Nicolás Magdalena, Rafael Costas y Marcos Prada elaboran el primer censo de aves marinas que recorren las Rías Baixas
05 feb 2024 . Actualizado a las 12:57 h.Dos o tres veces por semana, sitúan sus telescopios en Punta Centinela, en la carretera que une Baiona con A Guarda. Lo hacen a primera hora de la mañana y suelen aguantar hasta el mediodía. Dedican las horas a la observación de aves marinas circunnavegando la costa del sur de Galicia y documentan cuántas pasan. Nicolás Magdalena, Rafael Costas y Marcos Prada registran todo lo que ven, desde tierra y hasta cinco millas de distancia. Es un trabajo altruista, que realizan como voluntarios, para contribuir a que exista un catálogo detallado de los ejemplares y las especies que circulan por este corredor migratorio, que es de primer nivel, y que transita entre el norte de Europa y África.
«¡Llevamos 115.000 ejemplares de entre 60 y 70 especies!», celebran. Confían en que este esfuerzo contribuya a tomar decisiones fundadas, que tengan en cuenta semejante cantidad de aves que pasan frente a cabo Silleiro, en un momento en que esta costa se ha convertido en terreno goloso para la eólica marina.
«Llevamos tres años elaborando este censo», explica Nicolás Magdalena, «desde el año pasado acudimos con más frecuencia». Son pioneros en esta tarea en las Rías Baixas. El pasado miércoles, por ejemplo, sumaron 500 viajeras. El método que emplean es tan sencillo como un contador y una libreta y un bolígrafo. «Al llegar a casa, pasamos todos los datos a un documento en el que recogemos todo el trabajo». Todavía no es prioritario y aguardan a conseguir más datos, pero dan por hecho que realizarán un estudio detallado sobre todo lo que han podido contemplar. Alca, zarapito trinador, alcatraz, gaviota sombría, págalo grande, gaviota argéntea y pardela pichoneta son algunos de los ejemplares que avistan con frecuencia ahora en invierno. «Las pardelas baleares son algunas de las que más repiten, ya que la mitad de la población mundial pasa por aquí», destacan para reseñar la importancia del corredor migratorio al oeste de Galicia.
El trabajo que Nicolás, Rafael y Marcos vienen desempeñando desde la pandemia ya ha dado sus primeros frutos. «Entregamos parte de nuestra documentación a la asociación Seo Birdlife cuando elaboraban una propuesta para la ampliación de Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA)», indica Nicolás Magdalena. Tuvieron éxito, ya que el Gobierno aprobó a comienzos de este año más kilómetros cuadrados de superficie marina protegida y la adecuación de la Red Natura 2000. Este avance blinda algo más el entorno de las islas Cíes de proyectos eólicos. La elevada productividad de esta costa la convierte también en un área importante de alimentación, como el estuario del Miño, y en la zona se ubican colonias de crías como la gaviota tridáctila, el arao común ibérico, el paíño europeo o la pardela cenicienta atlántica.
MOVIMIENTOS
El cambio climático está provocando que todo sea un poco más relativo, pero en esta época del año comienza la migración de aves marinas hacia el norte de Europa. En invierno, vuelven a recorrer miles de kilómetros sin detenerse para refugiarse en zonas más cálidas del sur del planeta. Estos movimientos son los que observan Nicolás, Rafael y Marcos desde el entorno de As Mariñas. «Quien venga aquí en septiembre, alucinará. Pasan miles de pájaros», aconseja Costas. El año pasado, en las lentes de sus prismáticos se presentó un charrán rosado durante su paso migratorio. «Resulta mucho más escaso y difícil de detectar que los otros dos charranes», advierten los observadores. Se trata de una especie amenazada en Europa. Como hitos, también recuerda la increíble proeza del charrán ártico, que cría en el hemisferio norte e inverna en la Antártida. «Pero también hay casos de cigüeñas que, por confusión, alimentan a sus crías con cordeles de alpaca porque piensan que son lombrices», recuerdan.
«Cualquiera puede pensar que esto es un trabajo de frikis, pero no. Cuando arrancamos, sabíamos que pasarían miles de ejemplares, pero todos estos meses de documentación nos han abierto incluso más los ojos», explica Rafael Costas, que advierte la joya que representa el corredor migratorio galaico-cántabro occidental. De hecho, toma el ejemplo de Estaca de Bares para explicar que los observatorios ornitológicos cada vez generan más visitas y despiertan más conciencias. La Sociedad Ornitológica de Helsinki ha demostrado su fascinación por esta punta de Galicia, con varios aterrizajes.