El coordinador del Val Miñor, club que ganó 0-29 al Gondomar en categoría alevín, analiza las causas de este tipo de marcadores y las posibles soluciones
02 oct 2024 . Actualizado a las 19:47 h.Son días de reflexión para el Val Miñor, pero una reflexión que no es nueva, sino que ya se viene haciendo desde hace tiempo. Su equipo Alevín B superó al Gondomar por 0-29 en la primera jornada de liga en Segunda Futgal Alevín el pasado fin de semana y nadie está cómodo con lo sucedido, que supone un gol encajado para el equipo local cada menos de dos minutos. «El entrenador, muy fastidiado, nos planteó dejarlo por el debate agresivo que se generó», dice el coordinador del club, Álex Villar.
El técnico en cuestión hizo «todo lo posible, lo que se le ocurrió en el momento» para evitar un escenario así. «Es lo que haría cualquier persona normal», argumenta el también entrenador. Es partidario de debates internos, pero no de «fustigarse» por algo de lo que cree que no son culpables. «Aquí hay varios actores: los equipos y, sobre todo, la Federación. No debemos estar en el punto de mira», defiende.
Desde la entidad nigranesa, con gran tradición en el fútbol base gallego, recuerdan que los clubes forman los equipos, los organizan y entrenan con ellos para competir de la mejor manera, sin que eso signifique en ningún caso querer arrollar al rival que haya enfrente. «Se hace todo lo posible para evitar goleadas, pero las propias normas a las que se recurre con ese fin pueden provocar situaciones aún más bochornosas o dañinas que el resultado en sí», señala recordando que «hay mil: marcar solo de cabeza, dar 20 pases antes...».
Expone Villar que se suele apostar por «poner a los más flojos, cambiarlos de posiciones, pedirles menos toques...». Insiste en que dar 80 pases, jugar con un futbolista menos o llegar a portería y no marcar «es igual de humillante o más» y habla de la filosofía que guía sus pasos: «Todo el mundo quiere ir a competir y que sea una cosa digna. Cuando vas a un torneo, preguntas por el nivel para mandar a un equipo acorde, que no esté ni muy por encima, ni muy por debajo, que sea un acosa competida, ganen o pierdan, qué más da».
Considera que muchas veces «se trata de evitar el resultado en el periódico», igual que con la opción de dividir por cuartos. «Si metes 500 goles en un cuarto, el resultado es 1-0, pero a esos niños les metiste 500 y el dolor esos chavales lo viven igual», razona. ¿Qué se podría hacer, entonces? «Lo mejor es organizar las categorías, que haya más por nivel y que cada club valore su preparación para participar. Es una responsabilidad de todos. Yo no voy a los Juegos Olímpicos si sé que me van a meter para adentro», sostiene. Y agrega: «No entra en la cabeza de nadie pensar que vamos allí con la idea de meter 29 goles».
También parece buena opción organizar una liga recreativa, sin ascensos ni descensos, donde los clubes inscriban a los equipos con menos nivel, algo que se habló en prebenjamines. «Sobre eso, me decían que siempre aparece algún listo que mete uno de más nivel, pero creo que sería un mal menor. Ya se le llamaría la atención y se corregiría, pero pienso que la solución pasa por ahí», afirma. De momento, en la misma categoría del 0-29 hubo varios resultados con diferencia de más de quince goles, aunque el suyo fue el más abultado de todos.
Deja claro que no cierran los ojos, que están pensando en hacer un protocolo escrito, pero que resulta muy complicado cuando se dan estas diferencias. «El entrenador ponía el ejemplo de que sacaron de centro sin presión y acabó en córner». Tiene claro que resultados así «no son buenos para nadie». Ese protocolo que meditan hacer establecería por orden una serie de acciones para ir adoptando. «Puede ser cierto que el entrenador, en caliente, no tomara las medidas más adecuadas o no acertara. Un protocolo permitiría tener claro de antemano qué hacer y no tomar decisiones en el momento, tener claros los pasos», analiza. Entiende que es lo máximo que pueden hacer.
Villar lamenta que este partido en concreto ha dado lugar a «opiniones superficiales desde el desconocimiento del tema». Plantea que cuando los grupos se organizan de manera aleatoria: «La primera categoría está equilibrada, pero en la segunda, se mete a los equipos como caigan y se dan estas goleadas. En la segunda vuelta sí que va por niveles» en función de los resultados de la primera. Además, detalla que organizar en función de los equipos del año anterior no resulta en muchos casos, porque el nivel varía mucho de unas generaciones a otras.