Juan Miguel González: «En O Calvario hay conciencia de ser un barrio diferenciado»

VIGO

JAVIER TENIENTE

El miembro del Instituto de Estudios Vigueses publica la historia de la zona desde su nacimiento a finales del siglo XIX

15 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Juan Miguel González-Alemparte Fernández acaba de publicar el libro Historia do barrio de O Calvario, un proyecto editorial impulsado por la Asociación de Veciños do Calvario. El historiador y miembro del Instituto de Estudios Vigueses afrontó este trabajo con el objetivo de divulgar la historia del barrio entre los vecinos. Parte su relato del año 1890.

—¿Qué ocurre en 1890 para iniciar en ese año el recorrido histórico?

—Antes de esa fecha era una zona rural, pero estaba bien diferenciada. Era un espacio distinto de Riomao y A Portela, dos zonas que entonces no pertenecían al Calvario. Este territorio ya estaba diferenciado de otros espacios en el Catastro de Ensenada, en 1753. Sitúo ahí el comienzo del libro porque son de esa época las pocas casas antiguas que quedan, se pueden ver en sus fachadas las fechas de 1891 y 1895. También en esa época comienza a aparecer esa denominación en la prensa como barrio.

—¿De dónde viene el topónimo?

—Hay dos teorías, que no son excluyentes. Según me comentó oralmente Lalo Vázquez Gil, que fue cronista de la ciudad, en un plano que vio de las propiedades de los marqueses de Casa Goda había tres cruces, como en el calvario del Nuevo Testamento. La otra teoría, que a mí me parece más sensata, es que el nombre viene de la palabra latina calvum, que significa monte sin plantaciones. Pero, claro, ese topónimo tiene su origen en la Edad Media y el paisaje pudo haber cambiado mucho en los últimos siglos.

—¿Dónde nació el barrio?

—El barrio sigue la línea de la antigua carretera que unía Vigo con Villacastín, lo que hoy llamamos calle de Urzaiz. Cuando la calle alcanza la meseta, cerca de los Llorones, ahí se encuentran las primeras casas y las más antiguas. El barrio fue creciendo hacia arriba y los lados. Una calle importante, que también apareció pronto, fue la de O Cristo, que tiene su miga.

—¿Por qué lo dice?

—Porque allí se desarrollaba el antiguo mercado al aire libre. Después ya se construyó la plaza de abastos actual. Se eliminó el mercado al aire libre debido a que presentaba malas condiciones sanitaria. El mercado es uno de los edificios más emblemáticos de O Calvario. Sus planos son de 1916 y fuero realizados por el arquitecto Jacobo Esténs. Sin embargo, la obra se retrasó mucho debido a que no encontraban los terrenos adecuados. Finalmente, se inauguró en 1925.

—¿Nació como un barrio obrero?

—Era un barrio popular. En 1935, por ejemplo, cuando nos dejaban a los historiadores ver los padrones, dos tercios de la población eran calificados como jornaleros, es decir, trabajadores sin preparación y con empleos precarios, y obreros, aunque estos eran menos que los primeros.

—Otro mito del barrio es el apelativo de la Rusia chica. ¿De dónde viene?

—Lo creó el franquismo. En realidad, con ese nombre se referían a Riomao. El nombre es debido a que allí hubo varios radios, las células del Partido Comunista. Después, durante el golpe de Estado de julio de 1936, en O Calvario, hubo barricadas para oponerse a los militares golpistas. Exceptuando las Gándaras de Budiño, O Calvario fue el único lugar en la provincia donde se levantaron barricadas.

—¿Había fábricas?

—Muy pocas, la gente iba a trabajar a Vigo y el tranvía era fundamental para desplazarse. Pero, en la calle de O Cristo llegó a haber una fábrica dedicada al prensado de sardinas y sardinas anchoadas. Fue en los años treinta y cuarenta y perteneció a José Rodríguez. Llama la atención una fábrica de esas características tan alejada de la costa.

—¿Cómo estructuró el libro?

—Abarca asuntos como la toponimia, los orígenes, sociedad, demografía, economía o algunos personajes, como son los casos de Bandeira, fundador de Bodegas Bandeiras, o Ramón Quintela, uno de los apóstoles del agrarismo. También dedico un capítulo a la arquitectura, con especial atención al mercado. El libro concluye con la anexión de Lavadores a Vigo. En esa época, los concejales se repartían entre O Calvario y Teis.

—¿Qué es lo más destacado desde el punto de vista arquitectónico?

—Hay buenos edificios. En 1916, Pacewicz diseñó una casa para un constructor y lo hizo imitando los chalés que había en París en el entorno del Sena. Después se transformó en el sanatorio de los doctores Amoedo y Corbal. Otros interesantes son el edificio de La Caja, de Cominges o el edificio de Boleiro, donde está la cafetería Alaska.

—¿Es de esa época la expresión bajamos a Vigo?

—Sí, en todo Lavadores se sigue empleando. En O Calvario hay conciencia de ser un barrio diferenciado.