Los peritos judiciales del Villa de Pitanxo, sobre las causas del naufragio con 21 muertos: «Fue un error humano del capitán»
SOMOS MAR
El informe ratifica la versión del superviviente de Ghana, Samuel Koufie, sobre «la falta de percepción cabal» del patrón, José Enrique Padín, en la maniobra para desenganchar la red del fondo marino fue letal; el documento revela también que el capitán «se demoró en dar la orden de abandonar el barco»
01 feb 2024 . Actualizado a las 13:29 h.La catástrofe que implicó el hundimiento del pesquero gallego Villa de Pitanxo y la muerte de 21 de sus 24 tripulantes hace casi dos años a 250 millas de San Juan de Terranova (Canadá) tuvo cinco causas principales, y todas respaldan la versión de lo ocurrido a bordo aportada por el superviviente de Ghana, Samuel Koufie. Los motivos que recogen los peritos judiciales se plasman en el informe redactado por encargo del Juzgado de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, que investiga la presunta responsabilidad del patrón y de la casa armadora en las causas de la mayor tragedia de la pesca española en 40 años.
El documento pericial se sustenta en la información recogida por los robots submarinos que descendieron a 730 metros en aguas de Terranova para inspeccionar el pecio, que son el cuarto testigo de la tragedia. La información aportada por el casco, su posición o las marcas visibles en el fondo marino donde permanece inmóvil y en posición vertical, fundamenta este informe pericial y judicial, que principalmente sirve para confirmar la versión del superviviente Koufie, y desmontar la de los otros dos rescatados: Juan Padín y su sobrino, Eduardo Rial, que coincide con el relato de su empresa y propietaria del pesquero hundido, la armadora Pesquerías Nores, de Marín.
Causa rotunda
«Un error humano del capitán, por la falta de percepción cabal del riesgo de hundimiento». El informe concluye que «la causa más probable del hundimiento del buque de pesca Villa de Pitanxo fue un error humano del capitán, por la falta de percepción cabal del riesgo de hundimiento que suponía la maniobra que realizó para librar el embarre del aparejo del fondo marino, con la mar y el viento de popa y la tolva de descarga de desperdicios abierta, poniendo en grave riesgo la seguridad del buque y sus tripulantes». Llama la atención la expresión «falta de percepción cabal del riesgo de hundimiento» empleada para referirse al gobierno del capitán sobre el barco, y que puede interpretarse como una acción temeraria y deliberada suya a sabiendas del riesgo que corría y con el único objetivo de recuperar la red, que estaba llena de pescado. Soltar el aparejo para recuperar la posición de este arrastrero de 50 metros de eslora, hubiese implicado perder una importante cantidad de dinero en pescado, además del valor propio de la red.
Orden tardía
Para abandonar el barco. Los peritos judiciales —técnicos de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) designados por la Audiencia Nacional para elaborar este informe— exponen que, como segunda causa de la tragedia, «se considera factor contribuyente del accidente la demora con la que el capitán dio la orden de abandono de buque a la tripulación, lo que condicionó que pudieran realizar el abandono de forma ordenada y con alguna probabilidad de éxito».
FALTA DE FORMACIÓN
Origen del caos final. El «tercer factor contribuyente del accidente», expone el informe en su apartado de conclusiones, fue «la falta de familiarización de los tripulantes con sus obligaciones y funciones atribuidas en el cuadro orgánico para situaciones de emergencia y con el uso de los dispositivos de salvamento (traje de inmersión, chaleco salvavidas, equipo de supervivencia de la balsa salvavidas y dispositivos radioeléctricos de salvamento), lo que pone de manifiesto la falta de formación a bordo y la falta de realización de ejercicios periódicos de abandono de buque». Este hecho ya no afecta solo al patrón, como máximo responsable del Villa de Pitanxo, implica también a la armadora propietaria, Pesquerías Nores, por su presunto consentimiento de esta inseguridad laboral.
Evacuación
Sin una salida rápida. En cuarto lugar, añaden los peritos en su informe, «se considera factor contribuyente la falta de una escalera en estribor, desde la cubierta superior a la cubierta de oficiales, que constituyera un medio rápido de evacuación desde la cubierta expuesta a la intemperie y a la mar hacia las balsas salvavidas». Esto ya fue expuesto en su día por Samuel Koufie, aunque la armadora aseguró que mentía. Los peritos, ahora, apuntan quién dijo la verdad.
Adversas condiciones
Mas dificultad para maniobrar. Como quinta causa del naufragio el informe expone «las adversas condiciones marítimas y meteorológicas que había en el lugar que, si bien no eran de una extrema dureza como para aconsejar haberse puesto a la capa en espera de una mejoría, sin duda dificultaron la maniobra para librar el embarre».
Este informe será de gran importancia, junto al resto de pruebas de cargo ya aportadas contra los imputados —el patrón y dos integrantes de la familia propietaria de la armadora—, al plantear la acusación que se juzgará en la Audiencia Nacional.
