Todos los casos desde 2019 se han dado en la provincia de Pontevedra
05 may 2024 . Actualizado a las 01:58 h.Hay pocos casos de fiebre botonosa en Galicia, pero tienen un patrón común: la gran mayoría se diagnostican en personas del sur de Pontevedra. Desde 2019 hubo 17 contagios, todos en la provincia. Vigo, Redondela, Fornelos de Montes, Ponteareas, Tomiño, Tui, As Neves, Crecente, Mondariz, Marín y O Grove presentaron algún caso, según la última hoja mensual de información epidemiológica del Sergas. Esta enfermedad, también conocida como fiebre exantemática mediterránea, la transmiten garrapatas de la familia Ixodidae, principalmente Rhipicephalus sanguineus, especie que se ha detectado en la mayoría de los concellos de la provincia.
El Centro Nacional de Epidemiología lanzo un informe sobre la enfermedad en el 2023 que incidía en que «es común que no se recuerde picadura, debido a que esta puede ser por larvas y ninfas que pasan desapercibidas». La enfermedad puede aparecer de forma inesperada y el período de incubación suele ser de 5-7 días, pero puede llegar hasta 20 días. Suele producir fiebre, erupciones cutánea que afectan a manos y pies y una lesión necrótica en forma de mancha negra en la zona de la picadura. La enfermedad suele ser leve, pero para pacientes con factores de riesgo puede ser más grave.
La fiebre botonosa es una zoonosis, enfermedades que pasan del animal al hombre. El reservorio habitual es un perro infectado con la bacteria Rickettsia conorii. La garrapata la transmite a sus huevos y larvas, que la tendrán durante toda su vida. Estas, al picar a un ser humano y permanecer adheridas a su piel por varias horas, reactivan las bacterias que producen la infección. Los informes también indican que la enfermedad también se puede transmitir por vía conjuntiva, si la persona, por ejemplo, se frota los ojos con los dedos contaminados tras aplastar a una garrapata.
En las evaluaciones del Sergas no hay ninguna explicación que indique porque en el área sanitaria de Vigo hay más casos. La enfermedad es endémica en toda Galicia, pero en un informe del año 2017 indicaban que «o máis característico» de esta enfermedad en Galicia « é a súa distribución xeográfica. A meirande parte dos casos residen nos concellos do sur da provincia de Pontevedra». Ese mismo informe además incidía en que «debido á distribución das carrachas infectadas e, aínda que non se pode confirmar, é moi probable que os casos ocorridos noutros lugares estean relacionados con aquela zona ben de xeito directo ?visita á zona? ou indirecto ?cans que estiveron na zona?, feito que pode axudar á sospeita diagnóstica».
La investigadora de Universidade de Santiago de Compostela y experta en sanidad animal Susana Remesar explica que la particularidad de la zona no es concluyente. «Lo único que observamos es que en la provincia de Pontevedra se han detectado más casos de la enfermedad, pero eso puede simplemente estar indicándonos que en esa área sanitaria se le presta una mayor atención a la enfermedad y por lo tanto se diagnostica más». Tampoco es seguro que haya una presencia mayor. «Está en toda Galicia, que aparentemente no exista en una zona se debe a la ausencia de estudios. Su presencia está condicionada por las características de su microclima por lo que aunque muestree 300 metros y no la encuentre no quiere decir que no la vaya a encontrar si me desplazo 50 metros.
La mayoría de estos contagios sucedieron en los meses de más calor del año. El calentamiento global está provocando que las garrapatas estén más activas durante todo el año, lo que también aumenta el riesgo. Les cuesta sobrevivir a temperaturas frías, pero subsisten en condiciones de calor si hay la suficiente humedad. La Fundación SOS Lyme, enfermedad que también se transmite con la picadura de una garrapata, avisó que el cambio climático y la mayor actividad de garrapatas «puede multiplicar los casos de Lyme en España». Está ocurriendo también con otras enfermedades. Esta semana falleció un hombre en León de fiebre hemorrágica de Crimea-Congo.