Un halosáurido y cien nuevas especies: el descubrimiento de un oceanográfico construido en Vigo
VIGO
El oceanográfico Falkor (Too), construido en Vigo, lleva escasos meses navegando la costa de Centroamérica y América del Sur, pero ha conseguido auténticas proezas
06 mar 2024 . Actualizado a las 08:31 h.Sin medidas oportunas, en el 2050 los océanos podrían concentrar más plásticos producidos por humanos que peces. Esta irritante advertencia es la conclusión de un estudio formulado por Naciones Unidas que defiende que se activen mecanismos para salvaguardar los ecosistemas marinos, como reservas o áreas protegidas. Al fin y al cabo, la salud de la tierra depende del mar. En este sentido, el oceanográfico Falkor (Too), construido en Vigo, lleva escasos meses navegando la costa de Centroamérica y América del Sur, pero ha conseguido auténticas proezas. Los científicos a bordo de la embarcación transformada en el astillero gallego Freire Shipyard están filmando qué ocurre a miles de metros de profundidad y recopilando datos para «respaldar un área marina protegida de alta mar a lo largo de las cordilleras de Nazca y Salas y Gómez», según explica el Schmidt Ocean Institute. Ya tienen más argumentos: acaban de descubrir cien nuevas especies.
Wendy y Eric Schmidt (expresidente de Google) concibieron el Falkor (Too) para «proporcionar a la comunidad científica global capacidades de última generación para la investigación y el desarrollo de tecnología oceánica». Con 110 metros de eslora, está equipado con el ROV Subastian, que alcanza los 4.500 metros de profundidad y que emplean para conocer los animales y la fauna marina que habitan los montes submarinos del Pacífico sureste. La cordillera Salas y Gómez es una cadena montañosa de 2.900 kilómetros que se extiende desde la costa de Chile hasta la isla de Pascua.
«Superamos con creces nuestras esperanzas en esta expedición», indica Javier Sellanes, al frente de la campaña. «Corales de aguas profundas, esponjas de vidrio, erizos de mar, anfípodos o langostas», son algunas de las categorías más abundantes según el Schmidt Ocean Institute. Ahora, estiman que necesitarán «años» para su catalogación.
El pigmento de este centenar de especies pone la nota de color en las imágenes rescatadas del fondo marino. Entre los hallazgos se encuentra un chaunax, «un pez óseo de la familia de los sapos marinos» que detectaron a unos 1.400 metros de profundidad. Es llamativamente rojo.
El centro también ha compartido imágenes de una langosta «rechoncha» que apareció a 670 metros y se mimetizaba entre corales, un calamar latigazo documentado después de lanzar tinta en la cordillera de Nazca o erizos «oblongos» que no son de aspecto redondo, como los que habitan en aguas de Galicia, sino de aspecto más bien ovalado.
Aunque con apariciones más frecuentes, el Falkor (Too) ha filmado otras especies curiosas como es un halosáurido (Halosauridae), «un pez parecido a la anguila con una cola en forma de látigo». El centro norteamericano, citando a la Enciclopedia de la vida, indica que esta especie apareció por primera vez en la Tierra hace más de 48 millones de años. Su terminología es tan llamativa como sus movimientos. Igualmente, han topado una medusa que, según un investigador del Mbari, «no es inusual verlas circulando frente a la costa de Chile». Este último es el Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterrey y precisamente en las gradas de Freire Shipyard construyen su nuevo oceanográfico, el David Packard. Está dedicado al fundador de la informática HP.
«Una de las particularidades de esta zona es que la biodiversidad que existe tiene un alto nivel de endemismo», indica Javier Sellanes. Quiere decir que estos ejemplares se encuentran tan solo en esta zona geográfica en todo el planeta. Esta condición argumenta la necesidad de aumentar la extensión de océano protegida. La ONU adoptó el pasado verano el primer tratado para para poder cumplir el objetivo de que en 2030 el 30% de la superficie terrestre y marina del planeta esté protegida.
En Galicia
A lo largo de estos años, investigadores del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM) han defendido el papel que puede jugar el Parque Nacional de las Islas Atlánticas a la hora de diseñar medidas de gestión para cualquiera de las especies. Consideran «imprescindible» una comunicación de confianza y responsabilidad con el sector pesquero para favorecer la compatibilidad de los objetivos de conservación. Durante años, muchos intereses han chocado.