
Gregorio Rosende es el gerente del Cine Teatro Salesianos, la sala más antigua de ciudad. Sigue proyectando películas los fines de semana y también alquila el espacio para espectáculos y eventos
06 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Con 6 años, Gregorio Rosende ya apuntaba maneras. Como el pequeño Salvatore de Cinema Paradiso, revoloteando entre la sala de proyección, las butacas y la cantina, el exalumno salesiano se las ingenió al cumplir 12 para conseguir ser «fichado» como ayudante en el puesto de gominolas del cine del colegio vigués, aunque entonces el templo peliculero estaba en unas instalaciones distintas a las actuales y en un emplazamiento diferente, donde ahora se halla el pabellón de baloncesto. «El primer cine que hubo aquí empezó en 1968 como sala parroquial, como actividad interna típica de la época donde se impartía la catequesis y poco a poco fueron usándola para poner películas», explica el vigués de 52 años, que se ocupa de la gerencia desde finales de los años 90. «Durante diez años funcionó así, estaba abierta a todo el mundo y tenía capacidad para unas 500 personas y en 1978, al construirse el colegio nuevo, se hizo un nuevo edificio que alberga el cine desde entonces», cuenta sobre esta sala mítica donde, por ejemplo, el grupo Siniestro Total celebró su primer y sonado concierto.
Rosende habla sentado en una de las butacas rojas del Cine Teatro Salesianos, un emblema para miles de vigueses que han pasado por sus asientos como público en obras teatrales, conciertos, monólogos, sede de festivales como el Are More, y espectáculos variados. Muchos vigueses también se han subido a su escenario en festivales de fin de curso y en decenas de eventos más de escuelas y academias enfocadas a las artes. Y otros miles han pasado por su taquilla para ver cine, aunque ha quedado como un reducto de fin de semana donde todavía pervive un modo de disfrutar de las producciones cinematográficas en extinción. Lo confirma por su larga experiencia Rosendo, testigo de cómo poco a poco se apaga la costumbre de acudir a contemplar historias en salas en silencio y oscuridad, y solos o en compañía de otros, ya sean conocidos o anónimos.
La sala de cine más antigua que queda en Vigo es también el único cine comercial salesiano de España y probablemente el único gestionado por una orden religiosa, aunque Rosendo, que es seglar, prefiere no afirmarlo de forma rotunda aunque no tiene constancia de un caso igual.

Actualmente el espacio tiene un aforo de 597 butacas y cuatro sitios para sillas de ruedas. «Somos la sala de cine más grande de Galicia», presume en unas instalaciones que cuentan con una pantalla de 60 metros cuadrados, 7.000 vatios de sonido Dolby 5.1 y un proyector Digital Christie de 16.000 lumen que completan el equipo para disfrutar del cine en pantalla grande. Del otro lado, en la cabina de proyección, sigue en pie el antiguo aparato por el que pasaban las obsoletas bobinas de celuloide. Detrás está el verdadero proyector, una máquina totalmente informatizada que programada y apretando un botón, ha relevado desde el 2014 al operador proyeccionista acabando con el oficio. En este caso, el trabajador ha pasado a ocuparse del bar, que no es tarea menor ya que como recuerda el gerente, «los cines hoy en día viven de las palomitas, los refrescos y las chuches, porque el margen que te queda del paso por taquilla de los espectadores no da ni para pipas, la mitad de lo que ganas se lo quedan los distribuidores y hay muchas más facturas que pagar», lamenta.
Salesianos tuvo en su día más de un millar de asientos de plástico que daban cabida a todo su alumnado. Fueron sustituidas en el 2001 por butacas aterciopeladas y más cómodas. En el piso superior pervive una placa que identifica el gallinero con ese nombre en una placa, pero hace décadas que han desaparecido de sus paredes los cuadros pintados a mano de Bruce Lee, Charles Bronson y películas como El bueno, el feo y el malo. Algunas de aquellas obras siguen almacenadas en el trastero del local a la espera, quizás, de una exposición conmemorativa.
Mientras tanto, Salesianos está a punto de arrancar la temporada, que se reduce a sábados y domingos, y esperan estrenar el próximo sábado, 14 de septiembre, con Deadpool & Wolverine si el representante de Disney tiene a bien concederles el deseo. El cine de acción es el favorito de Rosendo, aunque reconoce que no fue mala idea programar clásicos y cine de autor durante la pandemia fidelizando a cientos de personas que se quedaron huérfanas de ese filón. En su libro de cuentas, Gregorio tiene apuntado que cada año pasan por esta mítica sala alrededor de 80.000 personas, pero desafortunadamente, solo 5.000 para ver cine, lo único que ellos programan ya que el resto son producciones ajenas. Y recuerda que ellos siempre han ofrecido precios más bajos para facilitar a todo el mundo el acceso al séptimo arte, igual que los alquileres para eventos, que plantearon como modo de ayudar a la gente de la ciudad a organizar sus cosas.
Desde 1978
Dónde está
En el número 3 de la calle Venezuela, en Vigo.