El alegato «inverosímil» del acusado del crimen de Tirán: «Fue una cacería humana contra mí»

J. R. VIGO / LA VOZ

VIGO

Soliño, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Pontevedra.
Soliño, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Pontevedra. MARTA REGUERA

El juicio finalizó este miércoles y el jurado popular empezará mañana la deliberación; la defensa recuerda el caso Asunta para cuestionar las pruebas de ADN, y las acusaciones ven «claro» que el procesado asesinó a su vecina para robar

03 jul 2024 . Actualizado a las 16:21 h.

Balbino Soliño solicitó declarar de último para escuchar primero las declaraciones de testigos que le sitúan asesinando a Cándida Soaje el 3 de julio del 2021 en la propia casa de la víctima, en Tirán, Moaña. Un crimen que implicó maniatar y agredir a la víctima antes de matarla por asfixia. Soliño hizo este miércoles uso de la palabra. Su alegato exculpatorio resulta inverosímil con el recogido en el procedimiento y en el escrito de calificación de la Fiscalía. 

Pero Soliño no solo se declara inocente, asegura ser víctima de una «cacería humana», según declaró ante el tribunal de jurado formado en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra. Balbino añadió que el día del crimen, si bien se acercó a la ventana de la casa de la víctima al extrañarse por ver la puerta abierta y pudo verla tendida en el suelo, no llegó a entrar en la vivienda y negó cualquier relación con la muerte. 

El acusado, que se enfrenta a 25 años de cárcel, explicó que tras observar a su vecina fallecida, se marchó y lo comentó luego con algunos conocidos, pero no avisó al 112 o a la Guardia Civil porque se puso «nervioso» y temía que lo implicaran debido a sus antecedentes (meses antes había sido denunciado por entrar en casa de otra vecina). A preguntas de las acusaciones sobre el hallazgo de sangre en sus zapatillas deportivas y en unos guantes que se encontraron en su domicilio, o las llaves de la víctima, también encontradas en su casa, el acusado alega que un día antes de la muerte de su vecina estuvo en su vivienda ayudándola en tareas del jardín. 

El procesado expuso que ese día sí entró en la casa de Cándida y fue al baño a lavarse las manos. Según su relato, se quitó las zapatillas para no manchar el suelo y con ellas empujó la puerta del aseo ?lo que explicaría el hallazgo de la huellas del calzado en esa puerta--. Ya tras limpiarse las manos, le devolvió la toalla a la mujer. Por eso, intentó justificar durante su declaración, pudo encontrarse ADN suyo bajo las uñas de la víctima

Conclusiones finales

En su informe final, el abogado de la defensa reclamó la libre absolución del acusado, del que ha negado «categóricamente» su implicación en los hechos. Con todo, ha matizado que, en caso de ser condenado, debe serlo por un homicidio y no por un asesinato, al no acreditarse ni la alevosía, ni la imposibilidad de defensa ni la especial vulnerabilidad de Cándida. El letrado subraya que no hay pruebas que sitúen a Balbino en el domicilio de la víctima a la hora estimada de su muerte y, tras cuestionar la credibilidad de los testigos que afirmaron verlo merodear por los alrededores de la casa, también pone en duda la fiabilidad de las pruebas de ADN.  

Para ello, se dirigió al jurado para aludir al mediático caso Asunta, y recordar a los miembros del tribunal que en ese procedimiento se identificaron en la camiseta de la niña restos de semen de una persona que ni siquiera estaba en Santiago cuando la menor fue asesinada. «En los laboratorios se producen contaminaciones, no necesariamente las pruebas de ADN llevan a la verdad», advierte el abogado de Soliño.

Relato con fisuras

Tanto la Fiscalía como la acusación particular coinciden al señalar en sus conclusiones finales que el acusado solo aporta «explicaciones inverosímiles» y ven «claro» que Balbino asesinó a su vecina con la intención de robarle, aunque finalmente no se pudo acreditar ese robo ?por eso se le acusa de ese delito en grado de tentativa-. El fiscal puso en valor en su exposición final que se acredita que el acusado acudió a casa de la víctima para robarle y que «decidió que la iba a matar y lo hizo». Para ello, cometió una «agresión brutal» de forma «sorpresiva», causándole a Cándida numerosas lesiones y, pese a la resistencia de la mujer, estrangulándola con una cuerda tras haberla maniatado.

 Igualmente, la acusación particular, que ejerce el único hijo de la fallecida, recalcó que las justificaciones del acusado «no se les cree nadie», y que asesinó a una mujer de 72 años, con achaques, y que no tenía posibilidad de defenderse. Precisamente, insistió en que, por razón de su edad, la mujer era una persona especialmente vulnerable. El Fiscal solicita que Balbino Soliño sea condenado a 25 años de prisión como autor de un delito de asesinato con alevosía y una tentativa de robo, mientras que la acusación particular reclama la pena de prisión permanente revisable, en atención a esa especial vulnerabilidad. 

Su abogado defensor pide la libre absolución o, alternativamente, una condena por homicidio, y que se tenga en cuenta la circunstancia atenuante de drogadicción, ya que el acusado es consumidor crónico de estupefacientes y el día del crimen había consumido cocaína antes de los hechos. Las sesiones del juicio finalizaron este miércoles y el tribunal de jurado está convocado para este jueves para recibir el objeto de veredicto. Una vez que lo tengan y reciban las instrucciones, los miembros del jurado comenzarán la deliberación.