«Nos tratan como turistas de segunda, pero somos unos privilegiados»

Monica Torres
mónica torres O PORRIÑO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Más de 130 autocaravanas estrenan el área de servicios de O Porriño

05 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Jubilados, trabajadores, jóvenes, adultos, principiantes, veteranos... Y todos ellos, con el mundo por montera. Mientras la inmensa mayoría de los mortales vuelve a casa, en O Porriño aún huele a vacaciones. Este fin de semana han desembarcado en el municipio unas 300 personas que viajan con vivienda a cuestas para estrenar el área de caravanas que el Concello ha habilitado en pleno centro urbano. Son más de 130 autocaravanas de AGA, que es la asociación gallega de este tipo de vehículos y también la más numerosa de España. «A la gente que prueba le gusta tanto que repite, por eso cada vez somos más», explica María del Mar García, presidenta del colectivo.

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El ambiente es de fiesta. «Aunque nos tratan como turistas de segunda categoría somos unos privilegiados», dicen Fina y José Manuel, de Narón, Lo refrenda el grupo de amigos «pero ya casi familia, porque así nos tratamos tras tantos años en la asociación», que ya habían estacionado ayer a media mañana. Los primeros en llegar fueron los veteranos, los que además de «viajar con total libertad» ya no tienen que cumplir con horarios laborales. «Desde febrero hasta noviembre vivo en la autocaravana. Solo para dos meses porque los días son demasiado cortos», dice el mayor del grupo y único que viaja solo, «aunque siempre estoy rodeado y me reencuentro con amigos». Se llama Manuel Fernández, tiene 81 años, es de Lugo y pilota su autocaravana desde que pasó a la reserva como guardia civil en 1995. Ahora, hasta que el cuerpo aguante. «Viajar es maravilloso a cualquier edad y, con la casa a cuestas es un lujo que te engancha en cuanto lo pruebas», sostiene.

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También del norte llegan Julio López y María José Peaguda. Estos coruñeses que ya acampaban de novios compraron su primera caravana cuando se convirtieron en padres «para mayor comodidad y que el niño socializara». A medida que crecía el primogénito lo hizo el vehículo. Tuvieron una furgoneta y, cuando el vástago se independizó, ellos se pasaron a la cámper, pero se les quedó pequeña y ya jubilados ambos desde el año pasado «no pisamos la casa». «La convivencia en pareja en quince metros cuadrados es una prueba de fuego. Si no se rompe, te une para siempre», dicen tras miles de kilómetros de experiencia recorridos en más de tres décadas.

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«Nosotros somos glamurosos, en tienda, con mochila a cuestas o en autocaravana», dice María José mientras muestra el closet que aparece tras una minúscula puerta «con ropa para todo el año y cualquier evento. «Preferimos no entrar en las grandes ciudades, aparcamos en el entorno y vamos al centro de París, por ejemplo, en moto o en quad», señala esta pareja que ya tiene en mente su próximo circuito por los países del Este y el Mediterráneo. A Fina y José también les puso en ruta la llegada de su hijo Gustavo, hace casi cincuenta años. «Es como estar en casa. Cuesta unos 130.000 euros, como un piso, pero no lo cambiamos por nada, dicen.

La primera autocaravana de Manuel Víctor y Pepi les tocó en una feria de París en 1999. «Era nuestro sueño», afirma la pareja, que se conoció en un campo de fútbol galo. Su juego impresionó tanto al entrenador que, cinco décadas y tres hijos después, vendieron y regalaron «todo lo que teníamos para recorrer el mundo». «Para los franceses, la libertad es fundamental», dicen.