió tiempo después, tras convenir aquel día que así era como querría llamar a un hijo suyo, «que fuera buena persona, en un juego de palabras un poco tonto», admite. «En realidad sería nombre para un grupo porque el men de Guzmen es plural en inglés, pero al final me lo quedé», explica. Los escenarios cotidianos y puestas en escena naturales y orgánicas que elige para sus vídeos también le han hecho ganar adeptos: «Creo que entre tanto márketing visual, a la gente le incentiva ver a un tío que canta sin hacer nada más. Al final te quedas con la esencia», valora el joven que roza el cerca de medio millar de seguidores en Instagram. A la influencer Dulceida también le atrapó su flow y lo invitó a participar en el exclusivo evento veraniego que organiza, una difusión que agradece ya que fue en cascada añadiendo a la fiebre Guzmen nombres populares como el de Pablo Alborán, Manu Carrasco, Pablo López o Sergio Ramos.
De C. Tangana, sin embargo, no le llegó reacción personal a la «reverencia al himno que Antón hizo para el centenario del Celta», señala el músico de corazón también celeste que se pregunta por qué se le han sumado de golpe esta semana 70.000 seguidores en su cuenta de Instagram. Hace dos semanas dio su primer concierto en Madrid. Llenó y ampliaron el aforo dos o tres veces. «Estaba a reventar», cuenta satisfecho. No le pasa lo mismo con su repertorio. «Tengo muchos temas, pero lo que antes me parecía espectacular ahora no tanto, así que voy cribando un poco», relata. Actualmente tiene tres temas publicados. Las canciones por las que la gente ya le conoce. «Señales fue la primera; después vino la colaboración con Juancho Marqués en el tema O Grove, y el último, que es Corazón artificial», enumera. Reconoce que le apetece rescatar un tema que hizo con amigos en casa hace 4 años y sacará «un ep de 4 o 5 canciones principio año que viene», anuncia.
A la hora de colgarse etiquetas si fuera necesario, Guzmen prefiere la de pop sin el apellido urbano «aunque mezclo todos los géneros posibles para hacerlo distinto, porque me preocupa cómo quiero sonar y qué quiero transmitir», advierte el músico que tiene otro en la familia: Henry Warrington, su hermano mayor, también se ha movido a la capital buscando su espacio. En Madrid, Guzmen ha retomado clases. «Antes tenía la esperanza de que la voz me iba a cambiar a mejor y lo fui dejando, pero estoy viviendo una etapa de cambios y muchos estímulos y me metí en una academia de canto. Pero de base, con lo puesto y por oído e intuición», reconoce.