El motor del barco se paró poco antes de hundirse, no antes, como dice Padín
Juan Enrique Padín varió su versión de lo ocurrido poco antes de hundirse el pesquero que patroneaba el 15 de febrero del 2022. Lo recoge el atestado de la Guardia Civil de Pontevedra, origen del procedimiento que se instruye en la Audiencia Nacional. El relato definitivo de Padín sostiene que el origen de la catástrofe fue el parón repentino del motor, y que a partir de ese momento el barco se hizo ingobernable pese a sus intentos de salvar el pesquero y a su tripulación. Padín lo sostuvo ante la Audiencia Nacional en declaración oficial y jurada. El otro superviviente, Samuel Koufie lo ha negado siempre. También en declaraciones oficiales y juradas. Ahora, el informe pericial aportado al procedimiento desmiente al patrón. Es un hecho que no admite discusión y responde a cálculos empíricos e información aportada por tecnología satelital que permite medir la velocidad y últimos movimientos del pesquero antes de hundirse, dejando en evidencia el relato de Padín a preguntas de las partes durante su declaración en la Audiencia, además de lo afirmado a los marineros que lo rescataron de la muerte en Terranova. Ayer, el abogado que representa a la mayoría de familias, Manuel Lampón, lo confirmó: «No se paró como decía él [Padín], sino que siguió funcionando prácticamente hasta el final del hundimiento. Ellos han basado su estrategia en decir que el motor se había parado repentinamente mucho tiempo antes y el informe de los peritos judiciales desmonta esa cuestión».
Manuel Lampón, abogado de familias de las víctimas del Villa de Pitanxo: «Se acredita que la empresa armadora Nores también tiene su responsabilidad»
El contenido del informe pericial entregado al juzgado instructor de la Audiencia Nacional y a las partes personas en la causa tuvo ayer una doble lectura entre las otras víctimas del Villa de Pitanxo, las familias de los 21 fallecidos. Por una parte habló, y en primer lugar, el abogado que representa a la mayoría de estas familias, Manuel Lampón. Compareció en Pontevedra para enviar varios mensajes, pero siempre desde la prudencia, porque, reconoció, ni él ni el resto de su equipo han podido analizar al detalle las cerca de 200 páginas que dan forma al informe.
Lampón sí reconoció que las conclusiones del dictamen resultan muy positivas para sus representados porque «corrobora lo que siempre hemos mantenido durante la instrucción», al atribuir a Juan Enrique Padín, capitán del buque investigado por 21 homicidios imprudentes, una «clara responsabilidad» en el naufragio. Pero Lampón puso el foco también en la empresa armadora propietaria del Villa de Pitanxo, Pesquerías Nores, de la que sostiene que «se acredita que tiene su responsabilidad» en la catástrofe ocurrida el 15 de febrero del 2022.
Lampón mantuvo un perfil de cautela en todo momento al valorar el informe, insistiendo en que «solo tuvimos tiempo de realizar una lectura en diagonal», y que un documento así, tan técnico y complejo, requiere de un análisis detallado de expertos para analizar todas las conclusiones y valoraciones. Lo que Lampón no pudo negar es que el documento corrobora la versión del superviviente de Ghana, cuya declaración originó este procedimiento judicial y ayudó a cimentar la tesis incriminatoria defendida por las familias de los 21 tripulantes fallecidos.
«Se confirma que la versión correcta era la de Samuel», señaló el letrado en referencia al superviviente del naufragio nacido en Ghana, cuyo testimonio contradecía el aportado por el patrón del barco, que aseguraba que el hundimiento se había debido a un fallo en el motor.
Lampón sostiene igualmente que el peritaje encargado por el juez que instruye el caso, Ismael Moreno, titular del Juzgado Central de Instrucción número 2 de la Audiencia Nacional, confirma que el capitán «no dio la orden de evacuación del barco como había que darla». Tampoco habría realizado las «pitadas correspondientes», según explicó el abogado de las familias, que llega a esta conclusión tras leer el informe e interpretar que los peritos dan credibilidad a la versión de Samuel Koufie frente a lo manifestando por el patrón y su sobrino, Eduardo Rial, el tercer superviviente. Lampón entiende igualmente que Padín tampoco habría realizado las labores «que como capitán le son exigibles» para facilitar la evacuación del buque cuando empezó a hundirse.
A la espera del otro informe
«[El documento] es muy positivo porque sus conclusiones van en la misma línea que el informe de parte que encargaron y que elaboró un equipo multidisciplinar que lleva trabajando ya muchos meses en sus conclusiones», recordó Lampón, que no puso fecha todavía a la finalización de esto para comparar sus conclusiones con las obtenidas por los peritos.
Lampón reiteró que el análisis conocido ayer demuestra que la operación para bajar al barco resulta «fundamental» para esclarecer las causas del naufragio: «Pone de manifiesto aspectos sobre los que antes solo se podría especular y que podrían generar cierta duda o cierta falta de seguridad. Las imágenes del barco refuerzan las conclusiones que, de alguna manera, ya nuestros técnicos intuían».
La expedición para bajar al pecio fue posible gracias al requerimiento del juzgado instructor, que consideró necesario manejar esa información para conocer la verdad, frente a la actitud del Gobierno central. Consideraba que esa expedición tenía un coste económico elevado y pretendía solventar esa parte reconstruyendo el naufragio con una maqueta en agua dulce en el canal de experiencias del Pardo.